jueves, 20 de junio de 2013

Manipulador.

Chrisley: Ashley Purdy & Christian Coma.

Cualquier cosa que hagas puede hundirte.

“Ashley Purdy: Abre su tienda de ropa en Los Ángeles”
¿Conforme? No, satisfecho. 
Había recibido al menos quinientas peticiones sobre una línea de ropa. A mis fans les encantaba todos los complementos y accesorios que utilizaba en mis conciertos. A pesar de haberlo dudado un poco al final me pareció una buena manera de hacerme más famoso, porque queda claro que soy Ashley Purdy, el bajista más exitoso de todo el mundo —O al menos de Los Ángeles—. También tengo mi página oficial y cada día gano al menos unos diez mil dólares. Ah pero sí con esto me volveré más rico que Michael Jackson o Madonna.
Estaba en una de mis visitas a mi tienda —por ahora única— en el centro de la ciudad mientras hacia un inventario de todo lo que estaba por venderse o lo que ya se había vendido. Eran como las once de la noche y yo seguía ahí, solo, todo el mundo había salido aproximadamente unas dos horas y yo por ser todo un obseso con mis cosas, saliendo del concierto de mi banda me eh venido tan rápido para poder hacer esto y tomarme el día siguiente como libre. No era un obseso, era sarcasmo, solo que el fin de semana estaba hecho para tocar a las chicas entre las piernas y a mí me encantaba situarme ahí y llevarlas de paseo al mundo de la vaca.
—Ya acabé—. Murmuré para mí soltando un suspiro y observando mi lugar iluminado con una suave luz perfecta para visualizar todo pero no tan potente.
Guarde mi inventario en un folder para luego colocarlo en mi pequeña caja fuerte de mi oficina escondida. Claro, no me apetecía el que mi oficina estuviera enfrente de los gritos de las chicas moja-bragas. No es que me molestaran, pero a veces son muy agresivas y suelen correr hasta mi, aventarme uno que otro brasier o tangas y bueno, digamos que así no me gusta mucho la idea.
Tomé mi chaqueta y me dispuse a salir del lugar cuando un timbrazo me hizo saltar después de sentir un mini ataque al corazón. Joder que susto. Palme mis bolsillos de la camisa y los del pantalón sin éxito, ¿Dónde estaba? Dejó de escucharse por un momento y a los segundos comenzó a sonar de nuevo. Comencé a darme vueltas en mi lugar, como un perro que juega con su cola y la quiere alcanzar, pero yo quería buscar mi móvil. Caminé tratando de no perder la audición clara y lo vi en el mostrador. Ah pero si seré idiota y despistado, estaba a punto de dejarlo ahí. Me acerqué aunque este de nuevo ya había dejado de sonar y lo tomé.
—“Número desconocido” Uhm—. Fruncí el entrecejo y los labios un poco extrañado. Difícil que alguien consiguiera mi número. No regresaría la llamada ni loco, tal vez solo se habían equivocado.
Lo guardé en el bolsillo de mi pantalón y saque las llaves de mi chaqueta. Salí del pequeño local y me dedique a cerrarlo con miles de seguros y candados más la alarma anti-robos.
Caminé sacando un cigarrillo y encendiéndolo mientras llegaba a mi auto. Pasé por un parque desolado y bueno, la verdad es que no tenía ni un poco de sueño, así que me senté en una banca que se cruzo por mi camino y comencé a dedicarme únicamente al cigarrillo entre mis labios.
Di un respingo en mi lugar al sentir como mi pierna vibraba. El puto móvil de nuevo. Sujetando el rollito con mis labios me ayudé con ambas manos para sacar mi Iphone del pantalón. Cuando pude ver la pantalla me extrañe aún más que antes.
De nuevo el número desconocido.
Me estaban hablando a mí. Dudé un poco en contestar, pero si ya iban tres veces, era mejor contestar ahora.
—¿Bueno? ¿Diga…?
—Hola Ashley.
Esa voz… ¡Joder!

Ash, ponte en cuatro, ahora—. Me ordenó.
—Bueno y a ti ¿Quién te manda a ordenarme cosas? —.
—Mira, o te mueves por las buenas o te empujo y te la meto por las malas
—.

En mi vida me había sentido tan humillado. No quería volver a caer, no. Pero… ¿Cómo me encontró?
—Christian—. Suspiré.
—Hey, pero que ánimos, ¿Acaso no te pones a brincar de gusto, al saber que de nuevo te eh encontrado y podré hacerte feliz como te gusta? —. Su voz chulesca me recorrió en forma de escalofrío.
—Vale, ya te dije, estoy arto de que me humilles, no sé como eh caído tantas veces contigo, ahora déjame en paz ¿Sí? —. Solté con un solo suspiro.
—Ahh, pero mira que te resistes ¿Eh? Eso me pone más—. Rodé los ojos. —Vale, quieres verme ¿Ahora?
—No, ya no vas a chantajearme, no de nuevo—. Comenzó a reírse.
—¿Qué sucedería sí en internet… se cuelga un video del famosísimo Ashley Purdy teniendo sexo con un desconocido para el mundo de la fama? —. No es cierto. La boca se me seco y el cigarrillo que había estado en mis labios se cayó de esta llegando al suelo y chocando con la punta haciendo que se apagase al contacto. —Vale ¿Qué dices? .
—Es mentira.
—No, no es mentira—.Mis ojos se aguaron y me sentí tan indefenso—. Grabé nuestra última vez, ¿Lo recuerdas?

¿Qué haces con eso?
Sonríe a la cámara guapo.
No es gracioso, quita eso de mi cara—. Le pegué un manotazo—. Quítala ¡Ahora, Joder! Y apágala.
Bien, bien, prrff ni porque estás acostumbrado a estas mierdas—. La colocó en la mesita al lado de la cama y pude ver como el foquito de encendido seguía prendido y el lente de la cámara seguía fuera de esta apuntándonos, pero antes de que pudiera reprimirlo, me besó en los labios y se restregó contra mí tan bien, que no pude evitar soltar un gemido ahogado olvidándome de lo demás.

Joder, Pero ¿Qué eh hecho?
—No…—. Murmuré
—Mira, si tú no me crees es tú problema, yo puedo vender el video, colgarlo o tirar muchas copias en la calle, a mi no me afecta—. Estaba amenazándome, su voz era dura.
—No te atrevas.
—Lo haré.
—¡Que no, que no, que no!
—Entonces… ¿Quieres verme de nuevo? — Dijo divertido. Vale, ya sabía lo que tenía que responderle, pero obviamente no quería.
—¿Dónde? —. Pregunté cerrando los ojos con fuerza.
—Vale, eso es lo de menos—. Respondió. Comenzó a darme mucho frío y mi cuerpo comenzaba a temblar como gelatina. Mis dientes ya chocaban entre ellos. — ¿Ahora?
—¿Qué? — Pregunté extrañado no entendiendo lo que intentaba decirme. Un escalofrío me recorrió el cuerpo y tome mi chaqueta poniéndomela y cerrándola hasta arriba.
—Que ahora—. Escuche la voz detrás de mí y ya no por el móvil. Oh joder.
Me quedé quieto como una estatua, no quería voltear, estaba aterrado. Sus brazos recorrieron mi cuerpo y se situó a mi lado, sentándose en la misma banca que yo. Lo miré sobre el rabillo de mis ojos. No quería voltear completamente. No quería mostrar que me asustaba.
—¿Me estas siguiendo? — Dije con el móvil aún pegado a la oreja a lo que el río y lo quito con sumo cuidado y lo acerco a él aplastando unos botones, cortando la llamada.
—No ¿Cómo por qué lo haría? —. Como si no fuera obvio. Su mano se levanto hasta mi hombro y comenzó a delinearlo con la yema de sus dedos.
—¿Por qué? — La voz se me quebró—. Fue un error, pasado, hace tiempo… ¿Por qué sigues buscándome?
—¿Eres tonto Purdy?  Te dije que me gustabas. —. Me dio un pellizco cuando llego a mi cuello y yo solté un gritito de dolor.
—Sí, gustar como una noche de sexo nada más, no como otra cosa—. Me hice hacia un lado tratando de evitar que me siguiese tocando.
—No eh dicho que me gustes como otra cosa—. Me mordí el labio rogando por que no pensara lo que yo había pensado cuando dije eso. —Pero sé que yo a ti sí—. Bien, si lo había pensado.
—Es mentira—. Le corté rápidamente.
—No, no lo es, por que estas temblando—. Comenzó a acercarse a mí. Alarmado me levanté en menos de un segundo y comencé a respirar rápidamente, exhalando el aire por la boca formándose un vaho. La temperatura seguía bajando y yo temblaba más.
—¿Y eso que te importa? ¡No puedes saberlo! —Grité exaltado sintiendo mi cara mojada, mis manos y mi cabello. Oh joder. Más drama no puede existir.
—Claro que puedo—. Se levantó situándose a mi lado, levanto la vista y frunció el ceño al ver que miles de gotas nos bañaban a los dos en plena madrugada. Y sin que me lo esperara me abrazo contra su pecho fuertemente. Me quedé callado sin saber que decir.
No dije nada, solo me deje abrazar por la simple razón de que me estaba muriendo de frío y él me trasmitía calor. Me aferre a su abrigo pues mi chaqueta no ayudaba mucho. No supe si temblaba por frío, por miedo, o por felicidad descontrolada.
—¿Y tú coche? —. Pregunto aún sin soltarme.
Sin contestarle con mi voz señale el otro lado de la acera. Ahí estaba un coche completamente negro modelo del año, aparcado, pasando desapercibido con la oscuridad de la noche. Comenzamos a caminar aún sin romper ese “abrazo” tan cálido. Estaba pensándomela fuerte en si darle una patada o una mordida y salir corriendo, pero realmente no quería. Y lo peor de todo era que él jugaba conmigo como si fuera un muñeco, me manipulaba y yo me dejaba hacer. No podía contra él o quizás sí, pero me daba miedo decirle lo que no me gustaba y que me dejara. Y eso era lo peor, porque eh buscado maneras de deshacerme de él, sin embargo me encuentra y lo hace más difícil.
¿Cómo podía yo ser tan manipulable? No lo sé.
Su mano se deslizo por mi espalda hasta llegar al bolsillo trasero de mi pantalón. Di un brinquito y me aleje de su mano, él río y sujeto más fuerte y volvió a hacer lo mismo. Me mordí el labio inferior  aguantándome un gemido, que por su puesto no debía salir de mi boca, no sí tenía orgullo. O algo así.
Saco la llave de mis pantalones y me llevo hasta el lado del copiloto, abrió la puerta y me metió casi de un empujón, me metí como pude acomodándome en el asiento pues caí de boca. Cuando me di cuenta, Christian estaba entrando y encendiendo el coche casi todo al mismo tiempo. Yo aún no captaba la situación desde mi lugar, tenía ambas piernas flexionadas en el asiento y estaba girado hacia él. Baje las piernas y me giré hacia enfrente parpadeando varias veces, pero no dije nada, no sabía que decir, que era lo correcto para la situación.
El iba manejando muy concentrado y yo seguía con el ceño fruncido sin saber que hacer, además de que claramente me estaba muriendo de sueño, ya debían pasar por lo menos de la media noche y yo aún estaba agotado del concierto y de mi trabajo. Que vida la mia.
Unos quince minutos aproximadamente más adelante se detuvo.
—¿Te vienes conmigo? —. Preguntó girándose hacia mí. Estúpido, vaya que tenía maña.
—Pues ya estoy aquí—. Fue mi respuesta, luego me giré y vi un edificio medio oscuro. —Tú casa…
—Departamento—. Corrigió él y bajo del auto.
Bajé también antes de que él corriera a abrirme la puerta. Entre menos contacto mejor. Apenas puse un pie sobre la acera, él cerró la puerta del auto de un portazo jalándome hacia él.
—Déjame decirte que no necesitas tanta fuerza para cerrar la puerta—. Le dije indignado, por que se le había pasado de mano con mi auto.
—Es lo de menos ahora—. Y lo cerró.
Me estaba jalando del brazo para que entráramos rápido al edificio mientras yo quería enterrar las uñas de los pies en el suelo para no moverme más. Estaba dejando todo mi peso para que le fuera imposible llevarme, pero digamos que también quería, así que por momentos avanzaba unos cuantos pasitos.
Llegamos al elevador y en cuanto se abrió más me metió con la misma violencia que al auto y cuando me sacó del mismo, solo que ahora llegó más lejos. Me aventó hacia la esquina y me acorraló con su cuerpo abriéndome las piernas. Solté un gemido y Christian se río en mi boca. Ya estaba besándome.
Me aturdí por lo rápido que estaba pasando todo, sin pensarlo me deje hacer con ambas manos en su pecho.
—Manipulador—. Logré articular cuando logré apartarlo un poco de mi boca. Me estaba quitando todo el aire que había en mis pulmones.
En cuanto llegamos a lo que era su piso, de la misma forma. Me tomo del brazo y comenzó a andar rápido hacia su departamento. La abrió casi de una patada y me introdujo empujándome a lo que yo di unos brinquitos y me detuve antes de verlo todo.
—Uh…—. Solté. Era guapo el lugar.
—¿Gracias? —. Me giré para ver su rostro y se relajó. Ya no se veía imponente ni agresivo como lo había estado allá afuera.
—¿Qué pasa contigo? Primero… Me tratas horrible y me humillas y luego… eres otra persona—. Se hundió en hombros.
—Bueno, no te importa—. Se quitó su abrigo y lo imité pues su departamento era cálido. Para mí perfecto.
Me tomo de ambos brazos y atrapo mis labios con sus dientes empujándome hacia atrás hasta que caímos en un gran sofá de piel. El sobre mí. Estaba muy frío el sofá  así que me pesque de su cuerpo colgándome como un mono, Christian se río de mí y agarro mis manos para que lo soltara haciendo fuerza y hundiéndolas a cada lado de mi cabeza. Me pareció excitante.
Solté aire y me soltó, cerré los ojos y comencé a hiperventilar, joder, no de nuevo. Sus manos se introdujeron bajo mi delgada camisa. Comenzó a desabotonarla poco a poco dejando mi pecho al descubierto por él. Me estaba poniendo y no debía.
Me gustaba, y eso no me lo iba a perdonar.
Me quité la camisa como un loco, enfermo necesitado de sexo y tiré de la suya, estrujándola entre mis manos para quitársela, deseos que yo mismo intentaba controlar pero me eran imposibles. Su mano  bajo hasta mi trasero y lo apretó con saña. Rompió todos mis esquemas y yo tiré de una patada la barrera de mi orgullo.
Tome su playera negra y delgada y tiré hacia arriba quitándosela como un depravado. Por dios que era tan flaco sin toda esa ropa encima, pero que aún así no dejaba de verse tan hombre. Mi hombre.
Comenzó a respirar cerca de mi rostro y me mordí el labio.
—Estas sudando—. Susurro en mi oído, para después propiciarme un lametón en el lóbulo de la oreja y se alejo para mirarme.
Desabrochó mis pantalones tirándolos bruscamente hacia abajo. Me dolió pero por la erección que estaba bajo mi bóxer. Solo por eso. Ya no había otra cosa que me doliera. No por ahora.
Estaba casi desnudo frente a sus ojos y el no dejaba de mirarme.
Su mano se paseo de mi nuca hasta mi espalda baja para después meterse bajo mi ropa interior. Cerré los ojos mientras sentía su mano tanteando buscando atentamente un lugar que solo él había tocado unas cuantas veces. No, no, no, no.
Quité su mano de ahí con violencia y él me miro extrañado. Vale sí, me estaba gustando y ya comenzaba a tener una puta erección que ahora me dolería y debía descargar, pero no así, no.
—No quiero—. Le dije cuando sus manos me tomaron del rostro y me obligaron a verlo.
—¿Qué no quieres? —. Frunció los labios.
—Esto… ya sabes.
—Entiendo… ¿Sabes algo? —. Me preguntó y le miré con un pequeño gesto que más bien parecía mueca.
—¿Qué cosa?
—Existe ese video…
—Vale, véndelo, adelante no quiero tener sexo, no así, prefiero que lo vendas—. Uish eso no. —Mentira, no lo vendas—. Me retracté enseguida y el soltó una carcajada.
—Vale, no lo haré, ni tampoco tendrás sexo conmigo si no quieres.
—¿Qué? — Le pregunté extrañado.
—Se mi novio y listo.
—¿Estás loco? ¡No puedo ser tu novio!—. Le dije empujándolo para poder levantarme.
—Huy, ¿Por qué no? .
—¡No! ¡Sabes lo famoso que soy! No puedo andar contigo de la mano por ahí.
—Vale, bueno no seas mi novio en público, solo aquí—. Acaricio mi cadera, mi cintura y mi pecho. Oh pero que suaves manos. Toscas, pero suaves.
—Oh, haber ¿qué me dices?
—Me gustas un montón Ash.
—Oh mierda, ¿Qué yo que? — Puse una interrogante en mi cara muestra de que no estaba captando nadita y volvió a reírse besándome en los labios. Me separé y giré la cara. Aunque estaba intentando levantarme el seguía sobre mi haciendo presión impidiéndome sentarme correctamente. —Háblame claro ¿sí?
—Sólo quédate conmigo, no te pido que me tomes la mano en la calle, ni que me beses, ni que salgas conmigo si quiera, solo que te quedes aquí conmigo, todas las noches y en las mañanas, cuando no tengas trabajo ni conciertos.
—¿Pero que me dices? —. Y me dio un zape.
—¡Pues que sí me gustas!
—¿Yo? ¿Gustarte? Estas pero sí bien idiota, haber dime— carraspeé y le pensé un poco—, ¿Quién acaba de amenazarme con vender un video mío? — Le pregunté.
—Ah, con que a eso vamos, lo hizo quien tiene que buscar medidas drásticas para poder tener a la persona que quiere consigo—. Me soltó como si fuera algo que estuviera en su cabeza y no un chantaje. —Estoy manipulándote, porque por las buenas no me quisiste.
—¿¡Qué yo no te quise!? —. Le grité— ¡Por dios, que tú me gustas desde nuestro primer revolcón!, Pero claro, tuve que alejarme porque a cierta persona le gusta hacer asquerosidades conmigo ¡Y yo no me rebajo a eso! ¡Me humillas! ¡Creo que con ser el pasivo en todo esto estoy más que perdido! —. Y me abrazó. ¿Pero qué…?—Perate, perate, ¿Qué haces?
—Vale, dejaré de ser tan maldito… solo di que sí… ¿Sí?
—No, eres un maldito desgraciado, manipulador, hijo de puta—. Se carcajeo en mi cara.
—Ándale.
—No.
—Se mi novio.
—¡Que no! Y quítate de encima, deseo levantarme.
—Y yo deseo que seas mi novio. Se mi novio.
—¿No te vas a cansar de decírmelo? — Le pregunté empujándolo para que me dejara salir y respirar.
—No—. Sonrió—. Di que sí.
—No.

                                                                                 *
—Vale, ya está—. Dejé las hojas del inventario en mi escritorio y tome mi chaqueta.
Caminé hasta la salida del local, de nuevo no había nadie, solo escuchaba como mis finas botas chocaban con el suelo mientras caminaba, me acomodé el cabello, me puse mis lentes oscuros y me puse la chaqueta acomodándomela más de una vez hasta llegar a la avenida.
Ahí estaba mi auto, uf, tan nuevo todavía.
Caminé hasta él con toda la lentitud del mundo y cuando llegué abrí la puerta sin siquiera detenerme a mirar hacia los lados, si algún fan estaba cerca, alguna cámara o… simplemente morbosos que se dejaban llevar por mis últimos chismes, suerte que mi coche tenia los vidrios tintados o sería la muerte para mí.
—¿Cansado?—. Me preguntó y yo me giré para mirarlo.
—Demasiado—. Me quité los lentes y me acerqué a darle un beso.
—Vaya, eh estado aquí durante cuatro horas y al menos han pasado demasiadas personas con su estúpida cámara a tomarle fotos al auto, les eh roto la cámara a tres fotógrafos idiotas—. Encendió el auto y comenzó a manejar hacia algún rumbo. Siempre me sorprendía.— ¿Qué tiene de malo que seas gay? Digo… ya lo dijiste en televisión, pues que se conformen con eso.
—¡De verdad! —. Ignoré eso último—¡Genial! ¡Así ya nadie va a manipularme!— Sonreí con saña.
—Bueno, es algo de lo que no puedes quejarte.
—La verdad no—. Sonreí y me recargué en la ventanilla.
No era malo, no. No me ha tocado más allá de nuevo. Ahora es mi novio. Y el video nunca existió, me engaño. Pero aprendí a quererlo, aún y con sus planes tan perfectos y groseros, además de arrogantes y envidiosos. Pero le amo y mucho.
Christian es un manipulador taaaaaaaaaaaaaan adorable que sí intentara volver a chantajearme, me dejaría hacer cuantas veces él quisiera.




NOTA: Este oneshot es con amor(?) para Andre LM. La pareja no se me da muy bien, pero es lo que pude hacer, no quedó super wow, pero hice lo posible(?)

No hay comentarios:

Publicar un comentario