martes, 29 de diciembre de 2015

Pasteles

¡Hola, otra vez!
Sí, digamos que regalito por Navidades. Igual me animo a volver a escribir.
Mientras, disfruten este O-S que tiene algún tiempo y había guardado para mí.



Sysack
Banner por Rubí Gómez

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—¿Y exactamente, por qué me invitaste a salir? —Preguntó delineando su labio inferior con el dedo índice mientras veía la farola más cercana ignorando su -intensa- mirada. Acomodó su abrigo y cruzó sus brazos sobre su estómago. —Realmente me intriga saber el porqué.

Oliver lo observó y descubrió que el chico, un tanto más alto que él, ojos azules y cabello oscuro y corto, estaba aburrido. Se sintió nervioso y es que todo había sucedido tan rápido. No tenía planes de salir con nadie en los próximos meses, pero Tom, su fastidioso hermano menor, le había hecho colapsar sobre la mesa de la pastelería, y no tuvo más remedio que ir tras ese hermoso trasero pequeño, que si bien, sólo iba a beneficiar a su hermano. O al menos ese era el punto.

Iba a matarlo en cuanto lo viera.

—Parecías divertido. —Fue lo único que dijo y metió las manos en sus bolsillos del pantalón. —Igual, aceptaste mi invitación. Eso es lo que importa, ¿no?

Andy rio y suspiró cansado. —Eres extremadamente molesto, ¿Sabes? Estaba trabajando y no dejabas de molestar. Tenía que callarte de alguna forma y siendo que te había dicho no las primeras veinte veces, bueno…

—Pero ahora estamos aquí. —Oliver decidió botar el tema, interrumpiendo al chico, ignorando lo mal educado que podría verse. Ese chico podría parecer un poco tonto con carita de ángel que necesitaba ser tratado de manera especial. Pero no lo era, para nada lo era.

—Ajá. Y existe la pequeña posibilidad de que te quedes aquí, solo… botado. —Andy suspiró y se colocó de frente a él para mirarlo. —  Realmente estoy aburrido, y no es una excusa. —Andy resopló y Oliver se giró, mirándolo de reojo, apretando sus manos entorno a la tela del pantalón en sus bolsillos.

*/*/*/*

Y ahí estaba él. Su hermano, había rogado para que ambos fueran a comer. Al principio le pareció una tontería, pero siendo que llevaban tiempo sin salir, aceptó. Fue incluso asimilable, hasta que su hermano parecía decidido llevarlo a una pastelería en específico. Realmente, él no era fan de los pasteles, pero cuando Tom pidió dos rebanadas de un pastel de fresa con jugo de arándanos, pudo reconsiderarlo severamente. Llevaban un par de horas ahí y ya habían pedido un poco de todo.

—Esta mierda es deliciosa.

—Suenas como si estuvieras teniendo sexo justo ahora.

—Es porque no hay mucha diferencia… Oh, mierda. —Apretó los dientes y enseguida mordió un nuevo pedazo de panqué.

—Basta, no necesito imaginarme a mi hermano menor follando. —Oliver interrumpió a su hermano, justo cuando este mordisqueaba más de aquel panqué, con glaseado de limón, como si fuesen los senos de alguna chica.

Hum, jodeeeerSaboreó Tom el panqué en su mano y rascó su cuello. —Esto es lo más jodidamente delicioso que haya comido en toda mi vida y te puedes ir a la mierda si crees que no es así.

Oliver rio y mordió la tarta de fresa, frambuesa y zarzamora que tenía delante de él. La explosión de sabores en sus papilas gustativas fue lo que le hizo cerrar los ojos y soltar cierto sonido sexual. Su hermano se carcajeó con el panqué masticado en la boca y escupió una porción en la cara de Oliver, quien al sentir la papilla en su cara escupió su propia porción sobre el plato.

—Basta, que asco, hombre. Estás echándome la mierda encima.

—Oh, jodeer, pero que ricura…—Murmuró Tom y Oliver un poco molesto por los sonidos sexuales de su hermano se giró hacia él y golpeó el panqué que tenía en las manos. Tom reaccionó sintiendo como aquel panecillo suave y dulce dejaba sus manos y volaba lejos chocando con el suelo y rodando un par de veces más. —¡Tiraste mi panqué, estúpido! —Gritó frustrado y en su arranque de furia, del mismo modo que su hermano, golpeó el cubierto, con porción de tarta que iba en dirección a la boca de Oliver, mandándolo lejos.

—¡Y tú no dejas de hacer sonidos sexuales cada que muerdes esa mierda, joder! ¡Tiraste mi cubierto! —Gruñó Oliver y su frente se arrugó de tal manera que parecía que algo le había caído mal al estómago.

—¡Esta última vez estaba hablando de él! —Tom se giró un poco y señaló al chico que estaba parado junto a la caja registradora anotando un sinfín de cosas en una libreta pequeña y miraba constantemente algunas hojas en el mostrador.

El chico en cuestión, alto, delgado, moreno de bote y pálido con algunos tatuajes adornando su piel. Se movía con delicadeza por el interior del mostrador haciendo cuentas, cálculos, preguntándole cosas a la cajera, y entrando y saliendo constantemente de la cocina.

—Ese chico, es el hijo del dueño de la pastelería. Perfecta combinación, ¿eh? —Tom alzó una ceja y colocó ambos brazos cruzados sobre la mesa mirando a Oliver. Éste sólo asintió lentamente mientras veía como el chico se humedecía los labios y continuaba escribiendo.

No vio a Tom sonreír, él chico, de verdad era muy guapo.



—Esto… Hola. —Dijo Oliver bajito, cabizbajo  y jugando con una basurita de popote en el mostrador. Estaba nervioso y su voz salió tan débil que aunque se acercó lo suficiente, su saludo no fue respondido por aquel muchacho alto y guapo quien al parecer tenía cosas más importantes que saludar a un cliente de su pastelería.

Oliver se rascó la nuca y giró para mirar a su hermano quien alzaba los pulgares y hacia muecas animándolo a hablar. Tragó saliva y se giró dispuesto a hablarle más directamente al chico de melena negra que estaba junto a la caja registradora, pero cuando llevó la mirada hacia el lugar dicho, ya no había ninguna persona erguida frente a la caja haciendo cálculos. No. Sólo había una figura encorvada con el trasero al aire diciendo maldiciones y moviéndose torpemente con la cabeza en el suelo.

—Hum ¿Hola? —Oliver casi gritó haciendo que el chico levantara la vista del suelo, donde había muchos papeles tirados. Aquel chico era difícil, se notaba, le estaba atravesando el cuerpo con dagas invisibles hasta que notó algo bastante peculiar y hermoso. Sus ojos eran azules y era fácil perderse en ellos.  

—Uhm ¿Hola? ¿Vas a ordenar? En un momento te atienden. —Habló el chico regresando a su asunto con el montón de papeles tirados en el suelo.

—Yo quería, hum ¿hablar? contigo. ¿Eres el Jefe, no?— Dijo Oliver y se recargó de nuevo en el mostrador en una pose que se supone debía inspirar confianza.

—Oh, bueno, si alguien se ha portado mal contigo, podrías poner una queja y dejarla en el buzón de quejas y sugerencias que esta por allá. — Señaló Andy, un extremo del mostrador. — Estoy seguro que no fue a propósito, pero lo tomaremos en cuenta. Nosotros siempre tratamos de hacer sentir cómodo al cliente. Ahora…

—No, no es eso—Se apresuró a decir calmando el rollo que el chico de ojos azules estaba soltado demasiado rápido y con voz profunda y gruesa. Apenas dichas esas palabras, el chico de los ojos azules que estaba en el suelo con el trasero al aire se levantó y lo encaró. Notó que era muy alto y que además tenía un cuerpazo de modelo. Esa camisa blanca y el pantalón de mezclilla con los botines, que había alcanzado a ver, le daban un aspecto refinado. Con sus pensamientos vagando se mordió el labio y el chico de ojos azules alzó una ceja. Miró su gafete. Se llamaba Andy B.

—¿Y bien? ¿Entonces qué es lo que querías?

Oliver carraspeó y ajustó su playera con estampado de gato, secándose las manos sudadas en el acto. Invitar al chico a salir al principio le había parecido demasiado estúpido, y fácil, sólo para poder comer panqués y pasteles gratis a toda hora, además de conseguir la receta y hacerlos en casa, sin embargo ahora, invitar al chico a salir parecía toda una odisea que Oliver no estaba del todo seguro cumplir.

—Verás. Yo he estado aquí y estaba comiendo un rico panqué, por allá. —Señaló la mesa, pero enseguida se dio cuenta que estaba actuando como un idiota. Agitó la cabeza y continuó. — Creo que son los mejores de la ciudad. Sí, sí. —Andy soltó un sonido molesto y miró su reloj. Oliver se puso más nervioso. —Lo que quiero decir es que, estaba ahí sentado y entonces te vi… y me pareciste una persona interesante.

—¿Estás intentando ligar conmigo? —Preguntó el morocho y Oliver abrió los ojos. Andy había sonado rudo e incluso molesto.

—Yo… Bueno, sólo quería invitarte a tomar algo… Un día de estos… ¿Hoy? —Oliver se rascó la mejilla y disimuladamente se giró para mirar a su hermano, pero lo que vio lo dejó escéptico. Había una docena de chicos y chicas atrás de él mirándolo con recelo, como si quisieran comenzar una pelea sin que él se hubiera enterado del porqué. Pero luego lo supo.

Se giró de nuevo encarando a Andy, que resultaba ser como un pedazo de carne entre leones, pero se sorprendió cuando éste ya no estaba parado frente a él. Estaba sentado lejos de él, sobre un taburete, y de nuevo estaba con una pequeña libreta haciendo cuentas mentales y dando órdenes sobre qué poner, quitar en el local y qué dar al cliente además de suficiente atención.

Oliver se giró de nueva cuenta hacia su hermano, concentrándose específicamente en él, intentando no ponerse nervioso por los pares de ojos que lo veían con detenimiento. Tom rio disimuladamente y agitando la mano instó a Oliver a continuar con su patético ligue.

Rascó su nuca y caminó hacia Andy.

—Oye—Llamó un poco más seguro y un tanto molesto de que Andy estuviera ignorándolo. —Te he preguntado algo.

Andy dejó de escribir y lo miró unos segundos para luego suspirar y soltar un insípido: —No.

—¿Qué? —Preguntó escéptico. Nadie le decía que no. Por supuesto todas eran chicas que querían follar con él y Andy era el primer chico al cual intentaba ligar en serio. Pero bien parecía que su cara bonita no era suficiente para seducirlo y poder invitarlo a salir. —¡¿Por qué no?!
Pudo ver como el chico dejaba a un lado su libreta y lápiz de puntillas para luego ponerse de pie y golpear fuertemente el mostrador.

—¡Me tienes harto! ¿Es que acaso estás ciego? ¡Estoy trabajando y no dejas de molestar! ¡Déjame en paz! No quiero salir contigo, ¿Te ha quedado claro? —Oliver abrió los ojos y si no fuera porque se encontraba paralizado, hubiera volteado en cuanto una docena de risotadas retumbaron en el local.

Había sido patético, pero eso sólo lo enfureció más.  Nadie le decía que no y ese muchacho con cara de muñeca no será la excepción.


—¿Realmente vas a quedarte aquí parado esperando a que salga? Admítelo, hermano, te han bateado.

—Oh, vete a la mierda. Todo esto fue tu culpa, así que jódete.

Tom se rio fuerte y sacudió la cabeza. —Eres un cabeza dura. Me voy.

Oliver se guardó la despedida y se quedó en su auto esperando que Andy saliera del local para poder obligarlo a salir con él. Porque si el chico era duro, él lo sería más.

Y así pasaron de diez a quince minutos, y luego cuando se dio cuenta, habían pasado cinco horas y Andy estaba parado enfrente de la pastelería, cambiando el letrero a “cerrado” y echando llave a la puerta.

Inmediatamente se acomodó sus ropas y salió del auto a toda prisa, tropezándose con sus pies en el acto, importándole poco, y dándose prisa debido a que Andy ya había comenzado a caminar calle abajo.

—¡Hey! —Gritó mientras corría para alcanzarlo.

Andy se giró un momento y se sorprendió cuando le vio llegar corriendo hasta él. Sin embargo, su rostro regresó a ser hostil y continuó su camino como si no lo hubiese visto. Oliver no se rindió, y aunque se sintió ofendido se paró frente a él tomándolo por los hombros.

—¡Sal conmigo, por favor! —Le gritó en la cara.

—¡No! ¿No entiendes? ¡Ya te dije que no, no quiero! —Andy se quitó las manos de Oliver de encima y lo empujó suavemente.

—Oh, vamos. ¿Por qué no? Soy muy bueno. Las chicas se pelean por mí. —Oliver sonrió y se señaló con los pulgares.

Andy rio suavecito. Él chico le daba gracia, era molesto, sí, pero también gracioso.

—Bien, primero, si vas a invitar a salir a alguien, no tienes que hablar de tus otras citas. —Andy palmeó su hombro y Oliver se sintió como tocado por una divinidad. —Y la verdad es que ya tengo pareja.

Oliver lo miró con la boca abierta y lo dejó irse.

Sin embargo eso no había terminado.



A la semana, Oliver había descubierto que Andy le había mentido. No tenía pareja. Lo más cercano a una, era su gato llamado Crow. Sabía que vivía en la zona refinada de la ciudad y que estudiaba Negocios Internacionales, apunto de titularse.

Bueno, realmente, no fue una casualidad que se enterara de tanto, más bien, qué él había estado siguiéndole los pasos y fingido encontrarse casualmente con él. Por supuesto, al final del día, Oliver iba a rogarle a la pastelería, de una forma más sutil que la primera vez, sin embargo, para su mala suerte, Andy siempre estaba trabajando, y por ende, de mal humor. Ser bateado en público tantas veces, no era nada gratificante.



—¡Por favor! Sólo una cita. Si no te parece, no te caigo bien y soy aburrido, no volveré a pedírtelo. —Andy apartó un par de segundos, la mirada de su libreta y luego soltó un suspiro mientras la dejaba en el mostrador del lugar. —Te prometo que no te arrepentirás.

—¡Está bien! Sí, sí, saldré contigo, pero deja de molestarme, Jesús. Mañana, a las 4, aquí. —Y con eso, tomó su libreta de apuntes y se dirigió a la parte trasera de la tienda dejando a Oliver sorprendido en el mostrador.

Se supone que eso tenía que lograr, sin embargo, estaba impactado por haberlo logrado.

*/*/*/*

—Te invito a cenar comida china. —Propuso nervioso y Andy arrugó la nariz. Oliver supo que no le agradó la idea.

—¿Por qué me invitaste a salir? —Repitió Andy y Oliver comenzó a sudar.

—¡Hey! ¿Vayamos a mi casa?  Podemos ordenar algo para llevar y ver un par de películas, jugar algo ¿Quizás? — Sabía que esa idea era estúpida, pero se vio sorprendido cuando Andy suspiró resignado.

—Está bien. Espero tengas Troya. — Oliver sonrió y lo condujo a su auto.



Regresando al punto de partida. Andy estaba sentado, con una cara de aburrimiento, en el sillón individual de la casa de Oliver. Se notaba que no pretendía compartir sillón con él, así que éste se resignó y fue a la cocina a servirle un poco de refresco y a pedir un par de combos de comida italiana, porque la china no convencía del todo a Andy.

Luego de regresar al salón, más nervioso que antes, tomó asiento cerca de Andy y justo cuando iba a comenzar a hablar acerca de qué película ver, un fuerte relámpago iluminó la casa, haciendo que ambos gritaran y las luces se apagaron dejando en penumbras la habitación. Eran las 5 de la tarde, pero dado el horrible clima en la ciudad, parecían las ocho de la noche.

—Esta cita no puede ir peor…—Murmuró Andy, sonando demasiado sincero.

—Está bien, lo siento, realmente lo siento —Comenzó Oliver. — Probablemente esta no es la mejor cita a la que hayas ido alguna vez, pero no es mejor para mí. ¿Ok? ¡Yo no quería invitarte a salir! Todo fue culpa de mi hermano menor, él sólo dijo que sería grandioso tener a alguien en la familia que nos cocinara deliciosos cupcakes las veces que quisiéramos. Ese pequeño bastardo es un manipulador de lo peor. Lo próximo que supe es que estaba diciéndome  lo hermoso que eras, lo grandioso que sería tenerte solo para mí  y que probablemente harías maravillas con esas manos tuyas. ¡De verdad lo siento! Realmente creo que eres muy apuesto, me encantan tus ojos, tengo que ser honesto, realmente tengo curiosidad sobre cómo sería si tú y yo… —Se cayó de repente notando que había hablado demasiado rápido y probablemente había asustado a Andy con su inapropiada confesión.

Un carraspeo por parte de él le hizo darse cuenta de que el chico le estaba escuchando atento.

—¿Y aún tienes curiosidad? —Preguntó Andy luego de un incómodo silencio. Oliver no entendió a qué se refería.

—¿Qué…?—Se detuvo cuando notó movimiento frente a él. Andy se estaba poniendo de pie y Oliver entendió que si se iba de su casa, iba a quedar como un perdedor. ¿Qué podía decir al respecto? 

Bueno, nunca había salido con un chico, así que no tenía mucha experiencia en el tema. Estaba dispuesto a luchar por su dignidad, sin embargo, no se esperaba que Andy fuera un poco más aventado al respecto y se sentara junto a él en el sofá, con los muslos muy pegados. —¿Qué estás haciendo?

—¿Aún tienes curiosidad? —Rebatió inclinándose para soltar un ligero vaho sobre los labios entreabiertos de Oliver.

Bien, cuando Tom le propuso invitar al chico pelinegro a una cita, Oliver planeó diversas actividades por cualquier cosa. Desde ir al cine o teatro, tomar un café, llevarlo a la comida china, pasear por el parque o en su defecto, llevarlo a bailar. Pero sus expectativas fueron muy pocas considerando al increíble chico que estaba sentado frente a él, acercándose más y más a su cara.

Se estaba poniendo nervioso. Al ser la primera vez que intentaba cortejar a un chico, por supuesto todo había salido realmente mal, pero él tenía la certeza de que los chicos solían ser igual de tímidos que las chicas en la primera cita. O eso pensó hasta que unos esponjosos labios se pegaron a los suyos.

Oliver no supo que pasó. Sus ojos abiertos por el shock y sus manos suspendidas en el aire, mientras que Andy se estaba empujando un poco más encima de él. Apenas pudo percibir que el chico de ojos claros se había deshecho de su estorboso abrigo negro y en su lugar, una fina playera elegante con estoperoles brillaba por la poca luz que se lograba colar por la ventana.

Realmente, el chico besaba bien. Más que bien. Condenadamente bien.

Las chicas con las que había estado, solían ser más tímidas con respecto a los besos, también. Eran cuidadosas y apenas unos toquecitos tímidos y se retraían apenadas. Pero él no estaba en una cita con una chica. Andy ahora estaba colocando sus manos sobre los hombros de Oliver y sin que se lo esperara, le dio un empujón de tal manera que lo derribó de espaldas al sillón y se montó sobre él.

Definitivamente Oliver estaba impresionado.

—Espera, espera. —Oliver giró su rostro para poder desprender sus labios del contrario, quien parecía no querer parar. —Andy, por favor…

—Esto es lo que querías, te estoy haciendo un favor. —Oliver agitó la cabeza y en cuanto se vio atacado de nuevo por los labios de Andy, tuvo que girarla hacia el lado contrario.

—No, no. —Es decir, Oliver creía en las relaciones de una noche, pero definitivamente NO había pensado en iniciar algo con Andy, pero debía ser sincero. En cuanto el trasero de Andy se colocó sobre sus muslos y su cuerpo quedó cubierto por el más delgado, no pudo más que soltar un gemido satisfactorio.

Se sentía mejor que con algunas chicas.

Pero de nuevo, él no estaba con una chica.

Por impulso, colocó sus manos en la cintura de Andy sintiéndola delgada y en forma, por lo que sin pensarlo más, coló sus manos debajo de aquella delgada tela. Andy gimió de gustó sintiendo el contraste entre las manos frías de Oliver y su piel caliente.

Y cuando comenzó a subir aún más la playera tocando un poco más de piel, se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

Rápidamente y como si el bonito chico sobre él, quemara, lo empujó a un lado para zafarse de sus brazos que parecían sanguijuelas.

—Espera, espera. De verdad. Podemos ver un poco de Tv…— Agitó la cabeza atontado, no hay luz, se recordó a sí mismo. —Bueno, tengo un par de dvd’s, con mucha suerte mi portátil estará completamente cargada, así que… No, no.

Si alguna vez, alguien le hubiera dicho que cierto chico, con porte de elegancia y con sofisticados modales, iba a comportarse como un animal cuando se tratara de la intimidad, no se lo hubiera creído nada. Aunque, de hecho, había escuchado mil veces la frase “las más calladitas, son unas fieras en la cama”, había estado intentando no comparar a Andy con una chica, por los ya eventos pasados, en los que el adorable chico, no era nada parecido a una, pero así mismo, se dio cuenta que incluso, podría haber situaciones similares.

—Lo único que quiero es esto. —Y tocó sin vergüenza la entrepierna de Oliver. Andy estaba seguro de que si hubiesen tenido un poco de iluminación, no se hubiera abalanzado de esa manera.

Cierto, que no tenía planes de acostarse con alguien tan pronto, no iba preparado ni nada, así que estaba seguro, no llegarían tan lejos, pero Oliver de cierta manera, le parecía un chico muy adorable.

Logró, con cierta brusquedad, besar de nuevo a Oliver, esta vez, mordiéndole el labio inferior con fuerza, escuchando un quejido de dolor, al momento de sentir un sabor metálico en el paladar. 

Apretando las piernas entorno a los muslos de Oliver para que no pudiera moverse, llevó sus manos al botón del pantalón del chico inmovilizado bajo su cuerpo y lo desabrochó, bajando el cierre y revelando unos adorables y apretados bóxers color negro.

Sin pensarlo un poco más, se levantó la playera y la tiró a un lado dejando su cuerpo desnudo y tomando las manos de Oliver, las colocó en su cintura.

Oliver se quedó completamente anonadado. Había visto algunos tatuajes discretos y no había comentado sobre ellos, pero descubrir que en su pecho aún tenía más, le calentó demasiado. Sin objetar más, acerca de “evadir” lo que sin remedio iba a ocurrir, dejó que sus manos acariciaran el pecho de Andy mientras seguía observando con esfuerzo, a causa de la escaza fuente de luz.

Sintió las delgadas manos levantarle la playera poco decente que llevaba puesta y fue a caer al lado de la bonita tela de marca de Andy. A su vez, ambos pares de manos atacaron los pantalones del contrario y entre besos fogosos y movimientos urgidos, los pantalones junto a la ropa interior quedaron fuera de su camino encontrándose piel contra piel.

Andy estaba caliente, Oliver podía sentirlo y con un poco de temor, no sabiendo cómo actuar con naturalidad en una situación así, abrazó la cintura de Andy y lo jaló sobre su entrepierna logrando que ambos miembros se rozaran con vehemencia.  Andy soltó un ronco gemido y Oliver descubrió que se sentía aún más delicioso que con las chicas.

Y olvidando los pequeños coños en donde alguna vez había entrado, comenzó a mover a Andy sobre su cuerpo, sus miembros frotándose con fuerza, soltando gemidos y jadeos descontrolados. La frente de Andy, perlada en sudor, descansó en la clavícula de Oliver y soltó gemidos contra su pecho. La exquisita fricción le hacía querer más, pero aún no quería correrse, quería un poco más de Andy antes de que esa cita terminara.

Los gemidos de Andy subieron de nivel, y se descubrió haciéndolo de igual manera, era imposible contenerse con tal figura, moviéndose de tal manera sobre su cuerpo. Andy movía las caderas en forma circular, mientras que Oliver apretaba la cintura del chico, presionando aún más sus miembros.
Andy detuvo sus movimientos mientras arqueaba la espalda y rasguñaba los muslos de Oliver, de donde se sostuvo al no encontrar mejor soporte, corriéndose sobre el pecho tatuado de este, mientras que Oliver, por un movimiento torpe, deslizó su miembro entre las nalgas de Andy y embarró entre ellas, su semilla.

Oliver miró fascinado como las facciones del chico se contraían y sus labios temblaban mientras dejaba salir un jadeo. Era hermoso, muy bonito, demasiado bonito.

Cuando Andy miró a Oliver bajo su cuerpo, observó como este le sonreía suavemente y acariciaba su espalda baja, donde se encontraban los hoyuelos de venus. Le devolvió la sonrisa con timidez y deslizándose a un lado del sofá, Andy reposó la testa sobre el hombro de Oliver y admiró al chico a la vez que besaba su mandíbula.

—Honestamente, si no fuera por esto, tu cita habría sido un fracaso. —Dijo sonriendo, abrazándose a sí mismo con el brazo de Oliver.

—Eres increíble. —Oliver habló, girándose, para quedar frente a Andy y besarle la nariz. Apretó el brazo entorno al cuerpo del chico y lo acercó más a él. —Me has violado.

Andy resopló y se burló. —Si claro, como si te hubieses negado.

—¡Me negué! Estuve intentando que hiciéramos algo diferente, pero eres demasiado necio como para decirte que no.

—Hey, ¿No te suena familiar? —Le golpeó el hombro, mientras se reía.

—Okey, hablando de eso…

—No te daré la receta de los panqués. Pero podría cocinarte, si gustas. —Se ofreció Andy, escondiéndose en el cuello de Oliver.

—Encantado.

Justo en ese momento, sonó el timbre. La comida había llegado.



Oliver realmente ya no quería comer más. Admiraba mucho el esfuerzo de Andy, pero tenía que admitir que no tenía talento para la cocina.

De todos los panqués que había comido, algunos estaban crudos, otros tenían exceso de azúcar u otros ingredientes que minimizaban el sabor que se supone debían tener. Sin embargo, no tenía corazón para decirle que no. Andy estaba tan emocionado horneando de todo mientras vestía sus pequeños bóxers.

Era muy sensual.

Oliver soltó un suspiro, llamando la atención de Andy y este se giró, dándole una suave sonrisa.

—Yo, realmente, estoy feliz de que me invitaras a salir. —Dijo con timidez, acercándose a Oliver.

—Yo también. —Le abrazó por la cintura y lo acercó a él besándole la mejilla. —Pero la próxima vez podemos ir a tomar un café e ir al cine.

—Está bien, no voy a violarte en un lugar público, sabes.

—Me tranquiliza escuchar eso. —Sonrió con esfuerzo al notar como Andy se separaba de él y en su lugar, colocaba otro panqué con forma amorfa, en su plato, mientras le sonreía emocionado.



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¡Gracias por leer!

miércoles, 6 de agosto de 2014

Jarjacha: Final.

Final day.

Tom corrió a tropezones gracias a sus anchos pantalones y río fuertemente cuando sintió los dedos de Bill intentar tomar sus rastas sin lograrlo. Bill bufó y apretó el paso intentando cogerlo de algún lado. Tom por su parte riendo con fuerza y felicidad, corrió aún más rápido dejando a su gemelo muy atrás.

Bill dejó de correr y posó las manos sobre sus rodillas intentando tomar aire y llevarlo a sus pulmones con rapidez para recomponerse. Tom al no escuchar a Bill gritar su nombre y su respiración agitada tras él, se detuvo y giró mirándole con una sonrisa en la cara.

—Vamos, Bill ¡Atrápame! —Gritó Tom alentando a su pequeño hermano gemelo a alcanzarlo.

—No, Tom, ya me cansé, no puedo atraparte, eres más rápido que yo. — Se rindió Bill haciendo un puchero, pero Tom sólo frunció el ceño y sonrió segundos después.

—¡Ja! Soy mejor que tú, no puedes alcanzarme —Y rompió a reír haciendo que Bill le mirara con la tristeza inundando su rostro.

—Toooooom—Alargó la vocal—, que ya me cansé, no te burles. Basta... — Pero Tom no escuchó. Se burló de Bill haciendo un baile gracioso, haciendo una tonadita acorde y moviendo la cadera a los lados. 

Bill fingió lloriquear y cuando su gemelo se giró dándole la espalda, sacando el trasero para moverlo a los lados y seguir con su gran baile de la burla, corrió con fuerza hasta él y lo tacleo tirándolo al suelo. 

Ambos rodaron cuesta abajo, percatándose que se encontraban en una pequeña colina y dando vueltas se llenaron la ropa de tierra ignorando los rasguños que comenzaron a formarse en sus brazos al contacto de las piedrecillas sobre la hierva.

Bill soltó grititos divertidos y se sujetó fuertemente de Tom mientras que este gritaba como loco y sujetaba a su gemelo por debajo de los brazos.

Cuando sus cuerpos pegados golpearon con fuerza contra el tronco de un árbol, Bill se separó un poco del cuerpo de su gemelo y lo observó directo a los ojos.

—Tom—Murmuró feliz colocando sus manos en los hombros de su gemelo. Tom dejó de reír y le miró seriamente. —Te quiero mucho Tom.

Tom abrió grandes los ojos, como si hubiera notado algo terrible y empujó a Bill intentando que lo soltara de inmediato. Bill se  asustó y tomó a Tom de los hombros intentando tomarlo, no comprendiendo por qué quería alejarse de él. Se veía asustado, como si fuese a echarse a llorar en cualquier momento y eso le dolió.

 —¡Alejate de mi!  — Gritó Tom al ver que Bill no cedía a soltarlo. 

—Tom, Tomi, ¿qué te pasa conmigo? — Intentó hacerlo reaccionar. —¿Qué sucede?—Se alarmó.

—No, no me toques, suéltame, déjame solo. Me lastimas.

—Yo... yo no te las-lastimo. — Sollozó.

El labio inferior de Bill tembló y soltó a su gemelo, observando como lo empujaba con brusquedad y lo intentaba alejar de sí. Comenzó a llorar y a llamarle a gritos, pero Tom se levantó y se alejó de él como si tuviera miedo, corriendo, huyendo de un posible daño que él no comprendía.

Y lloró.

— — —

Simone lloró en silencio asomada desde la ventanilla de la puerta de metal. No tuvo el valor de entrar, pero lo observó todo desde afuera. 

En sus manos tomaba con fuerza y amor una fotografía de sus gemelos perfectos de antes. Ambos de cinco años abrazados y sonriendo a la cámara con ternura. Ahora no tenía nada.

La fotografía se arruinó con sus lágrimas, corriendo la pintura y arrugando el material; ignorándolo, subió la mirada y continuó observando el interior de las cuatro paredes.

Bill había estado paseándose por la habitación como si estuviese feliz, como si nada malo hubiese pasado, parecía un niño normal que correteaba con alegría en un extenso campo de hierbas. A diferencia que estaba encerrado en una habitación.

El camisón blanco que Bill utilizaba le llegaba un poco más arriba de sus rodillas, pero en la parte posterior, desnudaba su espalda y trasero mostrando una pequeña porción de piel. A Bill no parecía importarle pues seguía con su recorrido en círculos ignorando la temperatura helada.

Simone observó como Bill había corrido hasta su dura cama fría y escasa de sábanas calientes, y había abrazado a su almohada con dulzura y fuerza, comenzó a reír y a gritar como si estuviese jugando con alguien más. Ella se sintió bien, quizás Bill pronto estaría afuera, no veía nada de anormal en él. Quizás Jörg había exagerado.

Pero se detuvo. Bill dejó de reír, dejó de gritar y dejó de hacer todo movimiento de un momento a otro. Miraba la almohada con dolor, como si esta le pudiera provocar alguna tristeza grande, como si estuviera lastimándole. Y como si ésta quemara, la soltó aventándola al suelo. 

Simone vio como Bill se encogía en la cama cerca de la esquina y se tapaba la cabeza comenzando a sollozar. Su corazón se rompió en pedazos. Bill no estaba bien. Puso su mano sobre la puerta blanca y con la otra limpió sus lagrimas. 

No. Ese no era Bill.

Con ese pensamiento en la cabeza, se dio media vuelta y negándose a entrar a la habitación, salió del hospital psiquiátrico de donde más que otras cosas, se escuchaban los fuertes gritos de Bill.

—¡¡Tooomm!!



Simone ignorando lo demás, quedó en silencio, caminando y tocando plana barriga con unos nuevos gemelos formandose dentro en su vientre.

Jarjacha: Capítulo VI


Capítulo VI

Jarjacha: Capítulo V


Capítulo V

martes, 4 de marzo de 2014

Jarjacha: Capítulo II


Capítulo II

Jarjacha: Capítulos.


Barnner por Luminous Trace
 
¿Han escuchado hablar de los demonios?
¿Han escuchado hablar del Jarjacha?
Mejor conocido como el demonio del incesto.

"—A pesar de ser Satanás uno de los seres más temidos sobre la tierra, Dios al igual que hizo con los ángeles caídos, puede ser capaz de castigar a cualquiera que se atreva a desobedecerle como es en caso de las personas que cometen incesto o incluso tienen pensamientos impropios con los miembros de su familia. Dios castiga y no juega con eso. Las personas que han tenido relaciones sexuales con un pariente o al menos el pensamiento impuro, son llamadas Jarjacha o Qarqacha…"

Género: Angustia, Basado en..., Criaturas, Drama, Horror, Lemon, Paranormal, Suspenso, Twincest
Advertencias: Abuso, BotTom, Contenido Adulto, Historia en Progreso, Humillación, Incesto, Sangriento, Violación, Violencia


jueves, 27 de febrero de 2014

Disfraces.



Primero quiero decir que este es un oneshot(?) dividido en dos. No tiene ni cabeza ni pies. Es tonto y me avergüenzo de. No digo que sea malo, pero es muy random que siento que es complicado.
 El barnner es hermoso *-* (tenía que decirlo). Subiré pronto algo... no sé, lo que sea.
Mucho amor para ustedes :D