¡Hola, otra vez!
Sí, digamos que regalito por Navidades. Igual me animo a volver a escribir.
Mientras, disfruten este O-S que tiene algún tiempo y había guardado para mí.
Sysack
Banner por Rubí Gómez
& & &
—¿Y exactamente, por
qué me invitaste a salir? —Preguntó delineando su labio inferior con el dedo
índice mientras veía la farola más cercana ignorando su -intensa- mirada. Acomodó su
abrigo y cruzó sus brazos sobre su estómago. —Realmente me intriga saber el
porqué.
Oliver lo observó y
descubrió que el chico, un tanto más alto que él, ojos azules y cabello oscuro
y corto, estaba aburrido. Se sintió nervioso y es que todo había sucedido tan
rápido. No tenía planes de salir con nadie en los próximos meses, pero Tom, su
fastidioso hermano menor, le había hecho colapsar sobre la mesa de la
pastelería, y no tuvo más remedio que ir tras ese hermoso trasero pequeño, que
si bien, sólo iba a beneficiar a su hermano. O al menos ese era el punto.
Iba a matarlo en cuanto
lo viera.
—Parecías divertido.
—Fue lo único que dijo y metió las manos en sus bolsillos del pantalón. —Igual,
aceptaste mi invitación. Eso es lo que importa, ¿no?
Andy rio y suspiró
cansado. —Eres extremadamente molesto, ¿Sabes? Estaba trabajando y no dejabas
de molestar. Tenía que callarte de alguna forma y siendo que te había dicho no las primeras veinte veces, bueno…
—Pero ahora estamos
aquí. —Oliver decidió botar el tema, interrumpiendo al chico, ignorando lo mal
educado que podría verse. Ese chico podría parecer un poco tonto con carita de
ángel que necesitaba ser tratado de manera especial. Pero no lo era, para nada
lo era.
—Ajá. Y existe la
pequeña posibilidad de que te quedes aquí, solo… botado. —Andy suspiró y se
colocó de frente a él para mirarlo. —
Realmente estoy aburrido, y no es una excusa. —Andy resopló y Oliver se
giró, mirándolo de reojo, apretando sus manos entorno a la tela del pantalón en
sus bolsillos.
*/*/*/*
Y ahí estaba él. Su hermano, había rogado para que ambos
fueran a comer. Al principio le pareció una tontería, pero siendo que llevaban
tiempo sin salir, aceptó. Fue incluso asimilable, hasta que su hermano parecía
decidido llevarlo a una pastelería en específico. Realmente, él no era fan de
los pasteles, pero cuando Tom pidió dos rebanadas de un pastel de fresa con
jugo de arándanos, pudo reconsiderarlo severamente. Llevaban un par de horas
ahí y ya habían pedido un poco de todo.
—Esta mierda es deliciosa.
—Suenas como si estuvieras teniendo sexo justo ahora.
—Es porque no hay mucha diferencia… Oh, mierda. —Apretó los
dientes y enseguida mordió un nuevo pedazo de panqué.
—Basta, no necesito imaginarme a mi hermano menor follando.
—Oliver interrumpió a su hermano, justo cuando este mordisqueaba más de aquel
panqué, con glaseado de limón, como si fuesen los senos de alguna chica.
—Hum, jodeeeer— Saboreó Tom el
panqué en su mano y rascó su cuello. —Esto es lo más
jodidamente delicioso que haya comido en toda mi vida y te puedes ir a la
mierda si crees que no es así.
Oliver rio y mordió la tarta de fresa, frambuesa y zarzamora
que tenía delante de él. La explosión de sabores en sus papilas gustativas fue
lo que le hizo cerrar los ojos y soltar cierto sonido sexual. Su hermano se
carcajeó con el panqué masticado en la boca y escupió una porción en la cara de
Oliver, quien al sentir la papilla en su cara escupió su propia porción sobre
el plato.
—Basta, que asco, hombre. Estás echándome la mierda encima.
—Oh, jodeer, pero que ricura…—Murmuró Tom y Oliver un poco
molesto por los sonidos sexuales de su hermano se giró hacia él y golpeó el
panqué que tenía en las manos. Tom reaccionó sintiendo como aquel panecillo
suave y dulce dejaba sus manos y volaba lejos chocando con el suelo y rodando
un par de veces más. —¡Tiraste mi panqué, estúpido! —Gritó frustrado y en su
arranque de furia, del mismo modo que su hermano, golpeó el cubierto, con
porción de tarta que iba en dirección a la boca de Oliver, mandándolo lejos.
—¡Y tú no dejas de hacer sonidos sexuales cada que muerdes
esa mierda, joder! ¡Tiraste mi cubierto! —Gruñó Oliver y su frente se arrugó de
tal manera que parecía que algo le había caído mal al estómago.
—¡Esta última vez estaba hablando de él! —Tom se giró un poco
y señaló al chico que estaba parado junto a la caja registradora anotando un sinfín
de cosas en una libreta pequeña y miraba constantemente algunas hojas en el
mostrador.
El chico en cuestión, alto, delgado, moreno de
bote y pálido con algunos tatuajes adornando su piel. Se movía con delicadeza
por el interior del mostrador haciendo cuentas, cálculos, preguntándole cosas a
la cajera, y entrando y saliendo constantemente de la cocina.
—Ese chico, es el hijo del dueño de la pastelería. Perfecta
combinación, ¿eh? —Tom alzó una ceja y colocó ambos brazos cruzados sobre la
mesa mirando a Oliver. Éste sólo asintió lentamente mientras veía como el chico
se humedecía los labios y continuaba escribiendo.
No vio a Tom sonreír, él chico, de verdad era muy guapo.
—Esto… Hola. —Dijo Oliver bajito, cabizbajo y jugando con una basurita de popote en el
mostrador. Estaba nervioso y su voz salió tan débil que aunque se acercó lo
suficiente, su saludo no fue respondido por aquel muchacho alto y guapo quien
al parecer tenía cosas más importantes que saludar a un cliente de su
pastelería.
Oliver se rascó la nuca y giró para mirar a su hermano quien
alzaba los pulgares y hacia muecas animándolo a hablar. Tragó saliva y se giró
dispuesto a hablarle más directamente al chico de melena negra que estaba junto
a la caja registradora, pero cuando llevó la mirada hacia el lugar dicho, ya no
había ninguna persona erguida frente a la caja haciendo cálculos. No. Sólo
había una figura encorvada con el trasero al aire diciendo maldiciones y
moviéndose torpemente con la cabeza en el suelo.
—Hum ¿Hola? —Oliver casi gritó haciendo que el chico
levantara la vista del suelo, donde había muchos papeles tirados. Aquel chico
era difícil, se notaba, le estaba atravesando el cuerpo con dagas invisibles
hasta que notó algo bastante peculiar y hermoso. Sus ojos eran azules y era
fácil perderse en ellos.
—Uhm ¿Hola? ¿Vas a ordenar? En un momento te atienden. —Habló
el chico regresando a su asunto con el montón de papeles tirados en el suelo.
—Yo quería, hum ¿hablar? contigo. ¿Eres el Jefe, no?— Dijo
Oliver y se recargó de nuevo en el mostrador en una pose que se supone debía
inspirar confianza.
—Oh, bueno, si alguien se ha portado mal contigo, podrías
poner una queja y dejarla en el buzón de quejas y sugerencias que esta por
allá. — Señaló Andy, un extremo del mostrador. — Estoy seguro que no fue a
propósito, pero lo tomaremos en cuenta. Nosotros siempre tratamos de hacer
sentir cómodo al cliente. Ahora…
—No, no es eso—Se apresuró a decir calmando el rollo que el
chico de ojos azules estaba soltado demasiado rápido y con voz profunda y
gruesa. Apenas dichas esas palabras, el chico de los ojos azules que estaba en
el suelo con el trasero al aire se levantó y lo encaró. Notó que era muy alto y
que además tenía un cuerpazo de modelo. Esa camisa blanca y el pantalón de
mezclilla con los botines, que había alcanzado a ver, le daban un aspecto
refinado. Con sus pensamientos vagando se mordió el labio y el chico de ojos
azules alzó una ceja. Miró su gafete. Se llamaba Andy B.
—¿Y bien? ¿Entonces qué es lo que querías?
Oliver carraspeó y ajustó su playera con estampado de gato,
secándose las manos sudadas en el acto. Invitar al chico a salir al principio
le había parecido demasiado estúpido, y fácil, sólo para poder comer panqués y
pasteles gratis a toda hora, además de conseguir la receta y hacerlos en casa,
sin embargo ahora, invitar al chico a salir parecía toda una odisea que Oliver
no estaba del todo seguro cumplir.
—Verás. Yo he estado aquí y estaba comiendo un rico panqué,
por allá. —Señaló la mesa, pero enseguida se dio cuenta que estaba actuando
como un idiota. Agitó la cabeza y continuó. — Creo que son los mejores de la
ciudad. Sí, sí. —Andy soltó un sonido molesto y miró su reloj. Oliver se puso
más nervioso. —Lo que quiero decir es que, estaba ahí sentado y entonces te vi…
y me pareciste una persona interesante.
—¿Estás intentando ligar conmigo? —Preguntó el morocho y
Oliver abrió los ojos. Andy había sonado rudo e incluso molesto.
—Yo… Bueno, sólo quería invitarte a tomar algo… Un día de
estos… ¿Hoy? —Oliver se rascó la mejilla y disimuladamente se giró para mirar a
su hermano, pero lo que vio lo dejó escéptico. Había una docena de chicos y
chicas atrás de él mirándolo con recelo, como si quisieran comenzar una pelea
sin que él se hubiera enterado del porqué. Pero luego lo supo.
Se giró de nuevo encarando a Andy, que resultaba ser como un
pedazo de carne entre leones, pero se sorprendió cuando éste ya no estaba
parado frente a él. Estaba sentado lejos de él, sobre un taburete, y de nuevo
estaba con una pequeña libreta haciendo cuentas mentales y dando órdenes sobre
qué poner, quitar en el local y qué dar al cliente además de suficiente
atención.
Oliver se giró de nueva cuenta hacia su hermano, concentrándose
específicamente en él, intentando no ponerse nervioso por los pares de ojos que
lo veían con detenimiento. Tom rio disimuladamente y agitando la mano instó a
Oliver a continuar con su patético ligue.
Rascó su nuca y caminó hacia Andy.
—Oye—Llamó un poco más seguro y un tanto molesto de que Andy
estuviera ignorándolo. —Te he preguntado algo.
Andy dejó de escribir y lo miró unos segundos para luego
suspirar y soltar un insípido: —No.
—¿Qué? —Preguntó escéptico. Nadie le decía que no. Por
supuesto todas eran chicas que querían follar con él y Andy era el primer chico
al cual intentaba ligar en serio. Pero bien parecía que su cara bonita no era
suficiente para seducirlo y poder invitarlo a salir. —¡¿Por qué no?!
Pudo ver como el chico dejaba a un lado su libreta y lápiz de
puntillas para luego ponerse de pie y golpear fuertemente el mostrador.
—¡Me tienes harto! ¿Es que acaso estás ciego? ¡Estoy
trabajando y no dejas de molestar! ¡Déjame en paz! No quiero salir contigo, ¿Te
ha quedado claro? —Oliver abrió los ojos y si no fuera porque se encontraba
paralizado, hubiera volteado en cuanto una docena de risotadas retumbaron en el
local.
Había sido patético, pero eso sólo lo enfureció más. Nadie le decía que no y ese muchacho con cara
de muñeca no será la excepción.
—¿Realmente vas a quedarte aquí parado esperando a que salga?
Admítelo, hermano, te han bateado.
—Oh, vete a la mierda. Todo esto fue tu culpa, así que
jódete.
Tom se rio fuerte y sacudió la cabeza. —Eres un cabeza dura.
Me voy.
Oliver se guardó la despedida y se quedó en su auto esperando
que Andy saliera del local para poder obligarlo a salir con él. Porque si el
chico era duro, él lo sería más.
Y así pasaron de diez a quince minutos, y luego cuando se dio
cuenta, habían pasado cinco horas y Andy estaba parado enfrente de la
pastelería, cambiando el letrero a “cerrado” y echando llave a la puerta.
Inmediatamente se acomodó sus ropas y salió del auto a toda
prisa, tropezándose con sus pies en el acto, importándole poco, y dándose prisa
debido a que Andy ya había comenzado a caminar calle abajo.
—¡Hey! —Gritó mientras corría para alcanzarlo.
Andy se giró un momento y se sorprendió cuando le vio llegar
corriendo hasta él. Sin embargo, su rostro regresó a ser hostil y continuó su
camino como si no lo hubiese visto. Oliver no se rindió, y aunque se sintió
ofendido se paró frente a él tomándolo por los hombros.
—¡Sal conmigo, por favor! —Le gritó en la cara.
—¡No! ¿No entiendes? ¡Ya te dije que no, no quiero! —Andy se
quitó las manos de Oliver de encima y lo empujó suavemente.
—Oh, vamos. ¿Por qué no? Soy muy bueno. Las chicas se pelean
por mí. —Oliver sonrió y se señaló con los pulgares.
Andy rio suavecito. Él chico le daba gracia, era molesto, sí,
pero también gracioso.
—Bien, primero, si vas a invitar a salir a alguien, no tienes
que hablar de tus otras citas. —Andy palmeó su hombro y Oliver se sintió como
tocado por una divinidad. —Y la verdad es que ya tengo pareja.
Oliver lo miró con la boca abierta y lo dejó irse.
Sin embargo eso no había terminado.
A la semana, Oliver había descubierto que Andy le había
mentido. No tenía pareja. Lo más cercano a una, era su gato llamado Crow. Sabía
que vivía en la zona refinada de la ciudad y que estudiaba Negocios
Internacionales, apunto de titularse.
Bueno, realmente, no fue una casualidad que se enterara de
tanto, más bien, qué él había estado siguiéndole los pasos y fingido
encontrarse casualmente con él. Por supuesto, al final del día, Oliver iba a
rogarle a la pastelería, de una forma más sutil que la primera vez, sin
embargo, para su mala suerte, Andy siempre estaba trabajando, y por ende, de
mal humor. Ser bateado en público tantas veces, no era nada gratificante.
—¡Por favor! Sólo una cita. Si no te parece, no te caigo bien
y soy aburrido, no volveré a pedírtelo. —Andy apartó un par de segundos, la
mirada de su libreta y luego soltó un suspiro mientras la dejaba en el
mostrador del lugar. —Te prometo que no te arrepentirás.
—¡Está bien! Sí, sí, saldré contigo, pero deja de molestarme,
Jesús. Mañana, a las 4, aquí. —Y con eso, tomó su libreta de apuntes y se
dirigió a la parte trasera de la tienda dejando a Oliver sorprendido en el mostrador.
Se supone que eso tenía que lograr, sin embargo, estaba
impactado por haberlo logrado.
*/*/*/*
—Te invito a cenar
comida china. —Propuso nervioso y Andy arrugó la nariz. Oliver supo que no le
agradó la idea.
—¿Por qué me invitaste
a salir? —Repitió Andy y Oliver comenzó a sudar.
—¡Hey! ¿Vayamos a mi
casa? Podemos ordenar algo para llevar y
ver un par de películas, jugar algo ¿Quizás? — Sabía que esa idea era estúpida,
pero se vio sorprendido cuando Andy suspiró resignado.
—Está bien. Espero tengas
Troya. — Oliver sonrió y lo condujo a
su auto.
Regresando al punto de
partida. Andy estaba sentado, con una cara de aburrimiento, en el sillón
individual de la casa de Oliver. Se notaba que no pretendía compartir sillón
con él, así que éste se resignó y fue a la cocina a servirle un poco de
refresco y a pedir un par de combos de comida italiana, porque la china no
convencía del todo a Andy.
Luego de regresar al
salón, más nervioso que antes, tomó asiento cerca de Andy y justo cuando iba a
comenzar a hablar acerca de qué película ver, un fuerte relámpago iluminó la
casa, haciendo que ambos gritaran y las luces se apagaron dejando en penumbras
la habitación. Eran las 5 de la tarde, pero dado el horrible clima en la
ciudad, parecían las ocho de la noche.
—Esta cita no puede ir
peor…—Murmuró Andy, sonando demasiado sincero.
—Está bien, lo siento,
realmente lo siento —Comenzó Oliver. — Probablemente esta no es la mejor cita a
la que hayas ido alguna vez, pero no es mejor para mí. ¿Ok? ¡Yo no quería
invitarte a salir! Todo fue culpa de mi hermano menor, él sólo dijo que sería
grandioso tener a alguien en la familia que nos cocinara deliciosos cupcakes
las veces que quisiéramos. Ese pequeño bastardo es un manipulador de lo peor.
Lo próximo que supe es que estaba diciéndome
lo hermoso que eras, lo grandioso que sería tenerte solo para mí y que probablemente harías maravillas con
esas manos tuyas. ¡De verdad lo siento! Realmente creo que eres muy apuesto, me
encantan tus ojos, tengo que ser honesto, realmente tengo curiosidad sobre cómo
sería si tú y yo… —Se cayó de repente notando que había hablado demasiado
rápido y probablemente había asustado a Andy con su inapropiada confesión.
Un carraspeo por parte
de él le hizo darse cuenta de que el chico le estaba escuchando atento.
—¿Y aún tienes
curiosidad? —Preguntó Andy luego de un incómodo silencio. Oliver no entendió a
qué se refería.
—¿Qué…?—Se detuvo
cuando notó movimiento frente a él. Andy se estaba poniendo de pie y Oliver
entendió que si se iba de su casa, iba a quedar como un perdedor. ¿Qué podía
decir al respecto?
Bueno, nunca había salido con un chico, así que no tenía
mucha experiencia en el tema. Estaba dispuesto a luchar por su dignidad, sin
embargo, no se esperaba que Andy fuera un poco más aventado al respecto y se
sentara junto a él en el sofá, con los muslos muy pegados. —¿Qué estás
haciendo?
—¿Aún tienes
curiosidad? —Rebatió inclinándose para soltar un ligero vaho sobre los labios
entreabiertos de Oliver.
Bien, cuando Tom le
propuso invitar al chico pelinegro a una cita, Oliver planeó diversas
actividades por cualquier cosa. Desde ir al cine o teatro, tomar un café, llevarlo
a la comida china, pasear por el parque o en su defecto, llevarlo a bailar.
Pero sus expectativas fueron muy pocas considerando al increíble chico que
estaba sentado frente a él, acercándose más y más a su cara.
Se estaba poniendo
nervioso. Al ser la primera vez que intentaba cortejar a un chico, por supuesto
todo había salido realmente mal, pero él tenía la certeza de que los chicos
solían ser igual de tímidos que las chicas en la primera cita. O eso pensó
hasta que unos esponjosos labios se pegaron a los suyos.
Oliver no supo que
pasó. Sus ojos abiertos por el shock y sus manos suspendidas en el aire,
mientras que Andy se estaba empujando un poco más encima de él. Apenas pudo
percibir que el chico de ojos claros se había deshecho de su estorboso abrigo
negro y en su lugar, una fina playera elegante con estoperoles brillaba por la
poca luz que se lograba colar por la ventana.
Realmente, el chico
besaba bien. Más que bien. Condenadamente bien.
Las chicas con las que
había estado, solían ser más tímidas con respecto a los besos, también. Eran
cuidadosas y apenas unos toquecitos tímidos y se retraían apenadas. Pero él no
estaba en una cita con una chica. Andy ahora estaba colocando sus manos sobre
los hombros de Oliver y sin que se lo esperara, le dio un empujón de tal manera
que lo derribó de espaldas al sillón y se montó sobre él.
Definitivamente Oliver
estaba impresionado.
—Espera, espera. —Oliver
giró su rostro para poder desprender sus labios del contrario, quien parecía no
querer parar. —Andy, por favor…
—Esto es lo que
querías, te estoy haciendo un favor. —Oliver agitó la cabeza y en cuanto se vio
atacado de nuevo por los labios de Andy, tuvo que girarla hacia el lado
contrario.
—No, no. —Es decir,
Oliver creía en las relaciones de una noche, pero definitivamente NO había
pensado en iniciar algo con Andy, pero debía ser sincero. En cuanto el trasero
de Andy se colocó sobre sus muslos y su cuerpo quedó cubierto por el más
delgado, no pudo más que soltar un gemido satisfactorio.
Se sentía mejor que con
algunas chicas.
Pero de nuevo, él no
estaba con una chica.
Por impulso, colocó sus
manos en la cintura de Andy sintiéndola delgada y en forma, por lo que sin
pensarlo más, coló sus manos debajo de aquella delgada tela. Andy gimió de
gustó sintiendo el contraste entre las manos frías de Oliver y su piel
caliente.
Y cuando comenzó a
subir aún más la playera tocando un poco más de piel, se dio cuenta de lo que
estaba haciendo.
Rápidamente y como si
el bonito chico sobre él, quemara, lo empujó a un lado para zafarse de sus
brazos que parecían sanguijuelas.
—Espera, espera. De
verdad. Podemos ver un poco de Tv…— Agitó la cabeza atontado, no hay luz, se recordó a sí mismo. —Bueno,
tengo un par de dvd’s, con mucha suerte mi portátil estará completamente
cargada, así que… No, no.
Si alguna vez, alguien
le hubiera dicho que cierto chico, con porte de elegancia y con sofisticados
modales, iba a comportarse como un animal cuando se tratara de la intimidad, no
se lo hubiera creído nada. Aunque, de hecho, había escuchado mil veces la frase
“las más calladitas, son unas fieras en la cama”, había estado intentando no
comparar a Andy con una chica, por los ya eventos pasados, en los que el
adorable chico, no era nada parecido a una, pero así mismo, se dio cuenta que
incluso, podría haber situaciones similares.
—Lo único que quiero es
esto. —Y tocó sin vergüenza la entrepierna de Oliver. Andy estaba seguro de que
si hubiesen tenido un poco de iluminación, no se hubiera abalanzado de esa
manera.
Cierto, que no tenía
planes de acostarse con alguien tan pronto, no iba preparado ni nada, así que
estaba seguro, no llegarían tan lejos, pero Oliver de cierta manera, le parecía
un chico muy adorable.
Logró, con cierta
brusquedad, besar de nuevo a Oliver, esta vez, mordiéndole el labio inferior
con fuerza, escuchando un quejido de dolor, al momento de sentir un sabor
metálico en el paladar.
Apretando las piernas entorno a los muslos de Oliver
para que no pudiera moverse, llevó sus manos al botón del pantalón del chico
inmovilizado bajo su cuerpo y lo desabrochó, bajando el cierre y revelando unos
adorables y apretados bóxers color negro.
Sin pensarlo un poco
más, se levantó la playera y la tiró a un lado dejando su cuerpo desnudo y tomando las manos de Oliver, las colocó en su cintura.
Oliver se quedó
completamente anonadado. Había visto algunos tatuajes discretos y no había
comentado sobre ellos, pero descubrir que en su pecho aún tenía más, le calentó
demasiado. Sin objetar más, acerca de “evadir” lo que sin remedio iba a
ocurrir, dejó que sus manos acariciaran el pecho de Andy mientras seguía
observando con esfuerzo, a causa de la escaza fuente de luz.
Sintió las delgadas
manos levantarle la playera poco decente que llevaba puesta y fue a caer al
lado de la bonita tela de marca de Andy. A su vez, ambos pares de manos
atacaron los pantalones del contrario y entre besos fogosos y movimientos
urgidos, los pantalones junto a la ropa interior quedaron fuera de su camino
encontrándose piel contra piel.
Andy estaba caliente,
Oliver podía sentirlo y con un poco de temor, no sabiendo cómo actuar con
naturalidad en una situación así, abrazó la cintura de Andy y lo jaló sobre su
entrepierna logrando que ambos miembros se rozaran con vehemencia. Andy soltó un ronco gemido y Oliver descubrió
que se sentía aún más delicioso que con las chicas.
Y olvidando los pequeños
coños en donde alguna vez había entrado, comenzó a mover a Andy sobre su
cuerpo, sus miembros frotándose con fuerza, soltando gemidos y jadeos descontrolados.
La frente de Andy, perlada en sudor, descansó en la clavícula de Oliver y soltó
gemidos contra su pecho. La exquisita fricción le hacía querer más, pero aún no
quería correrse, quería un poco más de Andy antes de que esa cita terminara.
Los gemidos de Andy
subieron de nivel, y se descubrió haciéndolo de igual manera, era imposible
contenerse con tal figura, moviéndose de tal manera sobre su cuerpo. Andy movía
las caderas en forma circular, mientras que Oliver apretaba la cintura del
chico, presionando aún más sus miembros.
Andy detuvo sus
movimientos mientras arqueaba la espalda y rasguñaba los muslos de Oliver, de
donde se sostuvo al no encontrar mejor soporte, corriéndose sobre el pecho
tatuado de este, mientras que Oliver, por un movimiento torpe, deslizó su
miembro entre las nalgas de Andy y embarró entre ellas, su semilla.
Oliver miró fascinado
como las facciones del chico se contraían y sus labios temblaban mientras
dejaba salir un jadeo. Era hermoso, muy bonito, demasiado bonito.
Cuando Andy miró a
Oliver bajo su cuerpo, observó como este le sonreía suavemente y acariciaba su
espalda baja, donde se encontraban los hoyuelos de venus. Le devolvió la
sonrisa con timidez y deslizándose a un lado del sofá, Andy reposó la testa
sobre el hombro de Oliver y admiró al chico a la vez que besaba su mandíbula.
—Honestamente, si no
fuera por esto, tu cita habría sido un fracaso. —Dijo sonriendo, abrazándose a
sí mismo con el brazo de Oliver.
—Eres increíble. —Oliver
habló, girándose, para quedar frente a Andy y besarle la nariz. Apretó el brazo
entorno al cuerpo del chico y lo acercó más a él. —Me has violado.
Andy resopló y se
burló. —Si claro, como si te hubieses negado.
—¡Me negué! Estuve
intentando que hiciéramos algo diferente, pero eres demasiado necio como para
decirte que no.
—Hey, ¿No te suena
familiar? —Le golpeó el hombro, mientras se reía.
—Okey, hablando de eso…
—No te daré la receta
de los panqués. Pero podría cocinarte, si gustas. —Se ofreció Andy,
escondiéndose en el cuello de Oliver.
—Encantado.
Justo en ese momento,
sonó el timbre. La comida había llegado.
Oliver realmente ya no quería comer más. Admiraba
mucho el esfuerzo de Andy, pero tenía que admitir que no tenía talento para la
cocina.
De todos los panqués que había comido, algunos
estaban crudos, otros tenían exceso de azúcar u otros ingredientes que
minimizaban el sabor que se supone debían tener. Sin embargo, no tenía corazón
para decirle que no. Andy estaba tan emocionado horneando de todo mientras
vestía sus pequeños bóxers.
Era muy sensual.
Oliver soltó un suspiro, llamando la atención de
Andy y este se giró, dándole una suave sonrisa.
—Yo, realmente, estoy feliz de que me invitaras a
salir. —Dijo con timidez, acercándose a Oliver.
—Yo también. —Le abrazó por la cintura y lo acercó
a él besándole la mejilla. —Pero la próxima vez podemos ir a tomar un café e ir
al cine.
—Está bien, no voy a violarte en un lugar público,
sabes.
—Me tranquiliza escuchar eso. —Sonrió con esfuerzo
al notar como Andy se separaba de él y en su lugar, colocaba otro panqué con
forma amorfa, en su plato, mientras le sonreía emocionado.
~ / ~ / ~ / ~
¡Gracias por leer!