Capítulo
tres: No es lo que piensas.
En Cincinnati a comparación de Kingston, el clima era muy
caluroso. Incluso por el día, en la sombra, el calor lograba quemarte la piel,
provocarte picazón, y hasta ponerte pegajoso. Sin embargo, era normal en esa
época del año.
Andy caminaba –con un pantalón de chándal color azul cielo y
una playera negra que se pegaba a su anatomía–, hacia el buzón más próximo de
correos de su calle. Llevaba en mano unas cinco cartas, todas pedían lo mismo –por
quinta vez en la semana–, pero pensaba echarse
un ‘de tin marin’ para ver cuál de las cinco cartas sería la que
enviaría, pues cada carta pedía lo mismo, pero en diferente forma.
Eran las siete de la noche y Andy ya tenía su pijama de
ositos cafés con fondo azul cielo y su playera puesta. Acaba de cenar un
sándwich y un vaso de chocolate
caliente, y para bajar su comida había decidido salir a envía más cartas.
Iba silbando una canción de su autoría, casi saltando sobre
sus pies, corría unos pasos y los otros los avanzaba lentos pero largos. Movía
la cabeza hacia los lados –moviendo su cabello
negro a la altura de sus hombros–, siguiendo el ritmo de su canción silbada.
—Hey Andy.
Unos llamados le hicieron parar y
agitar la cabeza para luego sonrojarse. Le daba un poco de pena que le vieran
actuar así cuando él a sus dieciséis años, se sentía al cien por ciento macho.
Eran sus amigos. Más grandes que él
por cuatro años, pero al final los mejores, aunque para su desgracia eran
pareja; y no es que le molestara, en absoluto, si no que le incomodaba ver como
se comían la boca, mientras que el se abrazaba solo en el sofá del salón.
—Eh, Jake… y Jinxx.
—¿A dónde vas?
Andy levantó las cartas de su mano y ambos chicos a un lado
de él –que ahora se acercaban– rodaron los ojos.
—¿De nuevo? ¿No te rindes?— Preguntó Jinxx soltándose del
brazo posesivo de Jake para tomar las cartas. Andy negó con la cabeza.
—Si fuera tú ya me habría resignado,
llevas meses —. Soltó Jake con mala espina haciendo notar su incomodidad; el
que Jinxx se hubiera soltado.
—¡Pero estoy seguro que alguien las
lee! Antes, las cartas eran regresadas, era claro que nadie las leía, ahora me
consta — Andy alzó su pecho y casi se levantó de puntitas, señalando el cielo
con su dedo índice—, que alguien las recibe pues no me las devuelven.
—¿Que tal sí… era mucho trabajo, y
mejor decidieron dejar de devolverlas? — Preguntó de nuevo Jinxx.
—Eso es absurdo— Respondió Andy
indignado.
—Así como el hecho de mandar más
cartas.
—¡Ustedes no entienden! —Recriminó
Andy ya un poco de mal humor pateando el suelo en forma de berrinche—, deberían
apoyarme.
Jake y Jinxx sabía lo que vendría de
ese chico berrinchudo, así que se miraron y luego asintieron, antes de dar su
respuesta:
—Lo hacemos.
—Justamente.
Andy rodó los ojos y caminó, siendo
seguido por Jinxx y luego por Jake. Jinxx observaba los sobres de las cartas
–que aún estaban en su poder– con ternura. Andy era un adolescente aún, casi un
niño, y aunque a veces tenía una forma madura de pensar –eh ahí la razón del
por qué eran amigos–, la mayoría de las veces, actuaba de una forma infantil.
Los sobres tenían un oso sonriente
pegado, para así mantener oculto su contenido de los ojos ajenos hasta que
llegará a su destino, y su dirección estaba escrita entre corazones. ¿A quien
creía que le mandaba esas cartas? ¿A una mujer? Quizás, aunque si fuera una
mujer, le habría respondido ya, en cambio un hombre era más seguro.
“Pero nunca se sabe, como cuando vas
a un bar, conoces a una chica, bailas pegado a ella y cuando le peguntas su
nombre, o si se le ofrece algo de la barra, te sorprendes al notar su enorme
voz gruesa y descubres que es un chico” Pensó Jinxx. Con la gente de ahora
nunca se sabe, cada quien es diferente.
Cuando llegaron Andy extendió su
mano hacia Jinxx. Jake mal interpretando, lo jaló hacia él, cosa que no
incomodó a nadie pero si causo un rubor en las mejillas de su novio. Jake casi
le gruñía a Andy cuando le vio bufar molesto.
—No seas pesado, las cartas, me
refiero a las cartas.
—¡Oh! ¡Las cartas! — Jinxx estiro la
mano lo más que pudo y le paso las cartas a Andy, pues Jake lo agarró fuerte de
sus caderas, impidiéndole zafarse de su agarre.
Cerrando los ojos, con las cinco
cartas sobre el buzón, acomodadas, una junto a otra, pasó su mano de forma
mágica sobre ellas y colocó una mano sobre una de las cinco. La tomó y abrió
paso hacia el interior del buzón, solo con su mano y dejo caer la carta, tomó
las demás y las guardo entre su pantalón y sus calzoncillos, sosteniéndolas por
el elástico.
—¿Tienen algo que hacer? —Preguntó
dirigiéndose a ellos.
—No —. Respondió Jinxx quien fue
golpeado levemente por Jake. Andy lo pasó por alto.
—Genial, ¿Quieren venir a mi casa?
—¡Sí! — Y de nuevo Jinxx recibió
otro codazo por parte de su novio a quien no parecía agradarle la idea. Rodó
los ojos y se acercó al oído de Jake —. Vamos, no seas tan aguafiestas, que no
hemos ido a casa del peque como en dos semanas.
—Teníamos algo pendiente—. Respondió
Jake en el mismo susurro.
—Tenemos tiempo—. Jinxx murmuró y
dio por terminada la ‘discusión’.
—Bien—. Jake rodó los ojos.
Andy casi saltando de felicidad
–pero simulándolo– camino por delante de sus amigos, guiándolos hacia su casa.
A su mamá no le agradaría mucho la idea. Incluso el tenía pensado acostarse
temprano, pues sus padres saldrían, pero ahora tenía un buen distractor para no
hacerlo.
Jake y Jinxx compartieron un par de
besos y abrazos muy cariñosos eh insinuantes, antes de llegar a casa de Andy, pues Amy, su
madre, comenzaba a ponerse nerviosa cuando les veía muy juntos, abrazándose o
besándose, cerca de su bebé.
En cuanto llegaron Andy no pudo evitar proponer ver canales
para adultos en la televisión.
Nunca había tenido una novia –novio– pero, la pornografía
para él, era el mismo cielo –el cual no tenía el privilegio de tocar aún–.
—Andy, cariño ¿Ya regresaste? — La
suave voz de Amy invadió los oídos de los tres chicos que se encontraban en el
pasillo de entrada. Andy casi quiso golpearse a la pared por aquellos llamados
tan dulces, sin embargo sus amigos eran compresivos en ocasiones, y por ahora
parecían no querer burlarse de ello, y lo agradeció.
—Andrew mamá, soy un hombre—. Se
giró hacía la cocina, al escuchar unos tacones pisar suave desde ahí.
—Mi hombre de dieciséis años—. Río
esa voz de mujer. Apareció en el umbral de la puerta con un vestido de noche,
negro y con algunos detalles de piedras. Su cabello estaba recogido y su
maquillaje la hacía lucir aún más joven. —Oh, trajiste a tus amigos, siéntanse
como en su casa, lo saben —. Río nerviosa, ambos chicos saludaron con un ‘hola’
suave y se encaminaron hacia el salón, no sin antes separarse un poco.
—Sep, me sentiría solo, lo sabes—.
Respondió Andy.
—Sí claro, bueno, entonces te dejaré
dinero, para que pidas pizza, comida china o algo, lo que sea—. Andy se acercó
discretamente a su mamá y recibió el dinero seguido de un beso en la frente.
—¿Karina?
—Dormirá con su amiga de año.
—Ya ¿Y papá? —Preguntó contando los
billetes en su mano.
—Pronto estará aquí —. Amy estaba
revisando su pequeño bolso cuando recordó algo con lo cual, Andy estallaría
gritando. —Por cierto muchachito, no me gusta para nada que andes mandando
cartas a extraños eh.
—Ya mamá, nadie las ve, da igual.
—Mentira, te llegó esto—. Andy se
quedó serio.
Su madre le extendió su mano con un
sobre color amarillo opaco, con un remitente y destinatario… Y está vez el remitente, no era el suyo.
Andy estaba perplejo, y casi sin
aliento tomo el sobre con euforia y salió corriendo, pasando de su madre, hacia
el salón, atrayendo la mirada de sus dos amigos que ahora yacían sentados uno
muy cerca del otro.
Quizás estaban besándose… Por la cara de susto de Jinxx y
la cara sonrosada de Jake, más sus labios hinchados y rojos, pero ahora no le
importaba aquello.
—Mierda, mierda, mierda—. Murmuró
mirando el sobre.
—Jovencito, cierra el pico—. Recrimino su madre tomando
su bolso de nuevo y acomodándose el cabello—Tú padre llegó, nos vemos mañana
Andy, no te desveles ni veas cosas indebidas. Te amo cielo, adiós chicos.
—Adiós—. Contestaron Jake y Jinxx.
Andy por su parte seguía viendo la
carta sin poder contestar a sus amigos y a su mamá.
En cuanto la puerta de la entrada se
cerró ambos chicos se acercaron a Andy y sorprendidos al igual que él, se
quedaron mirando el sobre.
—¿Y no piensas abrirlo? —.Preguntó
Jinxx.
—Sí, es solo que… wow, no me la
creo.
—Pues créetelo y abre el sobre, anda
hombre—. Respondió Jake, por primera vez inundado por la curiosidad.
Andy los miró y asintió con euforia.
Rompió desesperadamente el sobre –que por cierto pesaba un poco– y de golpe
cayeron unas fotografías junto con un papel mal doblado, quizás de mala gana.
Jake se inclino y recogió las fotografías
dejando la carta en el suelo.
—Mira, es la ciudad, no es la casa,
pero es la ciudad ¿Para que quieres la ciudad?
—Pedí lo que fuera.
—Ya veo.
Jake siguió mirando las fotos con
paciencia, Andy ya se le había pegado sobre su hombro y al igual que él veían
las fotos detenidamente. Jinxx les miraba desde una distancia prudente y tomaba
la carta para luego abrirla.
—Iug, que letra tan más horrible.
—¡No abras eso! Deja que yo… ¿Pero…
qué?
Estaba a punto de levantarse de su
lugar para reclamar su carta cuando una foto le llamó la atención. Jake soltó
una risa y se tiró al suelo tomándose la barriga, soltando carcajadas ruidosas.
Andy le quitó la fotografía, antes de que Jake la arrugara por andarse
arrastrando en el suelo, la vio, y apretando los labios para no soltar una
risa, miró al sujeto en ella.
Tenía los ojos entreabiertos –uno
más que el otro–, sus labios iban en direcciones opuestas, dejando ver su
lengua medio de fuera y tenía la nariz encogida, como si fuera a estornudar. Y
al lado de él se veía una cabellera negra larga, como de una chica, quizás su
novia. Oh… Una pareja vivía en su casa. Recién casados quizás.
Jinxx le arrancó la imagen y sin
verla del todo bien estaba riéndose también acostado a lo largo del sofá.
—Bien, eso no lo había pedido—. Se
ruborizó Andy
—Pero que chico tan más raro,
pffftt.
—Ya— Jake se repuso de su ataque de
risa y recobrando un poco la compostura se medio sentó en el
suelo —, vamos lee
la carta, en voz alta quiero oírla.
—Es mi carta.
—¿Y? Vamos léela, quiero saber que
dice.
—Bien—. Andy tomó las esquinas de la
hoja doblada y los estiro para así desdoblar la carta, casi sin tener que hacer
mucho esfuerzo. Vaya, Jinxx tenía razón, que letra tan más fea. —Esto es
horrible, no podré entenderle.
—¡Dámela! ¡Yo la leo!
Jinxx le quitó la carta de las manos
y comenzó a leer sin detenerse a mirarlo.
“Andy:
Te
estoy respondiendo por todas esas cartas que has mandado y por las que no
recibí y recibo ahora.
Pretendía
mandarte una fotografía de tu casa, pero me lo eh pensado mejor y eh tomado
fotos de la ciudad entera, que por cierto, ni es muy grande, apenas y hay un
supermercado, una pequeña plaza, unos parques, hoteles pequeños, iglesias y
unas colonias. Pero me consta que todo sigue como lo...”
—Espera—. Jinxx se detuvo.
—¿Qué? ¿Qué pasa? — Preguntó Andy
inclinándose hacia adelante para mirarlo mejor.
—¿Qué demonios es eso? ¡Letra fea!
Carajo ¿Eso es una ‘a’ o una ‘o’?
—Aish, haber, enséñamela… la carta—.
Jake jaló la mano de su novio y miró aquella palabra extraña. Rayos. —Creo que
dice… recuerdas… sí, creo que sí.
—Oh…—Jinxx achinó los ojos y abrió
la boca sorprendido. Que rareza. —Bueno.
“Pero
me consta que todo sigue como lo recuerdas de tu niñez.
¿Sabes?
Tengo una duda muy grande y por eso apenas eh mandado está carta. Soy algo
curioso si claro, y quizás no quieras responderlo, pero ¿Cuántos años tienes?
Estoy muy curioso por saber ese dato.
Vivo solo, más que con
la compañía de tus cartas que no dejan de llegar sin parar, parece que incluso
nado y me baño entre ellas. Pero es muy entretenido leerlas, porque claaaaaaro,
yo las leo y no las tiro al fuego. No.
No te la haré más a la
larga pequeña, cuídate mucho y ya no te gastes las manos escribiéndome cartas
pidiéndome lo mismo.
Un saludo.
Oliver Sykes.”
Oliver Sykes.”
—Espera… ¿Qué? —. Termino Jinxx y
Andy fue el primero en balbucear.
—¿Para que rayos quiere saber tu
edad? ¡Te lo dije Andy, te lo dije! Un pedófilo, no sabías que encontrarías
mandando cartas a extraños—. Le recrimino Jinxx.
—¡No! — Gritó Jake—. Le ha dicho
‘pequeña’. Andy… ¡Ese tal Oliver cree que eres una chica! — Y de nuevo se tiró
al suelo a carcajearse de la cara de su amigo pequeño.
—Bueno, no lo sé—. Dijo Jinxx —.
Parece ‘a’ pero igual y es ‘pequeño’. Lo leí como iba captándolo.
—Sí, es eso—. Dijo Andy
sonrojándose.
—¿Le responderás? —. Preguntó Jinxx
dándole la carta.
Andy no respondió. Se le quedó
viendo a las fotografías y a la carta con sus ojos aguados. Se sentía un poco
avergonzado, pero feliz, quería gritar y se sentía soñado, pero por ahora al
menos podía pensar en que cuando cumpliera su mayoría de edad, quizás fuera a
comprar esa casa. Y el tipo era soltero… quizás para cuatro años se habría
casado ya, se veía un poco grande y brutal por los tatuajes del cuello y brazo.
“No
te gastes las manos escribiéndome cartas pidiéndome lo mismo”.
—Oh, bueno… quieren ver ¿Una
película? —Preguntó Andy colocando la carta bajo un cojín. Sus amigos
asintieron con flojera, la aparente calentura se les había esfumado y ahora
estaban tranquilos desparramados cada quien en un sillón. —Elijan la que
quieran, voy por soda y… pida la pizza si quieres.
—Está bien.
Y salió casi corriendo de su casa
dando un portazo.
;;;
Andy estaba con medio cuerpo metido
en el buzón de su calle, buscando la carta que una hora antes había ido a
echar.
Revoloteaba y leía cada sobre que se
encontraba, hasta que dio con un sobre rosita pastel, letra grande y redondita,
y pegado con un oso sonriente para guardar su contenido. Odiaba esos sobres
rosas, pero eran ecológicos y además salían muchísimo más baratos. Las estampas
tomadas de la habitación de Karina, su hermana pequeña –ya que le sobraban
bastantes– y su letra bastante gorda y legible para que pudieran comprender lo
que quería. El era cien por ciento macho. Sin embargo, esa era su carta.
La tomó sonriente y la agarró entre
sus dientes para luego empujarse con sus manos e intentar salir de ahí dándose unos
golpes algo brutos.
—Debo, de dejar de hacer eso.
Ahora su mente maquilaba por la idea
de que le escribiría en la siguiente carta. ¿Su edad? No, muy pronto, ese chico
–a pesar de la cara ridícula que tenía en aquella foto que mandó– se notaba que
era guapo. Rudo, pero guapo y eso a Andy le había hecho morderse el labio y
sudar bastante nervioso.
Caminó de regreso a su casa con la
carta que había mandado antes, ya
doblaba entre sus manos, como si fuera a rezar, respiraba feliz y –casi– iba bailando.
Aunque para él, aún había una duda: ‘pequeña’. Realmente ¿Eso que significaba?
Jinxx era muy bruto en ocasiones, pero de los tres, el era quien mejor visión
tenía –se supone– así que… Ese tal Oliver, creía que era una chica. Pero no
podría, porque el recordaba haber escrito sobre sí mismo como varón, recordaba
haber dado detalles o que le dieran a entender ese ‘significado’… ¿O no lo había
hecho?
Quizás podría sacar algo de valor. Jugaría un poco con
aquello. Una sonrisa se formó en sus labios. Aunque él no lo supiera… seguía
siendo un niño con travesuras inocentes, pero fuertes y con grandes
consecuencias.
Había pasado casi corriendo a la
tienda por unas sodas, y ahora agitaba dos de ellas para jugar una buena broma,
ya que su autoestima había subido hasta el cielo. Y en cuanto llegó a casa, no
dudo en dárselas a Jake y Jinxx que de nuevo parecían haber aprovechado su
ausencia para desvirgar su sofá del salón; ambos greñudos y con marcas rojas
enormes, en el cuello.
Con lo que no contaba era que ambos
bajaran sus sodas y las dirigieran hacia él. Abrieron ambas botellas y Andy se
ducho entre gaseosa de sabor a cola.
—Morirán.
—No hoy ‘pequeña’.
Andy soltó un gruñido y agitando su
soda, la abrió mojando a sus amigos y los tres comenzaron a jugar con sus
refrescos, regandoselos por todo el cuerpo, gritando y riendo como si fueran pequeños niños de seis años.
Su mamá se pondría muy furiosa cuando viera su sala pegajosa.
Este capítulo va con dedicación a Rubí con un poco de Janxx incluido,
de hecho, no será el único capítulo con algo de Janxx y espero les guste la combinación.
uuuhhh!!
ResponderEliminarJanxx y Sysack :OO
Genial! :DDD
*sigue leyendo*