jueves, 14 de noviembre de 2013

Jinxx es pasivo (Con Rubí)




Janxx: Jinxx Ferguson & Jake Pitts. 




—Aah… ah, sí —hundí mi cara entre las colchas abrazando la almohada y rodando sobre esta para quedar boca arriba. Pero de la misma manera de la que me volteé, sus manos toscas tomaron mi cintura y me giraron de nuevo manteniéndome en la misma postura de los últimos treinta minutos. Las piernas ya me dolían y casi me sentía una bailarina de ballet clásico. La posición era de lo más vergonzosa y con Jake observándome con atención sin perderse detalle alguno me hacía sonrojarme hasta la punta de mis cabellos.
—Oh, así estás bien, no te muevas —me penetró con fuerza y yo rechiné los dientes hundiendo más mi cara entre las sábanas. Mis brazos fueron torcidos y colocados en mi espalda baja para inmovilizarme. Jake embistió con fuerza hasta el fondo haciéndome daño, solté un grito gutural y me removí, tratando inútilmente de salir de ahí, pero fue imposible. Jake torció mis brazos con más fuerza y yo caí rendido. Cerré los ojos y esperé a que todo pasara.
No fuese que no me gustara, pero el que Jake fuera así conmigo todo el tiempo terminaba por hartarme hasta el grado de ya no querer. Siempre era yo quien terminaba adolorido, humillado y dañado. Me daba duro en el orgullo. Sea como fuesen las cosas, yo era un hombre. Y era tratado como una mujer en todos los sentidos…
Mordí las sabanas con saña cuando sentí cómo el orgasmo se acercaba cada vez más. Jake tomó mis brazos con una sola mano, y la otra fue parar en mi miembro, acariciándome. Me deshice en temblores y gemí contra las sabanas, no siendo muy audible mi voz. Y lo agradecía, cuando Jake me escuchaba, lo hacía con más fuerza aún. Castigándome.
Me revolví incómodo intentando zafarme de su agarre, pero mi fuerza no era nada comparada a la suya, ni siquiera un poco. Podía romperme si lo quisiera y en ese momento creí que lo haría si no bajaba la velocidad de sus embestidas. Apreté los dientes intentando incorporarme un poco, me gustaba, pero me ardía el trasero por lo fuerte que lo hacía, la excitación y el dolor se mezclaban haciéndome un revoltijo en el estómago y creándome cosquillas que me hacían morderme el labio. Y entonces cuando intenté levantarme, tiró de mi cabello hacia atrás cayendo los dos de espalda. Él sobre el colchón y yo sobre él. Alzaba su pelvis con fuerza contra mi trasero y me fue inevitable totalmente aguantarme los gemidos. Sus manos soltaron mis brazos que cayeron en su pecho y se apoyaron de ahí, mientras él me tomaba de las caderas para ayudarse un poco.
—Jake detente, despacio, despacio por favor. —dije entre jadeos. Claro, él no me hizo caso en absoluto, pues al escucharme gemir de esa manera lo hizo más fuerte logrando que me corriera sobre mi estomago y él lo hizo dentro de mí. Me sentí algo (bastante) sucio. —Eres una bestia…
Y no me dijo nada. Me levantó de las caderas y casi con amor me acomodó a su lado envolviéndome entre sus brazos y sus piernas. Aunque sintiera el semen recorriéndome las piernas y la sangre de mi interior saliendo como fuente gracias a la nueva hemorragia que me había provocado, me acerqué a él y le besé la quijada, encogiéndome para que me estrechara en sus brazos. Besó mi hombro y yo cerré los ojos, disfrutando de su varonil aroma.
—Me duele… —murmuré en un hilo de voz, Jake dejó de besar mi piel e hizo el cabello que me cubría el rostro hacia atrás de mis orejas.
—Bueno, supongo que eso es normal —dijo tranquilo y yo apreté los puños.
—No me gusta, ¿sabes? —hablé irritado, pero aún con la voz baja. Jake alzó ambas cejas.
—Claro que te gusta, Jinxx.
—¡No es así, no puedes saberlo! ¡Estoy arto de esto! ¡Yo…! —Solté un jadeo cuando Jake tomó mi polla con su mano fría y empezó a acariciarme. Apreté los labios y cerré los ojos con los cachetes rojos, sintiendo otra vez calor en mi cuerpo.
 —¿No es así? ¿Por qué tu boca no dice lo mismo que tu cuerpo? —habló contra mi oído y yo liberé un gemido sin poderlo evitar, poniéndome otra vez duro entre su mano. Jake río divertido y yo me sonrojé más de lo que ya me encontraba. Lo empujé con ambas manos y Jake paró de reír, mirándome atento.
 —Ya no más, ya no… —Jake arrugó el entrecejo y acercó una de sus manos a mi rostro para acariciarme, pero la aparte de un manotazo—. ¡Tú eres quien debería estar en mi lugar!
 Me callé al instante llevándome las dos manos a la boca. Lo había soltado sin pensarlo. Un silencio se hizo presente, hasta que poco a poco escuché la estruendosa risa de Jake inundando toda la habitación. Fruncí el ceño y me mordí el labio con rabia, mirando hacía otra dirección. No le encontraba lo divertido.
—Pero que la calentura se te subió a la cabeza, pequeño. —llevó su dedo índice acariciando mi pecho desnudo hasta posarse en mi sien y apretar fuerte. Le pegué un manotazo y me tallé suave—. Prometo ya no darte tan duro, cariño.
 Murmuré unas palabrotas y me crucé de brazos con fuerza dándole la espalda mientras él me acariciaba y revolvía el cabello casi con cariño. Mi mente ya estaba trabajando en algo diferente.

***

Me puse una de sus playeras y la acomodé en mi cuerpo intentando hacer que esta se viera tan varonil como en él, pero no lo lograba, seguía viéndome como un crío usando ropa de sus padres. Me miré en el espejo con atención y alboroté un poco mi cabello para que se pareciera al de él. Hice algunos gestos como los que él formaba cuando tocaba la guitarra y que a mí tanto me encantaban. Pero sólo conseguí verme ridículo. Bufé molesto y tiré de ella sacándomela del cuerpo y tirándola al piso, la pateé con todas mis fuerzas y la pisé con los botines sucios. La puerta de la casa sonó y tal y como había tirado y pisado esa playera favorita de Jake, la levanté y la escondí tras mi cuerpo para luego salir corriendo hacia la sala de lavado. Pero como soy yo, no tuve tanta suerte de pasar desapercibido. 
—Hey, ¿a dónde vas con tanta prisa y medio desnudo?
—¿Y-yo? —tartamudeé y mis manos sudaron de repente. Jake no hizo ningún gesto diferente. Simplemente se acercó a mí y movió la cabeza hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Miró atrás de él y luego me hizo a un lado mirando atrás de mi… ¿qué rayos?
—Bueno, no veo a nadie más. — Quise reírme, pero me interrumpió hablando de nuevo—. ¿Qué haces medio desnudo? Creo que me estás engañando —y dicho esto caminó hacia la habitación. Yo le seguí de cerca y cuando reaccioné a lo que tenía en mente unos minutos antes. Corrí hasta él, colocando su playera sucia y pisoteada en su rostro, tapándole los ojos.
Jake se detuvo y llevó sus manos a su rostro para tratar de quitarse la playera de encima, sin embargo no le dejé. Forcejé un poco con él unos instantes, y al final se rindió. Hice un nudo con la playera a modo de antifaz apretando el nudo muy bien para que no se fuera a caer. Jake suspiró pesadamente.
—Jinxx, ¿qué carajo haces? Ahora no creo; me engañas y me cubres los ojos para que no vea como el hijo de puta se escabulle por ahí, ¿te caché? —preguntó en tono de fastidio, yo me mordí el labio sin contestar. Le empujé para que siguiera caminando, y para mi sorpresa lo hizo sin negarse. Caminamos yo tomando su cintura y él cruzando los brazos con, posiblemente, el ceño fruncido.
Entramos a nuestra habitación y lo detuve cuando llegamos a enfrente de la cama, le di la vuelta y lo obligué a sentarse, Jake lo hizo sin rechistar, cosa que me estaba sorprendiendo demasiado. Mi corazón empezó a latir fuerte cuando me le acerqué y me senté sobre sus piernas, comenzando a besar su cuello. Sabía muy bien lo que quería en ese momento, pero no estaba del todo seguro cómo hacerlo, así que mis besos eran tímidos y mis caricias en sus costados también. Jake permaneció en silencio unos momentos, hasta que echó la cabeza hacía atrás y rió fuerte por mis actos. Me sonroje de golpe y apreté los puños sobre mis rodillas.
—¿Es eso? ¿Quieres sexo? No tienes porqué vendarme los ojos para eso.
—No, yo… —tragué saliva con las mejillas encendidas, ¿por qué me costaba tanto trabajo?
—¿Tú? —dijo Jake con una sonrisa llena de diversión, animándome a continuar. Mis manos comenzaron a sudar y las limpié en mis pantalones.
—Yo… no quiero que me folles —hablé bajo, pero lo suficiente para que se escuchara. Jake frunció leve los labios.
—Entiendo, quieres una paja. Está bien.
—¡No! —grité y me mordí el labio nervioso.
—¿Qué mierda quieres, Jinxx? —suspiró cansado. Yo me golpeé mentalmente y rodé los ojos. Me acerqué lentamente a él, lamiendo parte de la mejilla, recorriendo su clavícula y llegando hasta su oído. Jake tomó mis caderas y las apretó fuerte contra él haciéndose notar. Estaba duro y ya me estaba rozando el culo con eso.
—Hoy te domino yo —murmuré en su oído. Pero para lo que siguió después no me preparé. Estaba por besarle el lóbulo de la oreja cuando en fuerte empujón tirándome de culo al suelo llegó por mi pecho. Incluso me dolió y me tiré a gritar y a gruñir con rabia.
Levanté el pie y le di una fuerte patada en la espinilla. A diferencia de mi, él sólo gruñó y quitó su pie, mirándome (supongo yo) con una ceja levantada.
—Mira, no sé qué mierda te has tomado, pero comienzas a escupir por la boca.
—¡Te lo estoy diciendo en serio! — Dije en tono demandante, intenté escucharme seguro, pero la voz me falló.
—Pues yo también, tú no sabes dominar pequeñín, tú sólo sabes abrir las piernas, no intentes cambiarlo. — se levantó de la cama y se acomodó la playera, quitándose la que tenía entorno a los ojos. La miró y se dio cuenta de que era su favorita y que para el colmo estaba pisoteado por unos botines llenos de suciedad—. Y espero también, que me laves esto.
—¡Jake!
—No, Jinxx, déjalo o terminará mal.
—¡Estoy arto de que me jodas como a una puta! Siempre termino en posiciones comprometedoras y no me agradan. ¡Las odio! ¡Y no disfruto nada! —Mentí—, pero tú sí, al contrario de mi. ¡Te toca un poco, maldita sea! ¡Deja de ser un semental que no eres!
Jake me miró en silencio unos instantes y después soltó una risa negando con la cabeza.
—Claro, ahora me dirás que todos esos gemidos como una perra significan que odias lo que te hago, ¿no? —preguntó tranquilo y a mí me ardió el rostro. Miré hacia otra dirección y me mordí el labio.
—No es justo… —murmuré, porque por alguna razón se me estaba siendo muy difícil el hablar en un tono más alto.
—¿Qué no es justo? — Se puso en  cuclillas hasta llegar a mi altura y me miró con una ceja alzada—. ¿Qué no te deje? —sonrió de lado y tomó de mi mentón para que lo mirara.
—Yo puedo dominarte —hablé bajo tratando de ver cualquier cosa que no fuera su mirada. Mi tono de voz se estaba yendo al caño.
—Supongamos que te creo —rodó los ojos.
—¡Jake!
—No puedes dominar ni a una mosca, Jinxx —dijo al final y se levantó, dispuesto a salir de la habitación. Seguí sus pasos con la mirada y bajé la cabeza cuando tomó el pomo de la puerta. Apreté los puños con rabia. Yo no estaba jugando. Claro que podía dominarlo, no era ningún idiota.
—Si no dejas que lo haga, no volveré a permitir que me toques… —dije sin levantar la mirada y él se detuvo. Escuché un bufido por su parte, y cuando levanté la cabeza para mirarlo, hizo su cabello atrás con una cara de fastidio.
—Jinxx, no quiero jugar a esto, ¿sí? Estoy ocupado y…
—Hablo en serio —hablé interrumpiendo. Jake azotó la puerta con fuerza, haciendo que el sonido retumbara por toda la habitación. Empezó a andar hacia mí y yo retrocedí en el suelo.
—Yo también estoy hablando en serio Jinxx, no me toques las pelotas que te corto las tuyas ¿vale? —negué con la cabeza y él bufó contra mi cara—. Jinxx… —advirtió.
—¡Que no he dicho! ¡Te voy a dominar y ya lo verás! —me levanté del suelo y brinqué a su cuerpo para tumbarle al suelo de una estocada. Pero él se enderezó con más rapidez que no logré moverlo ni un centímetro cuando impacté contra su cuerpo. Jake me tomó del cuello y lo apretó fuerte hasta casi asfixiarme y lo peor es que se daba cuenta, pero su rostro no mostraba ningún sentimiento, culpa o felicidad. Nada. Y eso me estaba colapsando los nervios.
—Sabía que tenías la cabeza dura, pero realmente no sabía hasta que grado. Y me desagrada saber que te mueres por mi culo. Tú aquí eres quien gime como una puta Jinxx, quien abre las piernas más, con tal de sentirla bien adentro y abres la boca soltando palabrotas y pidiendo más.
—Mentira…
—No, verdad. ¿Quién se me ha insinuado tantas veces? Tú. Tú quien en ocasiones se pone esos ligueros en las piernas que no te favorecen mucho, o no usas nada de ropa interior, como cuando vamos a un antro y a ti te surge la gran idea de arrastrar tu culo en mí y luego como gran sumiso terminas en el baño, apoyado frente a los espejos y con las piernas abiertas. No puedes Jinxx, tú no sabes hacerlo. Eres un pasivo perfecto para cualquier persona y eres el mío. No puedes dominar si eres así.
Mis ojos estaban aguados del coraje y sólo logré levantar mi puño para darle un buen guantazo en la cara. Y así fue, llegó a su cara, pero no lo sintió. Mi golpe llegó débil y le grité palabrotas que ni siquiera sabía que conocía.
—Tonto, eres tonto... —murmuré ya cansado.
—Ya, ¿lo ves? Eres una maricona, Jinxx.
—¡Que no lo soy! ¡Puedo penetrarte si se me da la gana!
Jake frunció el ceño algo asqueado por lo que dije y me abofeteó fuerte para luego apretar mis muñecas con fuerza. Me quejé pero me ignoró completamente, girándome y tirándome de boca sobre el colchón. Me removí como un animal para safarme, pero no conseguí nada como siempre.
—¡Jake, déjame! —grité retorciéndome en mi lugar.
—Muéstrame al que quería follarme, anda —se burló y yo cerré los ojos con fuerza. Me estaba humillando de nuevo, como siempre lo hacía cuando algo no era de su agrado. Algunas lágrimas salieron de mis ojos y los abrí de golpe cuando sentí como una de las manos de Jake viajo hasta el cierre de mis pantalones y lo bajó. Mordí mi labio y negué con la cabeza repetidas veces.
Mis uñas intentaron llegar al agarre de la muñeca, pero este era completamente fuerte; y Jake al notar mis intenciones torció mi brazo hacia atrás colocándolo en mi espalda baja.
—Jake, n-no… —dije tartamudeando, sin embargo Jake no me hizo caso como era de esperarse. Tiró de mis pantalones, deslizándolos por mis piernas hasta que llegaron a mis tobillos. Tomó el filo de mi bóxer y yo chillé. Se veía bastante molesto esta vez. Lo había hecho enfurecer y me castigaría por ello.
Empecé a patalear y a gritar que me soltara, pero no lo hacía, al contrario. Hizo su agarre más fuerte, lastimándome. Soltó un bufido arto de mis chillidos y se inclinó un poco a mí, lamiendo el lóbulo de mi oreja. Me estremecí un poco y cerré los ojos sintiendo su respiración haciéndome cosquillas.
—¿Lo ves? ¿Dónde está el que quería dominar la situación, ah? ¿Qué esperas? Follame —se rió y lamió mi mejilla, me estremecí removiéndome de nueva cuenta—. Deja de moverte.
—Déjame entonces.
—¿Por qué lo haría? ¿Por qué tú lo dices? ¿Cuándo fue la ultima vez que hice caso a lo que tú querías? —preguntó, pero no contesté. Porque tampoco quería contestar lo que ya sabía. Jake jaló de mi cabello hacía atrás con fuerza haciéndome quejar. —Cuando hago una pregunta, me gusta que me contesten —dijo en tono frío. Yo apreté los dientes por el dolor.
—Nunca...
—Exacto.
—Pero…
—Eh, si sabes que jamás te hago caso, entonces no intentes oponerte.
Me mordí el labio e hice amago de voltearme, pero su agarre estaba tan fuerte en mí que sentí mi hombro medio dislocarse. Grité y las lágrimas se me saltaron de los ojos solas empapándome la cara. Me sentí violado y no sólo mentalmente, sino que físicamente muy pronto lo sería. Escuché la hebilla del pantalón de Jake abrirse y luego el deslizamiento de ropa, intenté voltear el rostro, pero la fuerza en mi brazo me lastimo músculos en el cuello que me ardía con tan sólo girarlo un poco, así que opté por quedarme como estaba, sin dejar de patalear para evitar que mi culo fuera profanado de nuevo sin piedad. Abrí la boca, pero sólo salieron sollozos lastimeros casi iguales a los de un cachorro abandonado. Jake se rió y le odie por unos microsegundos.
—¿Bueno, y tú qué? — preguntó y yo me limité a contestarte hundiendo mi cara en las sabanas para evitar escucharle. Le había encontrado odio muy dentro de mí, y ahora me repugnaba un poco—. Siempre estas deseoso al contrario de hoy. ¿Qué te ha pasado? ¿Has descubierta una forma de embarazo masculino? —preguntó sobre mi oído y yo gruñí en respuesta. ¿Qué tanto le costaba abrir las piernas y dejarse follar por mí? Me decía que me quería y eso sería un estilo de prueba de amor, quizás. Pero su orgullo de macho lo arruina todo, siempre tiene que ser el más fuerte de los dos, el que nada le humilla, al que no le importa y el más hombre. Y yo quedo como el indefenso marica que no puede ni contra su novio. ¡Súper!
Jake rió y se separó de mi oído, empezando a descender mi bóxer por mis piernas. Solté un grito agudo y él se detuvo en seco. Casi imaginé su expresión, frunciendo el ceño y con los ojos cerrados.
—Jinxx, deja las mariconerías para otra ocasión —advirtió fastidiado y yo negué.
—No quiero, n-no me toques —lo último salió con mi voz quebrándose. Jake suspiró.
—Mira, Jinxx…
—¡Que no! —grité, pero sólo se escuchó como un niño al que lo obligan a ir a la escuela, y esa no era la idea.
—Me estás destrozando los nervios, ¿sabes? —hizo más fuerte su agarre, robándome un grito de dolor. Volví a patalear y el rodó los ojos. Bajó mi bóxer y yo me sonrojé violentamente sin dejar de patalear.
—¡Deja, que no quiero!
—¿Y a mí qué con eso? —preguntó con diversión en su voz. Cerré los ojos y las lágrimas otra vez salieron sin aviso.
—Hay momentos como estos… en los que te odio —Jake dejó de reír y yo me encogí en mi lugar, dándome una patada en las pelotas mentalmente por lo que había dicho. Porque no quería decirlo. El silencio me estaba poniendo cada vez más nervioso, y lo que quería era recibir era un golpe, un grito; lo que fuera con tal de saber que Jake estaba ahí. Su silencio siempre fue lo que más me lastimó.
Chillé cuando sentí como me jalaba del cabello de repente hacia atrás, apreté los dientes dentro de mi boca y aguanté el dolor pensando en que me lo merecía.
—¿Me odias? —delineó toda la delicada piel de mi cuello, de principio a fin con la punta de su lengua, haciendo temblequear—.Veamos cuanto puedes llegar a odiarme.
—¡Jake!
Sus dedos se abrieron paso entre mis nalgas y tantearon mi entrada con tal brusquedad que me hizo pegar un salto hacia delante, pero no lográndome mover lo suficiente como para librarme de ello.
—Mierda Jinxx, gimes tan bien. —Se burló cerca de mi oído haciéndome notar que al ritmo de sus dedos, gimoteos salían de mi boca sin que pudiera controlarlos. Me avergoncé y luego quise ser un avestruz con la cabeza entre las sabanas cuando noté que yo levantaba el trasero para hacer más contacto con sus dedos. Pero él parecía no haberlo notado, pues no había dicho algo y por mi estaba bien que no se diera cuenta, pues mi autoestima se iría tres metros bajo tierra. Su peso cayó sobre mi espalda enterrándome bien y haciéndome gimotear más. Mis ojos ardían por no parpadear constantemente pues en mi mente se desataba un dilema fuerte. ¿Debería dejar que hiciera conmigo lo que siempre hace? Realmente no me parecía justo. Debía ponerle un alto o de lo contrario a este paso mi culo se caería en trozos y deberían reconstruirlo o en el peor de los casos un trasplante. La idea de tener el culo de alguien más de desagrado por completo. Así que grité como nunca en mi vida había gritado, superando las veces en las que tenía sexo con Jake. Y esta vez no era tener sexo con él ¡me violaba! Pegué un salto, asustándolo y me tiró del cabello de nueva cuenta.
—¡Aahh! —grité, pero con voz rasposa y dolió. Me había jodido la garganta. —¡Suéltame!
—¡Que no te muevas!
Su pelvis chocó contra mi trasero y sentí todo lo que tenía que sentir. Lo suficiente para notar que planeaba atravesarme y el que aún no se quitaba el bóxer. Eso aún me hacía respirar un poco más tranquilo.
Se frotó contra mí, lo sentí duro y tragué saliva. No quería esto. Estaba por echarme a llorar cuando sus dedos se movieron en forma de tijera dentro de mí, haciéndome berrear. Escuché la risa de Jake detrás de mí y quise matarlo en ese mismo momento.
—Yo me pregunto por qué sigues tan estrecho —movió sus dedos más profundo, grité de dolor y él sonrió con malicia—, pero tranquilo. Después de hoy te prometo que ya no lo estarás nunca más.
Mi labio inferior comenzó a temblar, hundí mi cabeza en las sabanas y me solté a llorar como un niño. Jake no me permitió ni siquiera desahogarme de esa manera, jaló de nueva cuenta mi cabello hacia atrás para que levantara el rostro de las sabanas.
—¿Qué carajo crees que haces? ¡Deja de llorar, maldita sea! —gritó en mi oído frunciendo el ceño.
—J-Jake… por favor… —imploré, pero no servia de nada. Yo lo sabía muy bien. Su mano me dio una nalgada y yo volví a gritar—. ¡Jake!
—¿Sabes qué? No quiero escucharte. Lo único que quiero que salga de esa boquita son tus gemidos pidiendo más, ¿estamos de acuerdo? —volvió a azotarme y yo rechiné los dientes. Mis mejillas estaban rojas y las lágrimas continuaban deslizándose por mis mejillas. Eso sumando la respiración irregular que ahora tenía.
—Jinxx, ¿qué te dije acerca de responder cuando pregunto algo? —habló contra mi oído, para después lamer mi lóbulo.
—S-sí…
No pude responder otra cosa, ¿qué me haría si ahora lo enfrentaba? No tenía forma de ganar. Yo nunca ganaba. Él era el lobo y yo un cabrito.
Una de sus manos se frotó en mi cintura, la levanto solo un poco, colocó una almohada debajo para tener mejor acceso, y luego me soltó haciéndome saber que estaba por comenzar. Escuché sus movimientos y cerré los ojos, completamente sumiso a lo que planeaba hacerme. Me quedé sin moverme, apenas y parpadeaba, creo que estaba a punto de desmayarme o quizás de dormirme, no lo sabía, sólo sentía como sus dedos hurgaban en mí haciéndome estremecer con temblores para luego salir sin pena. De nuevo sentí sus manos recorrerme los muslos y luego…
—Jake, espera ¡espera! —grité airado y muy nervioso. Estaba completamente tenso y eso no ayudaría a que pudiera entrar; y si lo lograba, me rasgaría todo el trasero pues no estaba ‘flojito y cooperando’. Estaba aterrado como si fuera mi primera jodida vez—. Despacio, por favor…
—No.
Y sin esperarme a que me acomodara o al menos me preparara mentalmente, me la enterró con fuerza haciéndome estremecer, y sobre todo, haciendo lo que quería evitar. Quizás una hemorragia fuerte se desataría en unos momentos. Mi entrada punzo de dolor y ardió al mismo tiempo. Mi llanto se intensifico y escuché el suspiro y luego bufido de Jake. Seguía molesto e incluso quizás más que antes, estaba tocándole la moral y no me costaba saberlo cuando yo mismo sabía que tal fácil era lograr eso.
—Jake, ¡para, para, no quiero! —me removí y él me tomó con más fuerza.
—¿Recuerdas lo que te dije? Cállate y comienza a gemir para mí —embistió hasta el fondo y yo grité apretando los ojos. No lo estaba disfrutando en lo absoluto, me estaba doliendo. Y no sólo físicamente. Con cada embestida que Jake me daba yo soltaba un grito de dolor en lugar de un gemido, y eso a él le estaba tocando las pelotas. Podía sentirlo. También podía sentir como me deshacía. Mordí las sabanas con mis dientes para no gritar más, el dolor no se convertía en placer como debería de ser. Todo lo contrario, dolía más y Jake se daba cuenta de eso. Su pelvis chocó contra mi trasero por las fuertes y profundas embestidas y lo que llenaba la habitación eras mis quejidos y de vez en cuando sus gruñidos de placer. Mis lagrimas salieron con más intensidad, incluso empezaba a moquear.
Había tenido sexo a la fuerza, sí, pero ninguna como esta. Me estaba violando. La persona que más amaba en el mundo… lo estaba haciendo. Mi novio, mi Jake. Lloré con más fuerza, sin importarme en callar mis lamentos, estaba sufriendo tanto física como emocionalmente y sin poder creerlo, Jake se detuvo. Me observo en silencio (o al menos eso pensaba) y suspiró.
—Cállate —dijo serio sin moverse. Pero mi llanto era incontrolable—. Basta Jinxx, deja de llorar.
Pero no dejaba de hacerlo. Quizás el complejo de chica que tenía era muy fuerte y me afectaba de verdad. Tenía hormonas que me hacían romper en llanto como marica. Me había dado fuerte el que me tomara por la fuerza y me estuviera violando, ni siquiera sentía algo placentero, sólo corrientes eléctricas que me azotaban la espalda y me hacían apretar más los ojos.
—Detente —rompí en llanto.
—Mierda —se agachó sobre mi cuerpo, sin romper la penetración y volteó mi rostro para que pudiera verlo. Noté su gesto serio pero lastimoso. Había tocado un poco (sólo un poco) su lado sensible—, me siento con un violador, un abusivo. Me gusta que grites, pero no cuando lloras por sexo.
Esta vez rompió la penetración y me giró violentamente quedando frente a él. Cerré los ojos y giré el rostro para evitar algún contacto con su mirada penetrante.
—No quiero Jake.
—Déjame hacerlo —dijo suave, por lo que yo asentí aún sin parar de llorar. Había aceptado pero eso no significaba que estaría completamente sumiso a su cuerpo. Le dejaría penetrarme, pero yo no disfrutaría, me sentía cohibido, como quien tiene su primera relación sexual con un desconocido. Y eso era lo peor. Jake no era un desconocido, era mi novio, pero le tenía miedo.
Temblé debajo de él cuando sus dedos me acariciaron el pecho y se acercó comenzando a dejar besos por mi cuello. Me tensé y apreté los ojos. Sus besos —que aunque ahora eran dulces— no me estaban gustando. Lo único que yo quería en ese instante era salir corriendo hacia cualquier lugar, no importaba cual fuese, con tal de no tener que pasar por esto. La humedad de su boca atrapó uno de mis pezones y yo apreté los dientes, soltando un ruido de asco. Eso pareció enfurecerlo aún más y me mordió, provocando que gritara. Él levantó la mirada hacia mí, mirándome con el ceño fruncido.
—Escucha, Jinxx, me estás tocando mucho las pelotas…
—Yo te dije que no quería, tú eres e-el que me esta obligando —solté lo ultimo volviendo a llorar sin poder evitarlo. Jake cerró los ojos unos segundos con el entrecejo fruncido, pesándose algo y después los volvió a abrir.
—Eres mío, ¿no es así? —preguntó en tono normal. La fuerza se había ido, y yo abrí los ojos mirándolo con desconfianza—. Respóndeme.
—S-sí… —respondí leve y Jake asintió.
—Y con lo mío puedo hacer lo que se me plazca. — Jake comenzó a abrir mis piernas y yo me sonrojé de nuevo, parando un poco mis lágrimas y entre abriendo un poco mis labios para decir algo. Pero de mi boca no salió nada. —Y también puedo romper lo que es mío. Porque reitero, es mío y puedo hacer lo que se me pegue la gana —dijo mirándome a los ojos y yo desvié la mirada, reposando la cabeza en la almohada y cerrando a los ojos esperando a que hiciera lo que tenía que hacer. Y lo hizo, me penetró de nueva cuenta.
Jake hizo un movimiento con la pelvis y su miembro se deslizó hacia fuera y hacia dentro. El ardor en mi entrada estaba matándome, pero a la vez la ola de placer que me recorrió desde mi entrepierna hasta mis pies, me hizo soltar un jadeo. Miré a Jake y sonrió victorioso, estaba logrando su cometido, sin embargo aún no me sentía del todo bien. Estaba violándome aún así y yo se lo permitía, y al permitirlo estaba catalogado como relación sexual, pero era a la fuerza, porque realmente no tenía ganas, mi trasero no aguantaba tantas veces al día una penetración tan brutal.
—Jake…
—Shh, cállate. —Apreté los dientes tragándome los quejidos de dolor pues me soltaría a llorar y eso no lo quería de nuevo, entonces me decidí a ayudarle. Ayudarle a terminar más rápido para que me dejara en paz. Apreté mi cuerpo y por ello, le rodeé con mi estrechez para hacerlo gemir y su cuerpo se tambaleó hacia delante.
—Mierda, apretado, apretado. Estás muy apretado Jinxx…
Abrí la boca y comencé a fingir un par de jadeos los cuales sólo lograban hacer las embestidas más fuertes. Y los gemidos fingidos, se convirtieron en sollozos reales de nuevo.
—¡Termina ya, carajo! —grité con la cara roja y las venas de mis brazos, piernas, frente y cuello bien marcados—. Córrete, córrete.
Eché la cabeza atrás cuando me embistió más profundo y tomó mi miembro, brindándome algunas sacudidas. Abrí la boca soltando pequeños gemidos de placer y dolor mezclados. Sentía placer pero no me gustaba, mi cuerpo sólo estaba reaccionando de manera natural, pero mi mente divagaba en otra cosa. Asco. Jake cerró los ojos y soltó un gruñido a la vez en que explotaba en mi interior, llenándome entero. Me mordí el labio nervioso porque yo aún no lo hacía, y tenía muchas razones para no hacerlo. Jake se quedó quieto sin salir de mí por unos segundos, recuperándose del orgasmo. Me encogí en mi lugar cuando abrió los ojos y se inclinó hacia mí, mirándome con mirada fría.
—¿Por qué no te has corrido? —preguntó frente a mi rostro, con voz más grave de lo normal. Yo me sonrojé.
—Yo…
—¿Por qué no te has corrido, Jinxx? —volvió a preguntar arto de excusas para todo—. Siempre eres el primero.
—Jake… —me humedecí los labios—. Yo…
Apreté los dientes cuando sentí como masajeaba mi miembro en un vaivén rápido con su mano fría, solté un jadeo y él rió en mi cara. Lamió mi cuello, seguido de mi clavícula mientras yo temblequeaba sin parar sus movimientos.
Mi espalda se arqueó y por un momento pensé en soltarle una patada aguantándome las consecuencias, pero creo que era aún mucho más viable, que Jake creía que simplemente aún me faltaba por llegar. Cerré la boca y me abofeteé mentalmente en cuanto imágenes pornográficas se me venían a la cabeza, más sin embargo, nada era suficiente, aún no podía correrme y no era para más.
—Jinxx. —habló Jake y yo apreté los labios mirándole con angustia. De un momento a otro me soltó de mala gana y me empujó a un lado tumbándose junto a mí. Se había molestado y esta vez era tan en serio como que no iba a hablarme. Lo conocía muy bien. Y aunque me haya hecho lo peor, el verlo así me rompió el corazón, me sentí mal y aún con algunos sollozos que salían de mi boca me acerqué a él.
—Jake, lo siento yo...
—Sht.
—No me chites.
Me dio la espalda y yo le abracé por detrás pasando mis brazos por los suyos y acariciándole el pecho. Él me pellizcó y empujó mis brazos, se giró encarándome y me jaló el cabello solo con un casi suave tirón. No me molesté como todas las veces, me dolía, pero también lo había arruinado.
—No te corriste. —Me miró frío. Estiró su brazo fuera de la cama, alcanzando su bóxer, se lo puso y se levantó mirándome desde arriba. Yo aún seguía con el cuerpo adolorido e intentando esconderme entre el embrollo de sábanas.
—¡Fue tu culpa! Me has violado, lo sabes, yo no quería…
—Tenía que meterte en esa cabeza hueca que sólo sirves para abrir las piernas…
—¡Pero no siempre, Jake! No soy una máquina para mete-saca, ¡mételo tú, en la puta cabeza! —Me le aventé de nuevo intentando arañarle, pero de un fuerte empujón y unas rápidas manos, me dejó inmovilizado como antes. Mierda.
Tomó de mis muñecas y llevó mis brazos a ambos lados de mi cabeza, acercó su rostro al mío hasta que sentí su aliento chocar contra mis labios. Cerré mis ojos en espera de un golpe, un grito, una mordida; pero nada llegó.
—Quiero que escuches esto muy bien, porque no pienso repetirlo otra vez, ¿te vale? —Habló contra mis labios—. El que controla las cosas por aquí, soy yo.  El que manda, el que te folla, el que te pone en cuatro, el te tiene cuando se le da la gana; ese soy yo. No intentes cambiar las cosas, Jinxx. Eres un afeminado, una princesita…
—No me digas princesa —que quejé mirándolo a los ojos.
—Princesa.
—¡Jake!
—No intentes cambiar las cosas, Jinxx. Aquí tú eres el sumiso y eres mío. —me dedicó un lametón en los labios y yo hice una mueca de asco. Era la verdad aunque me costara trabajo reconocerlo. Yo no tenía una actitud como la de él, tampoco la fuerza y el cuerpo como para intentar dominar. Pero me negaba a aceptarlo…
—Yo…
—Una cosa más —me calló—, vuelves a no correrte cuando te follo y no tienes idea de cómo me las voy a cobrar.
Soltó en tono serio que me hizo encogerme en mi lugar, asentí levemente con la cabeza antes de que me reclamara por no responderle.
Soltó mis muñecas e hizo un ademán por levantarse de encima, sentí un hueco en el estomago y tomé su brazo para que no se apartara de mí, porque no quería eso. No quería que estuviera molesto conmigo.
—Jake, yo… te quiero —dije sin venir al caso, Jake volteó su cabeza a mi dirección y alzó una ceja—. No… no quiero que te enojes conmigo.
Jake rodó los ojos fastidiado y se soltó de mi agarre de manera brusca, levantándose de la cama y saliendo de la habitación con sólo un bóxer puesto. Yo quedé completamente solo, sentí un dolor en el pecho y me hice pequeño entre todas las sabanas.
Mis ojos lagrimeaban y me sentí un poco tonto al haberme puesto rudo antes y ahora estar como una nena llorica. Tomé la sabana en un puño, la jalé a mi cuerpo, cubriendo mi desnudez hasta la cabeza y me hice una bolita bajo las mantas, para luego echarme a llorar como a quien se le ha muerto un pariente cercano. Primero lágrimas salían lentamente, para luego salir sin control mientras los sollozos de mi boca cada vez eran más escandalosos. Mis ojos ardían y yo no podía dejar de llorar, mi boca estaba seca y la cabeza me punzaba, pero me sentía protegido bajo esas sabanas blancas.
Rodé en la cama situándome justo en una orilla, en su orilla, donde él dormía para ser precisos. El olor de las sabanas ya era único aunque sólo fuera la mitad o menos. Olía a él, no era alguna fruta, planta, o aroma extravagante, sólo era el olor de Jake, el de siempre en su ropa y auto, el que aunque olfateara en la lejanía, reconocía como único y me hacía torcer el cuello hacia todas direcciones. Y ahora él estaba cabreado conmigo.
—Jake —murmuré con voz baja, pero no sabiendo si le llamaba o le rogaba—, lo siento…
La puerta se azotó, pero no se abrió. Una patada había soltado a la puerta con tal violencia que hasta mis sollozos se callaron, y no exactamente por la orden, sino por el golpe seco.
—¡Deja de llorar, jodida maricona!
Me tapé la boca con ambas manos y la cabeza me explotó. Me punzó de ambas sienes y la garganta se me raspó por el grito que pretendía salir, pero que sin embargo murió ahogado.
Jake seguramente quería ahorcarme en ese preciso momento. Casi y podía escuchar su respiración alterada por la furia a través de la puerta. Cerré los ojos con fuerza y las lágrimas no cesaron en ningún momento. Trataba de tranquilizarme, pero era inútil. No sabía con exactitud que era lo que más me estaba doliendo, pero todo era un nudo de emociones dentro de mi garganta que me hacía imposible el dejar de llorar. Necesitaba desahogarme de alguna manera, y ni siquiera podía darme ese lujo, Jake también me lo estaba impidiendo. Temblequeé un poco y me acurruqué más entre las sabanas. El silencio se hizo presente y me dio a entender que Jake se había ido de una vez por todas. Sin preocuparse por mí, ni por cómo estaba ni por como me sentía…
Me mordí el labio con saña hasta que empezó a doler, pero no era nada comparado al dolor que sentía por dentro. Quería desaparecer, había sido tan usado… Percibí el sabor oxido de la sangre y deje de morderme el labio. Suspiré y comencé a limpiar mis lágrimas con ambas manos. La cabeza estaba por explotarme por tanto llorar y mi vista estaba algo nublada. Respiré profundo y me hundí más en las sabanas, abrazando mi cuerpo. Jake era un imbécil, pero lo quería a pesar de todo. ¿Por qué? No podía entenderlo. Cómo querer a una persona que te hace tanto daño y después se va preocupándose sólo por si mismo. Hubiese sido mejor desde el principio que lo odiara, pero no podía. No podía hacer eso.
La puerta volvió a sonar pero esta vez siendo abierta, me estremecí y me hice más chiquito en la cama, cerrando los ojos con miedo.
Me quedé quieto, como si un interruptor en mi cabeza hubiera pasado de ‘normal’ a ‘silencio’. Mi cuerpo temblequeaba, pero no me permitía soltar algún sonido, escuchaba los pasos descalzos y secos, eran cautelosos y por eso mismo no podía ubicar en qué parte de la habitación se encontraba. Pegué tal brinco cuando sentí el colchón moverse muy cerca de mí y me recordé que estaba sobre el lugar de Jake. Me quedé quieto otro momento y al no escuchar nada, encontré seguro moverme por la cama. Pero al arrastrarme como un gusano hacia el otro extremo del colchón, me topé con un duro y cálido pecho. Solté un sollozo ahogado, me asusté y me negué a levantar la cabeza y mucho menos sacarla de entre las sábanas. Intenté regresar a mi (su) lugar, arrastrándome de nuevo como una babosa y me pasé. Sentí como una parte de mi cuerpo llegaba al final de la cama y comenzaba a resbalarle por el filo de esta, cayéndome inevitablemente, hasta que algo me tomó del brazo a través de las sábanas impidiéndome caer.
—Eres, muy torpe.
Me sonrojé y la sábana que me cubría la cabeza fue retirada. Jake seguía serio, pero ahora la mirada en sus ojos brillaba. No era como que hubiera llorado, pero quizás venía su lado romántico. Jake podía ser tan mecánico e imprescindible, pues siempre tendría su lado pasional y eso me encantaba de él.
—Lo siento, por ya sabes qué. —Le miré con los ojos rojos de lágrimas y me sentí más débil que otras veces. Incluso quizás al decir que él me había violado estaba mal o quizás no tanto. Yo le amaba, pero me tocó cuando no quería. No es como si me repugnara del todo (en ese momento bastante), sólo, lo único que llegaba a ser doloroso y cruel para mí, era que al final lo que a él más le importaba, era que yo tuviera tan claro que él era quien dominaba y yo el pasivo de siempre que se iba a dejar dar quisiera o no; deseara tanto el sexo o no. Él siempre iba a lastimarme para dejarme eso tan marcado en la cabeza. Y yo no podía cambiarlo aunque lo intentara.
Mis ojos empezaron a escocer y me mordí el labio intentando no soltarme a llorar otra vez. Jake suspiró dándose cuenta de eso y me atrajo a su cuerpo hasta que mi cabeza descansó en su calido pecho. Sentí sus calmados latidos y el calor de su cuerpo. Abrí los ojos y me sonrojé violentamente a la vez que comenzaba a acariciar mi cabello como tantas veces lo hacía. Como me gustaba que lo hiciera. Con cariño, con el único motivo de hacerme sentir bien. Porque yo amaba que me hiciera esa caricia y él lo sabía. Ni siquiera estaba parpadeando, no me lo podía creer.
El nudo en mi garganta se hizo cada vez más y más grande, mi labio inferior comenzó a temblar y yo apreté los puños y cerré los ojos empezando a llorar sin poder impedirlo. Viéndome completamente patético. Todas las emociones estaban revueltas en mi interior y no sabía por qué estaba llorando ahora, pero necesitaba hacerlo. Necesitaba descargar todo y esa era la única manera posible.
Justo cuando pensé que Jake me golpearía por llorar (porque él odiaba en extremo que le lloraran), sus fuertes brazos rodearon todo mi cuerpo pegándome más al suyo en un gran abrazo. Solté un chillido con mi voz aguda, Jake posó su cabeza en mi hombro y dejó un beso ahí haciéndome suspirar.
—Jinxx, he dicho que lo siento, niñato… —gruñó en respuesta y yo me abracé fuerte a él, sollozando levemente sin abrir mis ojos. Su aroma me arrulló y me tranquilicé por un momento.
—Te escuché… —susurré bajito y me aferré a él, porque lo necesitaba más que nunca. Jake respiró profundo y ahí supe que ya no diría nada. Él no era una persona buena cuando de arrepentirse de lo que hacía se trataba. No, él nunca se arrepentía de lo que hacía o decía—. Lo siento, yo…
Jake separó su cabeza de mi hombro y me miró serio, yo me mordí el labio adolorido que ya tenía y desvié la mirada.
—¿Qué te has hecho, pedazo de memo? —tomó mi mentón virando mi rostro e inspeccionó mi labio con el entrecejo fruncido.
—No es nada, yo…
—Idiota.
Le pegué un suave manotazo en pecho y me reí suave y nervioso en mis adentros, porque por fuera no podía dejar de llorar al verle tan serio mirándome a mí y luego a la nada. Mis manos acariciaron su pecho y bajaron por sus costados para luego rodearlo con mis brazos por detrás de sus hombros. Él suspiró y yo hundí mi rostro en su cuello y le dejé un suave beso.
—No vuelvas a hacerlo. —murmuré con voz bajita y sentí aún más fuerte el abrazo por mi espalda baja.
—Jinxx, a veces tienes la cabeza tan dura que no sé cómo meterte el que sólo sirves para abrir las piernas. —dijo y yo le miré mal.
—Así que ¿no puedes tan siquiera tener un poco más de tacto al decir las cosas? —pregunté y él chasqueo la lengua pensando, pero vaciló negando con la cabeza. —Eres un Imbécil, Jake.
 Él se encogió de hombros.
—Sí tú lo dices Mr. Activo.
—Oh, cállate.
Le abracé aún más fuerte y le murmuré un bajito ‘te amo’ que fue correspondido con un beso en la corona de mi cabeza, y una nariz olisqueando entre mi cabello.



Nota: A diferencia de los otros Janxx, este es basado en violación. De nuevo con Rubí ;w; aunque esta vez nos tardamos más tiempo xDDDD Nos leemos luego c:

2 comentarios:

  1. Odie a Jake poquito :v xd lo demas esta muy bonito el final. Las amo (:

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    1. Sí, en realidad fue algo cruel, de echo le pusimos y quitamos partes al final haciendolo más hijo de puta. Pero así es Jake; no le odies que igual ama a Jinxx *~* Te amamos c:

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