Janxx: Jinxx Ferguson & Jake Pitts.
—Aah… ah, sí —hundí mi cara entre
las colchas abrazando la almohada y rodando sobre esta para quedar boca arriba.
Pero de la misma manera de la que me volteé, sus manos toscas tomaron mi
cintura y me giraron de nuevo manteniéndome en la misma postura de los últimos
treinta minutos. Las piernas ya me dolían y casi me sentía una bailarina de
ballet clásico. La posición era de lo más vergonzosa y con Jake observándome
con atención sin perderse detalle alguno me hacía sonrojarme hasta la punta de
mis cabellos.
—Oh, así estás bien, no te muevas
—me penetró con fuerza y yo rechiné los dientes hundiendo más mi cara entre las
sábanas. Mis brazos fueron torcidos y colocados en mi espalda baja para
inmovilizarme. Jake embistió con fuerza hasta el fondo haciéndome daño, solté
un grito gutural y me removí, tratando inútilmente de salir de ahí, pero fue
imposible. Jake torció mis brazos con más fuerza y yo caí rendido. Cerré los
ojos y esperé a que todo pasara.
No fuese que no me gustara, pero
el que Jake fuera así conmigo todo el tiempo terminaba por hartarme hasta el
grado de ya no querer. Siempre era yo quien terminaba adolorido, humillado y
dañado. Me daba duro en el orgullo. Sea como fuesen las cosas, yo era un
hombre. Y era tratado como una mujer en todos los sentidos…
Mordí las sabanas con saña cuando
sentí cómo el orgasmo se acercaba cada vez más. Jake tomó mis brazos con una
sola mano, y la otra fue parar en mi miembro, acariciándome. Me deshice en
temblores y gemí contra las sabanas, no siendo muy audible mi voz. Y lo
agradecía, cuando Jake me escuchaba, lo hacía con más fuerza aún. Castigándome.
Me revolví incómodo intentando
zafarme de su agarre, pero mi fuerza no era nada comparada a la suya, ni
siquiera un poco. Podía romperme si lo quisiera y en ese momento creí que lo
haría si no bajaba la velocidad de sus embestidas. Apreté los dientes
intentando incorporarme un poco, me gustaba, pero me ardía el trasero por lo
fuerte que lo hacía, la excitación y el dolor se mezclaban haciéndome un
revoltijo en el estómago y creándome cosquillas que me hacían morderme el
labio. Y entonces cuando intenté levantarme, tiró de mi cabello hacia atrás
cayendo los dos de espalda. Él sobre el colchón y yo sobre él. Alzaba su pelvis
con fuerza contra mi trasero y me fue inevitable totalmente aguantarme los
gemidos. Sus manos soltaron mis brazos que cayeron en su pecho y se apoyaron de
ahí, mientras él me tomaba de las caderas para ayudarse un poco.
—Jake detente, despacio, despacio
por favor. —dije entre jadeos. Claro, él no me hizo caso en absoluto, pues al
escucharme gemir de esa manera lo hizo más fuerte logrando que me corriera
sobre mi estomago y él lo hizo dentro de mí. Me sentí algo (bastante) sucio.
—Eres una bestia…
Y no me dijo nada. Me levantó de
las caderas y casi con amor me acomodó a su lado envolviéndome entre sus brazos
y sus piernas. Aunque sintiera el semen recorriéndome las piernas y la sangre
de mi interior saliendo como fuente gracias a la nueva hemorragia que me había
provocado, me acerqué a él y le besé la quijada, encogiéndome para que me
estrechara en sus brazos. Besó mi hombro y yo cerré los ojos, disfrutando de su
varonil aroma.
—Me duele… —murmuré en un hilo de
voz, Jake dejó de besar mi piel e hizo el cabello que me cubría el rostro hacia
atrás de mis orejas.
—Bueno, supongo que eso es normal
—dijo tranquilo y yo apreté los puños.
—No me gusta, ¿sabes? —hablé
irritado, pero aún con la voz baja. Jake alzó ambas cejas.
—Claro que te gusta, Jinxx.
—¡No es así, no puedes saberlo!
¡Estoy arto de esto! ¡Yo…! —Solté un jadeo cuando Jake tomó mi polla con su
mano fría y empezó a acariciarme. Apreté los labios y cerré los ojos con los
cachetes rojos, sintiendo otra vez calor en mi cuerpo.
—¿No es así? ¿Por qué tu
boca no dice lo mismo que tu cuerpo? —habló contra mi oído y yo liberé un
gemido sin poderlo evitar, poniéndome otra vez duro entre su mano. Jake río
divertido y yo me sonrojé más de lo que ya me encontraba. Lo empujé con ambas
manos y Jake paró de reír, mirándome atento.
—Ya no más, ya no… —Jake
arrugó el entrecejo y acercó una de sus manos a mi rostro para acariciarme,
pero la aparte de un manotazo—. ¡Tú eres quien debería estar en mi lugar!
Me callé al instante
llevándome las dos manos a la boca. Lo había soltado sin pensarlo. Un silencio
se hizo presente, hasta que poco a poco escuché la estruendosa risa de Jake
inundando toda la habitación. Fruncí el ceño y me mordí el labio con rabia,
mirando hacía otra dirección. No le encontraba lo divertido.
—Pero que la calentura se te
subió a la cabeza, pequeño. —llevó su dedo índice acariciando mi pecho desnudo
hasta posarse en mi sien y apretar fuerte. Le pegué un manotazo y me tallé
suave—. Prometo ya no darte tan duro, cariño.
Murmuré unas palabrotas y
me crucé de brazos con fuerza dándole la espalda mientras él me acariciaba y
revolvía el cabello casi con cariño. Mi mente ya estaba trabajando en algo
diferente.
***
Me puse una de sus playeras y la
acomodé en mi cuerpo intentando hacer que esta se viera tan varonil como en él,
pero no lo lograba, seguía viéndome como un crío usando ropa de sus padres. Me
miré en el espejo con atención y alboroté un poco mi cabello para que se
pareciera al de él. Hice algunos gestos como los que él formaba cuando tocaba
la guitarra y que a mí tanto me encantaban. Pero sólo conseguí verme ridículo.
Bufé molesto y tiré de ella sacándomela del cuerpo y tirándola al piso, la
pateé con todas mis fuerzas y la pisé con los botines sucios. La puerta de la
casa sonó y tal y como había tirado y pisado esa playera favorita de Jake, la
levanté y la escondí tras mi cuerpo para luego salir corriendo hacia la sala de
lavado. Pero como soy yo, no tuve tanta suerte de pasar desapercibido.
—Hey, ¿a dónde vas con tanta
prisa y medio desnudo?
—¿Y-yo? —tartamudeé y mis manos
sudaron de repente. Jake no hizo ningún gesto diferente. Simplemente se acercó
a mí y movió la cabeza hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Miró atrás
de él y luego me hizo a un lado mirando atrás de mi… ¿qué rayos?
—Bueno, no veo a nadie más. —
Quise reírme, pero me interrumpió hablando de nuevo—. ¿Qué haces medio desnudo?
Creo que me estás engañando —y dicho esto caminó hacia la habitación. Yo le
seguí de cerca y cuando reaccioné a lo que tenía en mente unos minutos antes.
Corrí hasta él, colocando su playera sucia y pisoteada en su rostro, tapándole
los ojos.
Jake se detuvo y llevó sus manos
a su rostro para tratar de quitarse la playera de encima, sin embargo no le
dejé. Forcejé un poco con él unos instantes, y al final se rindió. Hice un nudo
con la playera a modo de antifaz apretando el nudo muy bien para que no se
fuera a caer. Jake suspiró pesadamente.
—Jinxx, ¿qué carajo haces? Ahora
no creo; me engañas y me cubres los ojos para que no vea como el hijo de puta
se escabulle por ahí, ¿te caché? —preguntó en tono de fastidio, yo me mordí el
labio sin contestar. Le empujé para que siguiera caminando, y para mi sorpresa
lo hizo sin negarse. Caminamos yo tomando su cintura y él cruzando los brazos
con, posiblemente, el ceño fruncido.
Entramos a nuestra habitación y lo detuve cuando llegamos a enfrente de la cama, le di la vuelta y lo obligué a sentarse, Jake lo hizo sin rechistar, cosa que me estaba sorprendiendo demasiado. Mi corazón empezó a latir fuerte cuando me le acerqué y me senté sobre sus piernas, comenzando a besar su cuello. Sabía muy bien lo que quería en ese momento, pero no estaba del todo seguro cómo hacerlo, así que mis besos eran tímidos y mis caricias en sus costados también. Jake permaneció en silencio unos momentos, hasta que echó la cabeza hacía atrás y rió fuerte por mis actos. Me sonroje de golpe y apreté los puños sobre mis rodillas.
Entramos a nuestra habitación y lo detuve cuando llegamos a enfrente de la cama, le di la vuelta y lo obligué a sentarse, Jake lo hizo sin rechistar, cosa que me estaba sorprendiendo demasiado. Mi corazón empezó a latir fuerte cuando me le acerqué y me senté sobre sus piernas, comenzando a besar su cuello. Sabía muy bien lo que quería en ese momento, pero no estaba del todo seguro cómo hacerlo, así que mis besos eran tímidos y mis caricias en sus costados también. Jake permaneció en silencio unos momentos, hasta que echó la cabeza hacía atrás y rió fuerte por mis actos. Me sonroje de golpe y apreté los puños sobre mis rodillas.
—¿Es eso? ¿Quieres sexo? No
tienes porqué vendarme los ojos para eso.
—No, yo… —tragué saliva con las
mejillas encendidas, ¿por qué me costaba tanto trabajo?
—¿Tú? —dijo Jake con una sonrisa
llena de diversión, animándome a continuar. Mis manos comenzaron a sudar y las
limpié en mis pantalones.
—Yo… no quiero que me folles
—hablé bajo, pero lo suficiente para que se escuchara. Jake frunció leve los
labios.
—Entiendo, quieres una paja. Está
bien.
—¡No! —grité y me mordí el labio
nervioso.
—¿Qué mierda quieres, Jinxx?
—suspiró cansado. Yo me golpeé mentalmente y rodé los ojos. Me acerqué
lentamente a él, lamiendo parte de la mejilla, recorriendo su clavícula y
llegando hasta su oído. Jake tomó mis caderas y las apretó fuerte contra él
haciéndose notar. Estaba duro y ya me estaba rozando el culo con eso.
—Hoy te domino yo —murmuré en su
oído. Pero para lo que siguió después no me preparé. Estaba por besarle el
lóbulo de la oreja cuando en fuerte empujón tirándome de culo al suelo llegó
por mi pecho. Incluso me dolió y me tiré a gritar y a gruñir con rabia.
Levanté el pie y le di una fuerte
patada en la espinilla. A diferencia de mi, él sólo gruñó y quitó su pie,
mirándome (supongo yo) con una ceja levantada.
—Mira, no sé qué mierda te has
tomado, pero comienzas a escupir por la boca.
—¡Te lo estoy diciendo en serio!
— Dije en tono demandante, intenté escucharme seguro, pero la voz me falló.
—Pues yo también, tú no sabes
dominar pequeñín, tú sólo sabes abrir las piernas, no intentes cambiarlo. — se
levantó de la cama y se acomodó la playera, quitándose la que tenía entorno a
los ojos. La miró y se dio cuenta de que era su favorita y que para el colmo
estaba pisoteado por unos botines llenos de suciedad—. Y espero también, que me
laves esto.
—¡Jake!
—No, Jinxx, déjalo o terminará
mal.
—¡Estoy arto de que me jodas como
a una puta! Siempre termino en posiciones comprometedoras y no me agradan. ¡Las
odio! ¡Y no disfruto nada! —Mentí—, pero tú sí, al contrario de mi. ¡Te toca un
poco, maldita sea! ¡Deja de ser un semental que no eres!
Jake me miró en silencio unos instantes y después soltó una risa
negando con la cabeza.
—Claro, ahora me dirás que todos esos gemidos como una perra significan que odias lo que te hago, ¿no? —preguntó tranquilo y a mí me ardió el rostro. Miré hacia otra dirección y me mordí el labio.
—Claro, ahora me dirás que todos esos gemidos como una perra significan que odias lo que te hago, ¿no? —preguntó tranquilo y a mí me ardió el rostro. Miré hacia otra dirección y me mordí el labio.
—No es justo… —murmuré, porque por
alguna razón se me estaba siendo muy difícil el hablar en un tono más alto.
—¿Qué no es justo? — Se puso
en cuclillas hasta llegar a mi altura y
me miró con una ceja alzada—. ¿Qué no te deje? —sonrió de lado y tomó de mi
mentón para que lo mirara.
—Yo puedo dominarte —hablé bajo
tratando de ver cualquier cosa que no fuera su mirada. Mi tono de voz se estaba
yendo al caño.
—Supongamos que te creo —rodó los
ojos.
—¡Jake!
—No puedes dominar ni a una
mosca, Jinxx —dijo al final y se levantó, dispuesto a salir de la habitación.
Seguí sus pasos con la mirada y bajé la cabeza cuando tomó el pomo de la
puerta. Apreté los puños con rabia. Yo no estaba jugando. Claro que podía
dominarlo, no era ningún idiota.
—Si no dejas que lo haga, no volveré a permitir que me toques… —dije sin levantar la mirada y él se detuvo. Escuché un bufido por su parte, y cuando levanté la cabeza para mirarlo, hizo su cabello atrás con una cara de fastidio.
—Si no dejas que lo haga, no volveré a permitir que me toques… —dije sin levantar la mirada y él se detuvo. Escuché un bufido por su parte, y cuando levanté la cabeza para mirarlo, hizo su cabello atrás con una cara de fastidio.
—Jinxx, no quiero jugar a esto,
¿sí? Estoy ocupado y…
—Hablo en serio —hablé
interrumpiendo. Jake azotó la puerta con fuerza, haciendo que el sonido
retumbara por toda la habitación. Empezó a andar hacia mí y yo retrocedí en el
suelo.
—Yo también estoy hablando en
serio Jinxx, no me toques las pelotas que te corto las tuyas ¿vale? —negué con
la cabeza y él bufó contra mi cara—. Jinxx… —advirtió.
—¡Que no he dicho! ¡Te voy a
dominar y ya lo verás! —me levanté del suelo y brinqué a su cuerpo para
tumbarle al suelo de una estocada. Pero él se enderezó con más rapidez que no
logré moverlo ni un centímetro cuando impacté contra su cuerpo. Jake me tomó
del cuello y lo apretó fuerte hasta casi asfixiarme y lo peor es que se daba
cuenta, pero su rostro no mostraba ningún sentimiento, culpa o felicidad. Nada.
Y eso me estaba colapsando los nervios.
—Sabía que tenías la cabeza dura,
pero realmente no sabía hasta que grado. Y me desagrada saber que te mueres por
mi culo. Tú aquí eres quien gime como una puta Jinxx, quien abre las piernas
más, con tal de sentirla bien adentro y abres la boca soltando palabrotas y
pidiendo más.
—Mentira…
—No, verdad. ¿Quién se me ha
insinuado tantas veces? Tú. Tú quien en ocasiones se pone esos ligueros en las
piernas que no te favorecen mucho, o no usas nada de ropa interior, como cuando
vamos a un antro y a ti te surge la gran idea de arrastrar tu culo en mí y
luego como gran sumiso terminas en el baño, apoyado frente a los espejos y con
las piernas abiertas. No puedes Jinxx, tú no sabes hacerlo. Eres un pasivo
perfecto para cualquier persona y eres el mío. No puedes dominar si eres así.
Mis ojos estaban aguados del
coraje y sólo logré levantar mi puño para darle un buen guantazo en la cara. Y
así fue, llegó a su cara, pero no lo sintió. Mi golpe llegó débil y le grité
palabrotas que ni siquiera sabía que conocía.
—Tonto, eres tonto... —murmuré ya
cansado.
—Ya, ¿lo ves? Eres una maricona,
Jinxx.
—¡Que no lo soy! ¡Puedo
penetrarte si se me da la gana!
Jake frunció el ceño algo
asqueado por lo que dije y me abofeteó fuerte para luego apretar mis muñecas
con fuerza. Me quejé pero me ignoró completamente, girándome y tirándome de
boca sobre el colchón. Me removí como un animal para safarme, pero no conseguí
nada como siempre.
—¡Jake, déjame! —grité retorciéndome
en mi lugar.
—Muéstrame al que quería
follarme, anda —se burló y yo cerré los ojos con fuerza. Me estaba humillando
de nuevo, como siempre lo hacía cuando algo no era de su agrado. Algunas
lágrimas salieron de mis ojos y los abrí de golpe cuando sentí como una de las
manos de Jake viajo hasta el cierre de mis pantalones y lo bajó. Mordí mi labio
y negué con la cabeza repetidas veces.
Mis uñas intentaron llegar al agarre de la muñeca, pero este era completamente fuerte; y Jake al notar mis intenciones torció mi brazo hacia atrás colocándolo en mi espalda baja.
—Jake, n-no… —dije tartamudeando, sin embargo Jake no me hizo caso como era de esperarse. Tiró de mis pantalones, deslizándolos por mis piernas hasta que llegaron a mis tobillos. Tomó el filo de mi bóxer y yo chillé. Se veía bastante molesto esta vez. Lo había hecho enfurecer y me castigaría por ello.
Mis uñas intentaron llegar al agarre de la muñeca, pero este era completamente fuerte; y Jake al notar mis intenciones torció mi brazo hacia atrás colocándolo en mi espalda baja.
—Jake, n-no… —dije tartamudeando, sin embargo Jake no me hizo caso como era de esperarse. Tiró de mis pantalones, deslizándolos por mis piernas hasta que llegaron a mis tobillos. Tomó el filo de mi bóxer y yo chillé. Se veía bastante molesto esta vez. Lo había hecho enfurecer y me castigaría por ello.
Empecé a patalear y a gritar que
me soltara, pero no lo hacía, al contrario. Hizo su agarre más fuerte,
lastimándome. Soltó un bufido arto de mis chillidos y se inclinó un poco a mí,
lamiendo el lóbulo de mi oreja. Me estremecí un poco y cerré los ojos sintiendo
su respiración haciéndome cosquillas.
—¿Lo ves? ¿Dónde está el que
quería dominar la situación, ah? ¿Qué esperas? Follame —se rió y lamió mi
mejilla, me estremecí removiéndome de nueva cuenta—. Deja de moverte.
—Déjame entonces.
—¿Por qué lo haría? ¿Por qué tú lo dices? ¿Cuándo fue la ultima vez que hice caso a lo que tú querías? —preguntó, pero no contesté. Porque tampoco quería contestar lo que ya sabía. Jake jaló de mi cabello hacía atrás con fuerza haciéndome quejar. —Cuando hago una pregunta, me gusta que me contesten —dijo en tono frío. Yo apreté los dientes por el dolor.
—¿Por qué lo haría? ¿Por qué tú lo dices? ¿Cuándo fue la ultima vez que hice caso a lo que tú querías? —preguntó, pero no contesté. Porque tampoco quería contestar lo que ya sabía. Jake jaló de mi cabello hacía atrás con fuerza haciéndome quejar. —Cuando hago una pregunta, me gusta que me contesten —dijo en tono frío. Yo apreté los dientes por el dolor.
—Nunca...
—Exacto.
—Pero…
—Eh, si sabes que jamás te hago
caso, entonces no intentes oponerte.
Me mordí el labio e hice amago de
voltearme, pero su agarre estaba tan fuerte en mí que sentí mi hombro medio
dislocarse. Grité y las lágrimas se me saltaron de los ojos solas empapándome
la cara. Me sentí violado y no sólo mentalmente, sino que físicamente muy
pronto lo sería. Escuché la hebilla del pantalón de Jake abrirse y luego el
deslizamiento de ropa, intenté voltear el rostro, pero la fuerza en mi brazo me
lastimo músculos en el cuello que me ardía con tan sólo girarlo un poco, así
que opté por quedarme como estaba, sin dejar de patalear para evitar que mi
culo fuera profanado de nuevo sin piedad. Abrí la boca, pero sólo salieron
sollozos lastimeros casi iguales a los de un cachorro abandonado. Jake se rió y
le odie por unos microsegundos.
—¿Bueno, y tú qué? — preguntó y
yo me limité a contestarte hundiendo mi cara en las sabanas para evitar
escucharle. Le había encontrado odio muy dentro de mí, y ahora me repugnaba un
poco—. Siempre estas deseoso al contrario de hoy. ¿Qué te ha pasado? ¿Has
descubierta una forma de embarazo masculino? —preguntó sobre mi oído y yo gruñí
en respuesta. ¿Qué tanto le costaba abrir las piernas y dejarse follar por mí?
Me decía que me quería y eso sería un estilo de prueba de amor, quizás. Pero su
orgullo de macho lo arruina todo, siempre tiene que ser el más fuerte de los
dos, el que nada le humilla, al que no le importa y el más hombre. Y yo quedo
como el indefenso marica que no puede ni contra su novio. ¡Súper!
Jake rió y se separó de mi oído, empezando a descender mi bóxer
por mis piernas. Solté un grito agudo y él se detuvo en seco. Casi imaginé su
expresión, frunciendo el ceño y con los ojos cerrados.
—Jinxx, deja las mariconerías
para otra ocasión —advirtió fastidiado y yo negué.
—No quiero, n-no me toques —lo
último salió con mi voz quebrándose. Jake suspiró.
—Mira, Jinxx…
—¡Que no! —grité, pero sólo se
escuchó como un niño al que lo obligan a ir a la escuela, y esa no era la idea.
—Me estás destrozando los
nervios, ¿sabes? —hizo más fuerte su agarre, robándome un grito de dolor. Volví
a patalear y el rodó los ojos. Bajó mi bóxer y yo me sonrojé violentamente sin
dejar de patalear.
—¡Deja, que no quiero!
—¿Y a mí qué con eso? —preguntó con diversión en su voz. Cerré los ojos y las lágrimas otra vez salieron sin aviso.
—¿Y a mí qué con eso? —preguntó con diversión en su voz. Cerré los ojos y las lágrimas otra vez salieron sin aviso.
—Hay momentos como estos… en los
que te odio —Jake dejó de reír y yo me encogí en mi lugar, dándome una patada
en las pelotas mentalmente por lo que había dicho. Porque no quería decirlo. El
silencio me estaba poniendo cada vez más nervioso, y lo que quería era recibir
era un golpe, un grito; lo que fuera con tal de saber que Jake estaba ahí. Su
silencio siempre fue lo que más me lastimó.
Chillé cuando sentí como me
jalaba del cabello de repente hacia atrás, apreté los dientes dentro de mi boca
y aguanté el dolor pensando en que me lo merecía.
—¿Me odias? —delineó toda la
delicada piel de mi cuello, de principio a fin con la punta de su lengua,
haciendo temblequear—.Veamos cuanto puedes llegar a odiarme.
—¡Jake!
Sus dedos se abrieron paso entre
mis nalgas y tantearon mi entrada con tal brusquedad que me hizo pegar un salto
hacia delante, pero no lográndome mover lo suficiente como para librarme de
ello.
—Mierda Jinxx, gimes tan bien.
—Se burló cerca de mi oído haciéndome notar que al ritmo de sus dedos, gimoteos
salían de mi boca sin que pudiera controlarlos. Me avergoncé y luego quise ser
un avestruz con la cabeza entre las sabanas cuando noté que yo levantaba el
trasero para hacer más contacto con sus dedos. Pero él parecía no haberlo
notado, pues no había dicho algo y por mi estaba bien que no se diera cuenta,
pues mi autoestima se iría tres metros bajo tierra. Su peso cayó sobre mi
espalda enterrándome bien y haciéndome gimotear más. Mis ojos ardían por no parpadear
constantemente pues en mi mente se desataba un dilema fuerte. ¿Debería dejar
que hiciera conmigo lo que siempre hace? Realmente no me parecía justo. Debía
ponerle un alto o de lo contrario a este paso mi culo se caería en trozos y
deberían reconstruirlo o en el peor de los casos un trasplante. La idea de
tener el culo de alguien más de desagrado por completo. Así que grité como
nunca en mi vida había gritado, superando las veces en las que tenía sexo con
Jake. Y esta vez no era tener sexo con él ¡me violaba! Pegué un salto,
asustándolo y me tiró del cabello de nueva cuenta.
—¡Aahh! —grité, pero con voz
rasposa y dolió. Me había jodido la garganta. —¡Suéltame!
—¡Que no te muevas!
Su pelvis chocó contra mi trasero
y sentí todo lo que tenía que sentir. Lo suficiente para notar que planeaba
atravesarme y el que aún no se quitaba el bóxer. Eso aún me hacía respirar un
poco más tranquilo.
Se frotó contra mí, lo sentí duro y tragué saliva. No quería esto. Estaba por echarme a llorar cuando sus dedos se movieron en forma de tijera dentro de mí, haciéndome berrear. Escuché la risa de Jake detrás de mí y quise matarlo en ese mismo momento.
—Yo me pregunto por qué sigues tan estrecho —movió sus dedos más profundo, grité de dolor y él sonrió con malicia—, pero tranquilo. Después de hoy te prometo que ya no lo estarás nunca más.
Se frotó contra mí, lo sentí duro y tragué saliva. No quería esto. Estaba por echarme a llorar cuando sus dedos se movieron en forma de tijera dentro de mí, haciéndome berrear. Escuché la risa de Jake detrás de mí y quise matarlo en ese mismo momento.
—Yo me pregunto por qué sigues tan estrecho —movió sus dedos más profundo, grité de dolor y él sonrió con malicia—, pero tranquilo. Después de hoy te prometo que ya no lo estarás nunca más.
Mi labio inferior comenzó a
temblar, hundí mi cabeza en las sabanas y me solté a llorar como un niño. Jake
no me permitió ni siquiera desahogarme de esa manera, jaló de nueva cuenta mi
cabello hacia atrás para que levantara el rostro de las sabanas.
—¿Qué carajo crees que haces?
¡Deja de llorar, maldita sea! —gritó en mi oído frunciendo el ceño.
—J-Jake… por favor… —imploré, pero
no servia de nada. Yo lo sabía muy bien. Su mano me dio una nalgada y yo volví
a gritar—. ¡Jake!
—¿Sabes qué? No quiero
escucharte. Lo único que quiero que salga de esa boquita son tus gemidos
pidiendo más, ¿estamos de acuerdo? —volvió a azotarme y yo rechiné los dientes.
Mis mejillas estaban rojas y las lágrimas continuaban deslizándose por mis
mejillas. Eso sumando la respiración irregular que ahora tenía.
—Jinxx, ¿qué te dije acerca de
responder cuando pregunto algo? —habló contra mi oído, para después lamer mi
lóbulo.
—S-sí…
No pude responder otra cosa, ¿qué
me haría si ahora lo enfrentaba? No tenía forma de ganar. Yo nunca ganaba. Él
era el lobo y yo un cabrito.
Una de sus manos se frotó en mi
cintura, la levanto solo un poco, colocó una almohada debajo para tener mejor
acceso, y luego me soltó haciéndome saber que estaba por comenzar. Escuché sus
movimientos y cerré los ojos, completamente sumiso a lo que planeaba hacerme.
Me quedé sin moverme, apenas y parpadeaba, creo que estaba a punto de
desmayarme o quizás de dormirme, no lo sabía, sólo sentía como sus dedos
hurgaban en mí haciéndome estremecer con temblores para luego salir sin pena.
De nuevo sentí sus manos recorrerme los muslos y luego…
—Jake, espera ¡espera! —grité airado y muy nervioso. Estaba completamente tenso y eso no ayudaría a que pudiera entrar; y si lo lograba, me rasgaría todo el trasero pues no estaba ‘flojito y cooperando’. Estaba aterrado como si fuera mi primera jodida vez—. Despacio, por favor…
—No.
Y sin esperarme a que me acomodara o al menos me preparara mentalmente, me la enterró con fuerza haciéndome estremecer, y sobre todo, haciendo lo que quería evitar. Quizás una hemorragia fuerte se desataría en unos momentos. Mi entrada punzo de dolor y ardió al mismo tiempo. Mi llanto se intensifico y escuché el suspiro y luego bufido de Jake. Seguía molesto e incluso quizás más que antes, estaba tocándole la moral y no me costaba saberlo cuando yo mismo sabía que tal fácil era lograr eso.
—Jake, ¡para, para, no quiero! —me removí y él me tomó con más fuerza.
—¿Recuerdas lo que te dije? Cállate y comienza a gemir para mí —embistió hasta el fondo y yo grité apretando los ojos. No lo estaba disfrutando en lo absoluto, me estaba doliendo. Y no sólo físicamente. Con cada embestida que Jake me daba yo soltaba un grito de dolor en lugar de un gemido, y eso a él le estaba tocando las pelotas. Podía sentirlo. También podía sentir como me deshacía. Mordí las sabanas con mis dientes para no gritar más, el dolor no se convertía en placer como debería de ser. Todo lo contrario, dolía más y Jake se daba cuenta de eso. Su pelvis chocó contra mi trasero por las fuertes y profundas embestidas y lo que llenaba la habitación eras mis quejidos y de vez en cuando sus gruñidos de placer. Mis lagrimas salieron con más intensidad, incluso empezaba a moquear.
—Jake, espera ¡espera! —grité airado y muy nervioso. Estaba completamente tenso y eso no ayudaría a que pudiera entrar; y si lo lograba, me rasgaría todo el trasero pues no estaba ‘flojito y cooperando’. Estaba aterrado como si fuera mi primera jodida vez—. Despacio, por favor…
—No.
Y sin esperarme a que me acomodara o al menos me preparara mentalmente, me la enterró con fuerza haciéndome estremecer, y sobre todo, haciendo lo que quería evitar. Quizás una hemorragia fuerte se desataría en unos momentos. Mi entrada punzo de dolor y ardió al mismo tiempo. Mi llanto se intensifico y escuché el suspiro y luego bufido de Jake. Seguía molesto e incluso quizás más que antes, estaba tocándole la moral y no me costaba saberlo cuando yo mismo sabía que tal fácil era lograr eso.
—Jake, ¡para, para, no quiero! —me removí y él me tomó con más fuerza.
—¿Recuerdas lo que te dije? Cállate y comienza a gemir para mí —embistió hasta el fondo y yo grité apretando los ojos. No lo estaba disfrutando en lo absoluto, me estaba doliendo. Y no sólo físicamente. Con cada embestida que Jake me daba yo soltaba un grito de dolor en lugar de un gemido, y eso a él le estaba tocando las pelotas. Podía sentirlo. También podía sentir como me deshacía. Mordí las sabanas con mis dientes para no gritar más, el dolor no se convertía en placer como debería de ser. Todo lo contrario, dolía más y Jake se daba cuenta de eso. Su pelvis chocó contra mi trasero por las fuertes y profundas embestidas y lo que llenaba la habitación eras mis quejidos y de vez en cuando sus gruñidos de placer. Mis lagrimas salieron con más intensidad, incluso empezaba a moquear.
Había tenido sexo a la fuerza,
sí, pero ninguna como esta. Me estaba violando. La persona que más amaba en el
mundo… lo estaba haciendo. Mi novio, mi Jake. Lloré con más fuerza, sin
importarme en callar mis lamentos, estaba sufriendo tanto física como
emocionalmente y sin poder creerlo, Jake se detuvo. Me observo en silencio (o
al menos eso pensaba) y suspiró.
—Cállate —dijo serio sin moverse.
Pero mi llanto era incontrolable—. Basta Jinxx, deja de llorar.
Pero no dejaba de hacerlo. Quizás el complejo de chica que tenía era muy fuerte y me afectaba de verdad. Tenía hormonas que me hacían romper en llanto como marica. Me había dado fuerte el que me tomara por la fuerza y me estuviera violando, ni siquiera sentía algo placentero, sólo corrientes eléctricas que me azotaban la espalda y me hacían apretar más los ojos.
—Detente —rompí en llanto.
—Mierda —se agachó sobre mi cuerpo, sin romper la penetración y volteó mi rostro para que pudiera verlo. Noté su gesto serio pero lastimoso. Había tocado un poco (sólo un poco) su lado sensible—, me siento con un violador, un abusivo. Me gusta que grites, pero no cuando lloras por sexo.
Esta vez rompió la penetración y me giró violentamente quedando frente a él. Cerré los ojos y giré el rostro para evitar algún contacto con su mirada penetrante.
—No quiero Jake.
—Déjame hacerlo —dijo suave, por lo que yo asentí aún sin parar de llorar. Había aceptado pero eso no significaba que estaría completamente sumiso a su cuerpo. Le dejaría penetrarme, pero yo no disfrutaría, me sentía cohibido, como quien tiene su primera relación sexual con un desconocido. Y eso era lo peor. Jake no era un desconocido, era mi novio, pero le tenía miedo.
Pero no dejaba de hacerlo. Quizás el complejo de chica que tenía era muy fuerte y me afectaba de verdad. Tenía hormonas que me hacían romper en llanto como marica. Me había dado fuerte el que me tomara por la fuerza y me estuviera violando, ni siquiera sentía algo placentero, sólo corrientes eléctricas que me azotaban la espalda y me hacían apretar más los ojos.
—Detente —rompí en llanto.
—Mierda —se agachó sobre mi cuerpo, sin romper la penetración y volteó mi rostro para que pudiera verlo. Noté su gesto serio pero lastimoso. Había tocado un poco (sólo un poco) su lado sensible—, me siento con un violador, un abusivo. Me gusta que grites, pero no cuando lloras por sexo.
Esta vez rompió la penetración y me giró violentamente quedando frente a él. Cerré los ojos y giré el rostro para evitar algún contacto con su mirada penetrante.
—No quiero Jake.
—Déjame hacerlo —dijo suave, por lo que yo asentí aún sin parar de llorar. Había aceptado pero eso no significaba que estaría completamente sumiso a su cuerpo. Le dejaría penetrarme, pero yo no disfrutaría, me sentía cohibido, como quien tiene su primera relación sexual con un desconocido. Y eso era lo peor. Jake no era un desconocido, era mi novio, pero le tenía miedo.
Temblé debajo de él cuando sus
dedos me acariciaron el pecho y se acercó comenzando a dejar besos por mi
cuello. Me tensé y apreté los ojos. Sus besos —que aunque ahora eran dulces— no
me estaban gustando. Lo único que yo quería en ese instante era salir corriendo
hacia cualquier lugar, no importaba cual fuese, con tal de no tener que pasar
por esto. La humedad de su boca atrapó uno de mis pezones y yo apreté los
dientes, soltando un ruido de asco. Eso pareció enfurecerlo aún más y me
mordió, provocando que gritara. Él levantó la mirada hacia mí, mirándome con el
ceño fruncido.
—Escucha, Jinxx, me estás tocando mucho las pelotas…
—Yo te dije que no quería, tú eres e-el que me esta obligando —solté lo ultimo volviendo a llorar sin poder evitarlo. Jake cerró los ojos unos segundos con el entrecejo fruncido, pesándose algo y después los volvió a abrir.
—Eres mío, ¿no es así? —preguntó en tono normal. La fuerza se había ido, y yo abrí los ojos mirándolo con desconfianza—. Respóndeme.
—S-sí… —respondí leve y Jake asintió.
—Y con lo mío puedo hacer lo que se me plazca. — Jake comenzó a abrir mis piernas y yo me sonrojé de nuevo, parando un poco mis lágrimas y entre abriendo un poco mis labios para decir algo. Pero de mi boca no salió nada. —Y también puedo romper lo que es mío. Porque reitero, es mío y puedo hacer lo que se me pegue la gana —dijo mirándome a los ojos y yo desvié la mirada, reposando la cabeza en la almohada y cerrando a los ojos esperando a que hiciera lo que tenía que hacer. Y lo hizo, me penetró de nueva cuenta.
—Escucha, Jinxx, me estás tocando mucho las pelotas…
—Yo te dije que no quería, tú eres e-el que me esta obligando —solté lo ultimo volviendo a llorar sin poder evitarlo. Jake cerró los ojos unos segundos con el entrecejo fruncido, pesándose algo y después los volvió a abrir.
—Eres mío, ¿no es así? —preguntó en tono normal. La fuerza se había ido, y yo abrí los ojos mirándolo con desconfianza—. Respóndeme.
—S-sí… —respondí leve y Jake asintió.
—Y con lo mío puedo hacer lo que se me plazca. — Jake comenzó a abrir mis piernas y yo me sonrojé de nuevo, parando un poco mis lágrimas y entre abriendo un poco mis labios para decir algo. Pero de mi boca no salió nada. —Y también puedo romper lo que es mío. Porque reitero, es mío y puedo hacer lo que se me pegue la gana —dijo mirándome a los ojos y yo desvié la mirada, reposando la cabeza en la almohada y cerrando a los ojos esperando a que hiciera lo que tenía que hacer. Y lo hizo, me penetró de nueva cuenta.
Jake hizo un movimiento con la
pelvis y su miembro se deslizó hacia fuera y hacia dentro. El ardor en mi
entrada estaba matándome, pero a la vez la ola de placer que me recorrió desde
mi entrepierna hasta mis pies, me hizo soltar un jadeo. Miré a Jake y sonrió
victorioso, estaba logrando su cometido, sin embargo aún no me sentía del todo
bien. Estaba violándome aún así y yo se lo permitía, y al permitirlo estaba
catalogado como relación sexual, pero era a la fuerza, porque realmente no tenía
ganas, mi trasero no aguantaba tantas veces al día una penetración tan brutal.
—Jake…
—Shh, cállate. —Apreté los dientes tragándome los quejidos de dolor pues me soltaría a llorar y eso no lo quería de nuevo, entonces me decidí a ayudarle. Ayudarle a terminar más rápido para que me dejara en paz. Apreté mi cuerpo y por ello, le rodeé con mi estrechez para hacerlo gemir y su cuerpo se tambaleó hacia delante.
—Mierda, apretado, apretado. Estás muy apretado Jinxx…
Abrí la boca y comencé a fingir un par de jadeos los cuales sólo lograban hacer las embestidas más fuertes. Y los gemidos fingidos, se convirtieron en sollozos reales de nuevo.
—¡Termina ya, carajo! —grité con la cara roja y las venas de mis brazos, piernas, frente y cuello bien marcados—. Córrete, córrete.
Eché la cabeza atrás cuando me embistió más profundo y tomó mi miembro, brindándome algunas sacudidas. Abrí la boca soltando pequeños gemidos de placer y dolor mezclados. Sentía placer pero no me gustaba, mi cuerpo sólo estaba reaccionando de manera natural, pero mi mente divagaba en otra cosa. Asco. Jake cerró los ojos y soltó un gruñido a la vez en que explotaba en mi interior, llenándome entero. Me mordí el labio nervioso porque yo aún no lo hacía, y tenía muchas razones para no hacerlo. Jake se quedó quieto sin salir de mí por unos segundos, recuperándose del orgasmo. Me encogí en mi lugar cuando abrió los ojos y se inclinó hacia mí, mirándome con mirada fría.
—¿Por qué no te has corrido? —preguntó frente a mi rostro, con voz más grave de lo normal. Yo me sonrojé.
—Yo…
—¿Por qué no te has corrido, Jinxx? —volvió a preguntar arto de excusas para todo—. Siempre eres el primero.
—Jake… —me humedecí los labios—. Yo…
Apreté los dientes cuando sentí como masajeaba mi miembro en un vaivén rápido con su mano fría, solté un jadeo y él rió en mi cara. Lamió mi cuello, seguido de mi clavícula mientras yo temblequeaba sin parar sus movimientos.
—Jake…
—Shh, cállate. —Apreté los dientes tragándome los quejidos de dolor pues me soltaría a llorar y eso no lo quería de nuevo, entonces me decidí a ayudarle. Ayudarle a terminar más rápido para que me dejara en paz. Apreté mi cuerpo y por ello, le rodeé con mi estrechez para hacerlo gemir y su cuerpo se tambaleó hacia delante.
—Mierda, apretado, apretado. Estás muy apretado Jinxx…
Abrí la boca y comencé a fingir un par de jadeos los cuales sólo lograban hacer las embestidas más fuertes. Y los gemidos fingidos, se convirtieron en sollozos reales de nuevo.
—¡Termina ya, carajo! —grité con la cara roja y las venas de mis brazos, piernas, frente y cuello bien marcados—. Córrete, córrete.
Eché la cabeza atrás cuando me embistió más profundo y tomó mi miembro, brindándome algunas sacudidas. Abrí la boca soltando pequeños gemidos de placer y dolor mezclados. Sentía placer pero no me gustaba, mi cuerpo sólo estaba reaccionando de manera natural, pero mi mente divagaba en otra cosa. Asco. Jake cerró los ojos y soltó un gruñido a la vez en que explotaba en mi interior, llenándome entero. Me mordí el labio nervioso porque yo aún no lo hacía, y tenía muchas razones para no hacerlo. Jake se quedó quieto sin salir de mí por unos segundos, recuperándose del orgasmo. Me encogí en mi lugar cuando abrió los ojos y se inclinó hacia mí, mirándome con mirada fría.
—¿Por qué no te has corrido? —preguntó frente a mi rostro, con voz más grave de lo normal. Yo me sonrojé.
—Yo…
—¿Por qué no te has corrido, Jinxx? —volvió a preguntar arto de excusas para todo—. Siempre eres el primero.
—Jake… —me humedecí los labios—. Yo…
Apreté los dientes cuando sentí como masajeaba mi miembro en un vaivén rápido con su mano fría, solté un jadeo y él rió en mi cara. Lamió mi cuello, seguido de mi clavícula mientras yo temblequeaba sin parar sus movimientos.
Mi espalda se arqueó y por un
momento pensé en soltarle una patada aguantándome las consecuencias, pero creo que
era aún mucho más viable, que Jake creía que simplemente aún me faltaba por
llegar. Cerré la boca y me abofeteé mentalmente en cuanto imágenes
pornográficas se me venían a la cabeza, más sin embargo, nada era suficiente,
aún no podía correrme y no era para más.
—Jinxx. —habló Jake y yo apreté los labios mirándole con angustia. De un momento a otro me soltó de mala gana y me empujó a un lado tumbándose junto a mí. Se había molestado y esta vez era tan en serio como que no iba a hablarme. Lo conocía muy bien. Y aunque me haya hecho lo peor, el verlo así me rompió el corazón, me sentí mal y aún con algunos sollozos que salían de mi boca me acerqué a él.
—Jake, lo siento yo...
—Sht.
—Jinxx. —habló Jake y yo apreté los labios mirándole con angustia. De un momento a otro me soltó de mala gana y me empujó a un lado tumbándose junto a mí. Se había molestado y esta vez era tan en serio como que no iba a hablarme. Lo conocía muy bien. Y aunque me haya hecho lo peor, el verlo así me rompió el corazón, me sentí mal y aún con algunos sollozos que salían de mi boca me acerqué a él.
—Jake, lo siento yo...
—Sht.
—No me chites.
Me dio la espalda y yo le abracé
por detrás pasando mis brazos por los suyos y acariciándole el pecho. Él me
pellizcó y empujó mis brazos, se giró encarándome y me jaló el cabello solo con
un casi suave tirón. No me molesté como todas las veces, me dolía, pero también
lo había arruinado.
—No te corriste. —Me miró frío.
Estiró su brazo fuera de la cama, alcanzando su bóxer, se lo puso y se levantó
mirándome desde arriba. Yo aún seguía con el cuerpo adolorido e intentando
esconderme entre el embrollo de sábanas.
—¡Fue tu culpa! Me has violado, lo sabes, yo no quería…
—Tenía que meterte en esa cabeza hueca que sólo sirves para abrir las piernas…
—¡Fue tu culpa! Me has violado, lo sabes, yo no quería…
—Tenía que meterte en esa cabeza hueca que sólo sirves para abrir las piernas…
—¡Pero no siempre, Jake! No soy
una máquina para mete-saca, ¡mételo tú, en la puta cabeza! —Me le aventé de
nuevo intentando arañarle, pero de un fuerte empujón y unas rápidas manos, me
dejó inmovilizado como antes. Mierda.
Tomó de mis muñecas y llevó mis
brazos a ambos lados de mi cabeza, acercó su rostro al mío hasta que sentí su
aliento chocar contra mis labios. Cerré mis ojos en espera de un golpe, un
grito, una mordida; pero nada llegó.
—Quiero que escuches esto muy
bien, porque no pienso repetirlo otra vez, ¿te vale? —Habló contra mis labios—.
El que controla las cosas por aquí, soy yo.
El que manda, el que te folla, el que te pone en cuatro, el te tiene
cuando se le da la gana; ese soy yo. No intentes cambiar las cosas, Jinxx. Eres
un afeminado, una princesita…
—No me digas princesa —que quejé
mirándolo a los ojos.
—Princesa.
—¡Jake!
—¡Jake!
—No intentes cambiar las cosas,
Jinxx. Aquí tú eres el sumiso y eres mío. —me dedicó un lametón en los labios y
yo hice una mueca de asco. Era la verdad aunque me costara trabajo reconocerlo.
Yo no tenía una actitud como la de él, tampoco la fuerza y el cuerpo como para
intentar dominar. Pero me negaba a aceptarlo…
—Yo…
—Una cosa más —me calló—, vuelves
a no correrte cuando te follo y no tienes idea de cómo me las voy a cobrar.
Soltó en tono serio que me hizo
encogerme en mi lugar, asentí levemente con la cabeza antes de que me reclamara
por no responderle.
Soltó mis muñecas e hizo un
ademán por levantarse de encima, sentí un hueco en el estomago y tomé su brazo
para que no se apartara de mí, porque no quería eso. No quería que estuviera
molesto conmigo.
—Jake, yo… te quiero —dije sin
venir al caso, Jake volteó su cabeza a mi dirección y alzó una ceja—. No… no
quiero que te enojes conmigo.
Jake rodó los ojos fastidiado y
se soltó de mi agarre de manera brusca, levantándose de la cama y saliendo de
la habitación con sólo un bóxer puesto. Yo quedé completamente solo, sentí un
dolor en el pecho y me hice pequeño entre todas las sabanas.
Mis ojos lagrimeaban y me sentí
un poco tonto al haberme puesto rudo antes y ahora estar como una nena llorica.
Tomé la sabana en un puño, la jalé a mi cuerpo, cubriendo mi desnudez hasta la
cabeza y me hice una bolita bajo las mantas, para luego echarme a llorar como a
quien se le ha muerto un pariente cercano. Primero lágrimas salían lentamente,
para luego salir sin control mientras los sollozos de mi boca cada vez eran más
escandalosos. Mis ojos ardían y yo no podía dejar de llorar, mi boca estaba
seca y la cabeza me punzaba, pero me sentía protegido bajo esas sabanas
blancas.
Rodé en la cama situándome justo
en una orilla, en su orilla, donde él dormía para ser precisos. El olor de las
sabanas ya era único aunque sólo fuera la mitad o menos. Olía a él, no era
alguna fruta, planta, o aroma extravagante, sólo era el olor de Jake, el de
siempre en su ropa y auto, el que aunque olfateara en la lejanía, reconocía
como único y me hacía torcer el cuello hacia todas direcciones. Y ahora él
estaba cabreado conmigo.
—Jake —murmuré con voz baja, pero
no sabiendo si le llamaba o le rogaba—, lo siento…
La puerta se azotó, pero no se
abrió. Una patada había soltado a la puerta con tal violencia que hasta mis
sollozos se callaron, y no exactamente por la orden, sino por el golpe seco.
—¡Deja de llorar, jodida
maricona!
Me tapé la boca con ambas manos y
la cabeza me explotó. Me punzó de ambas sienes y la garganta se me raspó por el
grito que pretendía salir, pero que sin embargo murió ahogado.
Jake seguramente quería ahorcarme
en ese preciso momento. Casi y podía escuchar su respiración alterada por la
furia a través de la puerta. Cerré los ojos con fuerza y las lágrimas no
cesaron en ningún momento. Trataba de tranquilizarme, pero era inútil. No sabía
con exactitud que era lo que más me estaba doliendo, pero todo era un nudo de
emociones dentro de mi garganta que me hacía imposible el dejar de llorar.
Necesitaba desahogarme de alguna manera, y ni siquiera podía darme ese lujo,
Jake también me lo estaba impidiendo. Temblequeé un poco y me acurruqué más
entre las sabanas. El silencio se hizo presente y me dio a entender que Jake se
había ido de una vez por todas. Sin preocuparse por mí, ni por cómo estaba ni
por como me sentía…
Me mordí el labio con saña hasta
que empezó a doler, pero no era nada comparado al dolor que sentía por dentro.
Quería desaparecer, había sido tan usado… Percibí el sabor oxido de la sangre y
deje de morderme el labio. Suspiré y comencé a limpiar mis lágrimas con ambas
manos. La cabeza estaba por explotarme por tanto llorar y mi vista estaba algo
nublada. Respiré profundo y me hundí más en las sabanas, abrazando mi cuerpo.
Jake era un imbécil, pero lo quería a pesar de todo. ¿Por qué? No podía
entenderlo. Cómo querer a una persona que te hace tanto daño y después se va
preocupándose sólo por si mismo. Hubiese sido mejor desde el principio que lo
odiara, pero no podía. No podía hacer eso.
La puerta volvió a sonar pero
esta vez siendo abierta, me estremecí y me hice más chiquito en la cama,
cerrando los ojos con miedo.
Me quedé quieto, como si un
interruptor en mi cabeza hubiera pasado de ‘normal’ a ‘silencio’. Mi cuerpo
temblequeaba, pero no me permitía soltar algún sonido, escuchaba los pasos
descalzos y secos, eran cautelosos y por eso mismo no podía ubicar en qué parte
de la habitación se encontraba. Pegué tal brinco cuando sentí el colchón
moverse muy cerca de mí y me recordé que estaba sobre el lugar de Jake. Me
quedé quieto otro momento y al no escuchar nada, encontré seguro moverme por la
cama. Pero al arrastrarme como un gusano hacia el otro extremo del colchón, me
topé con un duro y cálido pecho. Solté un sollozo ahogado, me asusté y me negué
a levantar la cabeza y mucho menos sacarla de entre las sábanas. Intenté
regresar a mi (su) lugar, arrastrándome de nuevo como una babosa y me pasé.
Sentí como una parte de mi cuerpo llegaba al final de la cama y comenzaba a
resbalarle por el filo de esta, cayéndome inevitablemente, hasta que algo me
tomó del brazo a través de las sábanas impidiéndome caer.
—Eres, muy torpe.
Me sonrojé y la sábana que me
cubría la cabeza fue retirada. Jake seguía serio, pero ahora la mirada en sus
ojos brillaba. No era como que hubiera llorado, pero quizás venía su lado
romántico. Jake podía ser tan mecánico e imprescindible, pues siempre tendría
su lado pasional y eso me encantaba de él.
—Lo siento, por ya sabes qué. —Le
miré con los ojos rojos de lágrimas y me sentí más débil que otras veces.
Incluso quizás al decir que él me había violado estaba mal o quizás no tanto.
Yo le amaba, pero me tocó cuando no quería. No es como si me repugnara del todo
(en ese momento bastante), sólo, lo único que llegaba a ser doloroso y cruel
para mí, era que al final lo que a él más le importaba, era que yo tuviera tan
claro que él era quien dominaba y yo el pasivo de siempre que se iba a dejar
dar quisiera o no; deseara tanto el sexo o no. Él siempre iba a lastimarme para
dejarme eso tan marcado en la cabeza. Y yo no podía cambiarlo aunque lo
intentara.
Mis ojos empezaron a escocer y me mordí el labio intentando no soltarme a llorar otra vez. Jake suspiró dándose cuenta de eso y me atrajo a su cuerpo hasta que mi cabeza descansó en su calido pecho. Sentí sus calmados latidos y el calor de su cuerpo. Abrí los ojos y me sonrojé violentamente a la vez que comenzaba a acariciar mi cabello como tantas veces lo hacía. Como me gustaba que lo hiciera. Con cariño, con el único motivo de hacerme sentir bien. Porque yo amaba que me hiciera esa caricia y él lo sabía. Ni siquiera estaba parpadeando, no me lo podía creer.
Mis ojos empezaron a escocer y me mordí el labio intentando no soltarme a llorar otra vez. Jake suspiró dándose cuenta de eso y me atrajo a su cuerpo hasta que mi cabeza descansó en su calido pecho. Sentí sus calmados latidos y el calor de su cuerpo. Abrí los ojos y me sonrojé violentamente a la vez que comenzaba a acariciar mi cabello como tantas veces lo hacía. Como me gustaba que lo hiciera. Con cariño, con el único motivo de hacerme sentir bien. Porque yo amaba que me hiciera esa caricia y él lo sabía. Ni siquiera estaba parpadeando, no me lo podía creer.
El nudo en mi garganta se hizo
cada vez más y más grande, mi labio inferior comenzó a temblar y yo apreté los
puños y cerré los ojos empezando a llorar sin poder impedirlo. Viéndome
completamente patético. Todas las emociones estaban revueltas en mi interior y
no sabía por qué estaba llorando ahora, pero necesitaba hacerlo. Necesitaba
descargar todo y esa era la única manera posible.
Justo cuando pensé que Jake me
golpearía por llorar (porque él odiaba en extremo que le lloraran), sus fuertes
brazos rodearon todo mi cuerpo pegándome más al suyo en un gran abrazo. Solté
un chillido con mi voz aguda, Jake posó su cabeza en mi hombro y dejó un beso
ahí haciéndome suspirar.
—Jinxx, he dicho que lo siento, niñato… —gruñó en respuesta y yo me abracé fuerte a él, sollozando levemente sin abrir mis ojos. Su aroma me arrulló y me tranquilicé por un momento.
—Jinxx, he dicho que lo siento, niñato… —gruñó en respuesta y yo me abracé fuerte a él, sollozando levemente sin abrir mis ojos. Su aroma me arrulló y me tranquilicé por un momento.
—Te escuché… —susurré bajito y me
aferré a él, porque lo necesitaba más que nunca. Jake respiró profundo y ahí
supe que ya no diría nada. Él no era una persona buena cuando de arrepentirse
de lo que hacía se trataba. No, él nunca se arrepentía de lo que hacía o
decía—. Lo siento, yo…
Jake separó su cabeza de mi
hombro y me miró serio, yo me mordí el labio adolorido que ya tenía y desvié la
mirada.
—¿Qué te has hecho, pedazo de
memo? —tomó mi mentón virando mi rostro e inspeccionó mi labio con el entrecejo
fruncido.
—No es nada, yo…
—Idiota.
Le pegué un suave manotazo en
pecho y me reí suave y nervioso en mis adentros, porque por fuera no podía
dejar de llorar al verle tan serio mirándome a mí y luego a la nada. Mis manos
acariciaron su pecho y bajaron por sus costados para luego rodearlo con mis
brazos por detrás de sus hombros. Él suspiró y yo hundí mi rostro en su cuello
y le dejé un suave beso.
—No vuelvas a hacerlo. —murmuré
con voz bajita y sentí aún más fuerte el abrazo por mi espalda baja.
—Jinxx, a veces tienes la cabeza
tan dura que no sé cómo meterte el que sólo sirves para abrir las piernas.
—dijo y yo le miré mal.
—Así que ¿no puedes tan siquiera
tener un poco más de tacto al decir las cosas? —pregunté y él chasqueo la
lengua pensando, pero vaciló negando con la cabeza. —Eres un Imbécil, Jake.
Él se encogió de hombros.
—Sí tú lo dices Mr. Activo.
—Oh, cállate.
Le abracé aún más fuerte y le
murmuré un bajito ‘te amo’ que fue correspondido con un beso en la corona de mi
cabeza, y una nariz olisqueando entre mi cabello.
Nota: A diferencia de los otros Janxx, este es basado en violación. De nuevo con Rubí ;w; aunque esta vez nos tardamos más tiempo xDDDD Nos leemos luego c:
Odie a Jake poquito :v xd lo demas esta muy bonito el final. Las amo (:
ResponderEliminarSí, en realidad fue algo cruel, de echo le pusimos y quitamos partes al final haciendolo más hijo de puta. Pero así es Jake; no le odies que igual ama a Jinxx *~* Te amamos c:
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