domingo, 25 de agosto de 2013

Padres por un día II (Con Rubí).

Continuación de: Padres por un día.


Janxx: Jake Pitts & Jinxx Ferguson.


 Corrí como si me encontrase en alguna especie de maratón hacia el cuarto de baño, sin importarme cerrar la puerta tras de mí después de entrar. Me hinqué frente al retrete y solté todo lo que había estado aguantando, sintiéndome asqueroso. Incliné mi cabeza hacia adelante soltando otra estocada, y una más. Hice mi cabello para atrás, otra más. Estaba totalmente mareado y ya no quería seguir haciendo esto, porque me daba asco. Levanté mi cabeza una vez que había terminado y jalé la palanca para que toda esa horrible sustancia se fuera de una vez por todas. No tenía idea si había comido algo en mal estado, o si tenía alguna infección en el estomago, pero llevaba exactamente tres días vomitando sin razón aparente. Y eso ya me estaba tocando las pelotas. Me enderecé, levantándome del piso y fui al lavamanos donde miré mi reflejo en el gran espejo que teníamos. Mi rostro se veía cansado por el esfuerzo, y es que no era normal vomitar tres días seguidos a todas horas. Abrí la llave del agua helada y tomé un poco con mis manos en forma de casita, lavándome la cara para tratar de tranquilizarme.
Todo ese asunto ya me estaba preocupando. Aún no le había dicho nada a Jake, no era necesario o eso pensaba yo. Era una simple infección, pero me seguía preguntando qué era lo que había comido, ¡pero es que no había comido nada fuera de lo normal! Incluso estaba quedándome más pálido de lo normal, juraba que estaba casi hasta amarillo de tanto vomitar, estaba bajando demasiado de peso
—para tres días—, y eso me hacía aún más débil de lo que ya era.
No me eh movido hacia el hospital, porque claro, eso preocuparía a todos, y acabo de salir de una diarrea explosiva, y regresar en menos de una semana sería estúpido.
Y algo peor que eso es que ¡No eh logrado tener intimidad con Jake en un mes! La última vez lo hicimos como conejos en el baño de una clínica de adopción para bebés. Porque después de aquella tarde con nuestros sobrinos, Jake había aceptado tener un bebé. Quería adoptar, me lo había dicho. ¡Una familia, sí! Y es que por más que lo intentáramos, de entre mis piernas no saldría nada. Claro que tener diarrea no estaba a mi favor, pero ahora con mis vómitos, menos puedo acercarme a él para ‘intentarlo’, sin que un olor raro llegue a mi nariz, y deba salir disparado al baño. ¡Y ni que decir de mis estúpidos antojos! Eh tragado pizza —para después vomitarla— las últimas semanas y por ente estoy como estoy. Pero jamás me habían hecho tanto daño las pizzas ¿O fueron los tacos? Según mi fisiología, la comida que comí hace una semana, es la que me causará daños apenas… ¡Pero ni siquiera sé que es! Eh comido cosas normales, nada de la china o algo así. Quizás alguna enfermedad nueva que yo acabo de contraer y moriré sin remedio.
Respiré profundo, ya estaba harto de esta situación. Mi propio reflejo me daba asco, ¡yo me daba asco! Era horrible, ¡y yo nunca había sido horrible! Yo era precioso. Me acerqué un poco más al espejo, parándome de puntitas para mirarme mejor. Sí, me daba tremendo asco. Toqué mi rostro con ambas manos, incapaz de creer que lo que estaba viendo era yo.
—Oye Jinxx, ¿has visto las…? —Jake detuvo su paso en la puerta del baño y yo me separé del espejo—. ¿Qué sucede contigo, hombre?
—Nada, ¿por qué dices eso? —Peiné mi cabello como siempre lo hacía y Jake se cruzó de brazos recargándose en la pared.
—Te ves… extraño. —Apreté los dientes dentro de mi boca.
—No me pasa nada, ¿vale? —contesté en tono serio y me dispuse a salir de ahí, hasta que Jake tomó de mi muñeca.
—A ti te pasa algo —acercó su rostro al mío y yo tragué saliva, alejándome un poco como acto reflejo—. ¿Te… cortaste el cabello?
Ladeé la cabeza con un tic en el ojo. Aún no podía creer que tenía a la pareja más idiota de todo el planeta tierra. Me solté de su agarre de mala gana y salí dejándolo solo.
—Oh, vamos Jinxx, sólo bromeaba.
—Puedes irte al carajo con tus bromas —me di la vuelta enfrentándolo—. No las necesito —y le saqué la lengua como un niño pequeño. Jake rió.
—Ya hombre, no te cabrees, enserio, de ves pálido, ¿Estás bien?
—Sí — Sonreí de medio lado y me libere de su agarré suavemente y le miré desde abajo.
—¿Seguro, seguro? — Asentí—, vale, ¡Oh! Mira Jinxx, eh traído aromatizante a la casa de olor distinto, ¿Sabes?... —Me miró con el frasco en su manos y comenzó a agitarlo mientras hablaba como loco, mientras yo rogaba que cuando lo echara, no sintiera mi estomago revolverse—. Siempre usamos del olor a aloe vera, pero ¿Qué te parece fresa-frambuesa? —Y echo justo enfrente de mi rostro.
Respiré tan indebidamente, que tragué-aspiré, todo el aromatizante y entonces mi estomago botó provocándome una arcada, y me llevé una mano a la boca haciendo que Jake me mirara serio. Le di un manotazo en donde tenía el frasco y este salió volando lejos de nosotros, mientras yo regresaba de vuelta al baño y sacaba todo lo que tenía en mi estomago que estaba seguro, más que comida, eran mis propios jugos gástricos, pues con cada arcada mi garganta quemaba. Me recogí el cabello y continué vomitando como poseso, ya que no podía detenerme. Quería que esto parara de una vez por todas, no sabía que ocurría conmigo y me estaba asustando ese hecho. Jake me miró con una ceja alzada, con la mirada seria cuando terminé.
—Bien, ¿ahora me dirás que diablos pasa contigo?
—Yo… no lo sé —contesté en un hilo de voz limpiándome la boca con el dorso de la mano—. Tengo miedo.
Jake suspiró y se acercó a mí, acariciando mi cabello.
—Jinxx, esto no es normal. Vas a ir al doctor ahora —negué con la cabeza—. Jinxx…
—Odio a los doctores, estoy bien. Mañana se me pasa, fue… fue ese aromatizante, ¡sí! Eso fue —Jake rodó los ojos.
—Jinxx, deja de hacerte el idiota —me hizo levantar y me tomó de los hombros mirándome fijo—. Vas a ir al doctor, ahora. ¿Cuánto llevas así, ah?
Miré hacia mi derecha evadiendo sus ojos.
—3 días —Jake bufó—. Pero no es nada.
—¿Nada? ¡¿Te parece que vomitar sin ninguna razón es nada?! —Gritó y yo me encogí en mi lugar—. No me contradigas, Jinxx.
—Pero…
—Shh. —Me calló con el ceño fruncido. Sí es decía que iría al doctor, ni el fin del mundo lo impediría.—Sube al auto—. Abrí los ojos con espanto.
—¿Ahora? — Retrocedí como instinto y me pegué a la pared haciéndome pequeño.
—Sí, ahora, no estás bien—. Tomó mi brazo y me jaló al ver que no lo haría por mi propio consentimiento.

***

—Bien joven Ferguson, tenemos sus resultados de los análisis que hemos hecho, más la exploración de signos vitales, los síntomas anormales que presenta como sus antojos y las muestras de sangre y orina, los resultados serán muy claros, y esperemos, algo de lo que no debamos preocuparnos tanto—. Me removí nervioso haciéndome más pequeño y resbalándome en el asiento al hacerlo.
—Ya ya, ¿Puede decirnos que es? No es normal que Jinxx esté enfermo del estómago de esta manera, lleva días así y él tiene un estómago fuerte, si lo sabré yo, debería ver cuándo va al baño después de comer tacos, nunca le hacían daño pues…
—¡Solo ábralo!—. Interrumpí a Jake que comenzaba a hablar de mis necesidades fisiológicas como si fueran un chiste.
El doctor abrió el sobre con los resultados y los leyó tranquilamente. Mi pie saltaba como loco y me mordía las uñas, un hábito pésimo, pero me encontraba tan nervioso que podía comérmelas. Comencé a relajarme cuando el doctor no mostraba algún gesto, hasta que de repente sus ojos se abrieron y comenzó a querer hablar sin apartar la mirada de la hoja de análisis.
—¿Y? —Pregunté ansioso.
—Esto es… Poco creíble. —Murmuró y luego nos miro a Jake y a mí—. Necesitamos hacer un ultrasonido, no puedo confirmarles nada, pues esto es tan poco común. Debemos observar su vientre joven Ferguson.
—¿Qué es? — Pregunté un poco nervioso. Jake sin el tacto necesario, se levantó de su lugar y corrió a tomar las hojas con resultados.
—Mierda.
—¿¡Qué!? — Pegunté sofocado de nuevo, cada vez más nervioso y ansioso, nadie me decía nada.
—No le entiendo—. Rodé los ojos y me dieron inmensas ganas de cachetearle, pero me giré al doctor y este trago saliva relajado preparándose para hablar.
—Bueno, el joven Ferguson tiene un óvulo fecundado y…
—¿Qué yo qué? ¿Un óvulo? ¡NO ME JODA! —Le grité nervioso. —¿Fecundado? ¿¡Que me está contando!?
—Está embarazado.
Abrí los ojos de manera exagerada al mismo tiempo que Jake, ambos mirando al doctor como idiotas. Sentí el corazón en la garganta y me hundí en mi lugar, totalmente consternado. Abracé mi cuerpo y miré al sueño tratando de asimilar sus palabras. ‘Está embarazado’, yo estaba teniendo una pesadilla y de las fuertes, eso tenía que ser.
—Buena broma, Doc —Jake se echó a reír—. Ya díganos, qué tiene el niño.
—Ya se los he dicho —el Doctor carraspeó—. Esta embarazado, joven Ferguson.
Me abracé con más fuerza y negué con la cabeza apretando los ojos.
—No es cierto… —murmuré. Jake me volteó a ver y acarició mi cabello.
—Doctor, no nos gustan esta clase de juegos, ¿sabe? El niño tiene pene y pelotas, como usted y yo, es imposible —dijo Jake seriamente. El hombre se acomodo bien las gafas.
—Los estudios muestran esto, muchachos. Aún así, necesitamos hacer el ultrasonido para estar seguros.
—No me voy a hacer nada —hablé bajito—. No soy una jodida mujer, ¡mierda! —Me abracé a Jake y escondí mi rostro en su hombro, mientras él me acariciaba el cabello. —Jinxx, vamos, después de esto quedara claro que tienes otra cosa —negué de nuevo—. Jinxx.
—No.
—Lo harás.
—Que no —Jake suspiró.
—Jinxx, no me quieres ver enojado —apreté su camisa con mis manos, realmente no quería.
—E-está bien… El Doctor asintió.
—Bien, les daré la autorización. ¿Quieren hacerlo ahora o esperar unos días?
—Ahora mismo—. Respondió Jake. Sentía que moría, me solté a llorar en su pecho tan fuertemente, que parecía que le había echado una cubeta de agua, pues su playera estaba empapada de lágrimas. Mis lágrimas.
El doctor estiró su mano proporcionándome un poco de papel para limpiarme los ojos y la nariz que moqueaba. Vaya, parecía que alguien se había muerto.
—Deja de llorar Jinxx, vamos—. Y aunque Jake me apoyara de esa manera verbal, sentía su cuerpo tan rígido, sabía que tampoco estaba muy contento, su expresión sería se mantenía en su rostro y no parecía querer cambiar, estaba controlándose, pues sabía que me afectaría.
Quizás… Quizás por eso siempre lloraba y era tan sentimental para las cosas. Malditas hormonas.
—Jinxx, vamos.
Jake tironeo de mi brazo sacándome de mis pensamientos. Mis ojos estaban acuosos y me temblaba el labio inferior, tartamudeaba y ni podía caminar bien. Me tensé por un momento y de repente volví a soltarme a llorar.
Vale, es una pasada, ahora Jake está aquí conmigo, y aunque no lo admita, se siente furioso y muy decepcionado, pero la idea de tener un bebé aún se mantenía en los dos muy viva y eso pude notarlo cuando me lanzó su sonrisa de ‘todo está bien, tranquilo’. Pero ¿Y si hubiera sido antes de que aceptara tener bebés? Definitivamente, podría haberme humillado tanto.
Camine un poco más y me colgué a su cuello haciéndole entender que me sentía muy mal.
—Jake tengo miedo.
—Tranquilo, sh, verás que no es eso, será otra cosa menos un embarazo. Tranquilo Jinxx—. Y besó mi cabello.
Yo sonreí levemente y me aferré a él.
—Gracias. —Deposité un leve beso en sus labios y él me acarició la cintura con sus brazos.
Me sentía apoyado, me sentía bien en sus brazos y sentía que lo que pasara no arruinaría nada de lo que sentíamos. Podríamos llevarlo a cabo. Le besé ambas mejillas repetidas veces con melosidad, diciéndole cuando lo quería en cada beso, Jake rió. Pero sin decir nada, sólo continuando con sus caricias, dejándose besar por mí.
—Bien, recuéstese aquí, muchacho —dijo el Doctor, interrumpiendo nuestra escena de pareja enamorada cargada de miel. Yo asentí y me separé de Jake, caminando hacia la cama que se encontraba en la sala, y recostándome en ella con la mirada al techo. Jake se posicionó a un lado de mí y me tomó de la mano, yo la apreté con cariño y le sonreí. ¿Quién decía que Jake Pitts no podía ser dulce de vez en cuando, ah? Y lo amaba aún más cuando lo era. El Doctor, alzó un poco mi playera provocando que Jake lo mirara de mala manera, yo lo miré para que se tranquilizara y él desvió la mirada a otro lugar, inconforme. Depositó una sustancia viscosa por todo mi vientre, que no tenía idea qué mierda era, pero me dejé hacer. Por alguna razón, estaba seguro que lo que iba a venir no sería nada bueno. Pero también otra parte de mi me decía que sería muy bueno.
—Está un poco frío—. Dijo poniéndome un aparato que proyectaría el ultrasonido.
—No me diga—. Murmuré y Jake apretó mi mano para que me comportara, después de todo el doctor no tenía la culpa.
—Bien veamos.
La habitación se reino de un silencio sepulcral que nos incomodó a Jake y a mí. El doctor paseaba un pequeño aparato por mi vientre buscando y buscando. Por un momento creí que no sería nada, pues no se veía nada en la pantalla aún lado de nosotros, hasta que dio con una pequeña masa pequeña, no muy grande, incluso parecía una mancha de la propia pantalla, si no fuera porque se movía conforme el aparato se desplazaba sobre mi vientre.
—Ahí está—Señaló el doctor con la punta de un lapicero—, el embrión desarrollándose.
Solté la mano de Jake y me tape la boca con ambas manos aguantando las ganas de soltar un sollozo fuerte y soltarme a llorar nuevamente.
—¿Está seguro que no es una mancha? ¿O su estómago?
—Chico, el estómago no es tan pequeño, ni se encuentra en esta zona. Bien, creo que serán padres. Felicidades.
Jake apretó la mandíbula que escuché como los dientes le rechinaron. Y yo me solté a llorar de nuevo. Estábamos medio jodidos.
Muy jodidos a decir verdad. Un tic se apoderó del ojo de Jake y a mí, un mar de lágrimas. El doctor no hizo más que darnos ánimos y felicitaciones con una sonrisa de oreja a oreja. Diciéndonos que esto era un verdadero milagro, y que un bebé era un regalo del cielo, cosas que en ese momento nos las pasamos por los huevos. Miré una vez la pantalla, observándola con mucha atención. No sé en qué estaba pensando en ese momento, pero una sonrisa se formo en mis labios sin que me diera cuenta alguna. 

***

—¡Un bebé, Jinxx! —Gritó Jake tirando las llaves a la mesa que se encontraba al lado de la puerta—. ¿¡Cómo mierda es esto posible!?
—Deja de hacer que me sienta peor —dije cerrando la puerta y abrazando mi cuerpo—. ¡Yo lo he hecho solo!
—Eso lo sé, sólo… no sé —Jake se peino el cabello para atrás, cerrando los ojos
—Pensé que querías un bebé… —hablé con la voz quebrándose, y bajé la mirada.
—Oh, Jinxx, espera —Jake tomó de mi mentón haciendo que lo mirara—. Claro que lo quiero.
Lo miré con los ojos húmedos. Me abracé a él, buscando sentir protección en su cuerpo, y lo conseguí. Rodeó mi delgada anatomía con sus fuertes brazos, dándome calor.
—Lo… —Jake suspiró—. Lo tendremos.
—Veras que todo esto saldrá bien, al final si pasó fue por algo. Así que confía en mi Jinxx, no llores, lo tendremos y será muy hermoso.
—¿No arrepentimientos?
—No.
—¿De verdad?
Jake asintió y me pegué más a su cuerpo.

~Mes 2~

—¡Vamos Jinxx! ¡Deja de comportarte así!
—¡No! — Le grité llorando como un crio en la cama, en posición fetal.
Jake estaba parado en el marco de la puerta viendo con una incógnita y un fastidio enorme, mi gran berrinche. Y es que llevaba llorando como media hora y en vez de tranquilizarme un poco más, cada vez aumentaba mi llanto.
—¡Jinxx!
—¡No!
—No puedo comprarte pizza a cada rato, es muy insano, ayer has comido dos pizzas, parecerás una vaca si sigues comiendo.
Y me solté a llorar aún más. Tomé una almohada y hundí mi cabeza en ella llorando peor que antes realmente insoportable.
—¡Entonces dame tacos!
—¡¡Jinxx!! — La cama a mi lado se hundió y la almohada en mi cara desapareció mostrándome a un Jake rojo del coraje y muy serio—. No voy a comprarte nada y más te vale que dejes de llorar porque menos te haré caso, ahora vas a comer carne asada.
—¡Asada! Ni sabor tendrá—. Lloriqueé abrazándome.
—¡Mierda! Eres muy insoportable, te ha pegado duro el embarazo ¿eh?
Sonreí de medio lado e ignoré su indirecta. Me talle los ojos llenos de lágrimas y sentí pena por mí. ¿De verdad hacía un berrinche por un antojo? Vaya, realmente me estoy ganando una follada. No es necesario saber que cada que Jake se enoja tanto conmigo hasta explotar, el que termina explotado y por dentro soy yo. Y no quería eso en mi estado, no señor. Respiré profundo tratando de dejar de lado mi anterior lloriqueo o miré a Jake.
—Deja de molestarme, ya quisiera verte yo en mi estado —Jake rió socarronamente.
—Como digas, gordito — inmediatamente le solté un puñetazo en el abdomen que lo dejó sin aire.
—¡Que dejes de molestarme! —Volví a llorar como un bebé, escondiéndome debajo de las sabanas.
—Jinxx, joder no quise decirlo —tiró de las sabanas para quitarlas, pero yo forcejé—. Jinxx, mierda, ya deja de llorar.
—¡Déjame! ¡Eres un idiota, no estoy gordo!
—Lo he dicho con cariño, hombre —bufó y logró quitar las sabanas de encima de mí, me miró con el ceño fruncido, pero al verme todavía llorando trató de ablandarse.
—No quiero que me odies —murmuré.
—Podrás sacarme de quicio, pero eso nunca —aseguró y limpió mis lagrimas con sus pulgares—. ¿Comerás lo que yo te diga?
Me lo pensé un poco, Jake estaba cuidándome y dando lo mejor de si para mi bienestar y yo se lo estaba pagando con esto. Con mis berrinches sin sentido. Asentí no muy convencido y el sonrió de lado.
—Me alegra. Ahora levántate, llevas todo el día ahí —me tomó de ambas manos y tiró de mí, yo cargué mi peso hacia atrás.
—¡No! ¡Estoy cansado!
—¡No has hecho nada en todo el día!
—¡Estoy embarazado!
—¡No me interesa!
—¡Deja de gritarme! —Rasguñé sus manos para que me soltara.
Jake me soltó y casi me empujo hacia atrás al ver los rasguños que le había proporcionado.
—Jake lo lamento—. Me tapé la boca con ambas manos, me miró mal y salió de la habitación azotando la puerta.
Rodé los ojos y enseguida pensé que debía disculparme. Me toqué el vientre y sonreí.
—Oh bebé, somos muy berrinchudos, ahora debemos ir a rogarle a papi, bueno yo.
Me levanté de la cama, y camine arrastrando los pies hasta la puerta, estaba por abrir cuando él me ganó. Abrió tan fuerte que me dio un golpazo en la cara.
—Lo lamento—. Dijo sin acercarse a mí y camino con una charola en mano—. Te eh traído algo de comer, ya que no quieres pararte.
Mis ojos se aguaron y regresé a la cama con un temblor en mi cuerpo, me escondí entre todas las sabanas nuevamente para soltarme a llorar, mientras que Jake por afuera de mi casa de sabanas, me abrazaba y me acariciaba.

~Mes 3~

—Todo va marchando muy bien, nada de que preocuparse, el feto va tomando forma poco a poco, incluso si pueden notarlo, la panza comienza a crecer.
A mí se me aguaron los ojos cuando el doctor dijo eso y apreté la mano fuerte de Jake mientras, veíamos el ultrasonido. Y exactamente, la mancha que parecía al principio, ahora se veía más grande y ya no parecía una mancha. Y ahora estaba demasiado emocionado por tener a mi bebé entre mis brazos. Arrullarlo. Besarlo y hacerle feliz. Porque claro, yo y Jake le daríamos nuestro amor y nuestra felicidad a él o ella. Ahora era nuestro todo.
—Oh Jinxx, no llores de nuevo.
—¡No estoy llorando!
—Se te ha metido un ‘feto de tres meses en mi estómago y en seis meses en mis brazos ¿en el ojo?’
Le di un golpe y reí levemente.
Miré la pantalla con una gran sonrisa. Definitivamente, estaba muy emocionado y feliz. Lo que al principio me parecía una especia de maldición ahora me parecía lo mejor que me pudo pasar en la vida.
Volteé a ver a Jake, quien también sonreía viendo la pantalla sin darse cuenta de mi mirada.
—Jake.
—¿Hum?
—Quiero helado —Jake rodó los ojos.
—Jinxx, acabas de comer.
—Quiero.
El doctor rió.
—Es normal que quiera comer a todas horas, joven —comentó el doctor—. Sin embargo, debe llevar una alimentación sana para el bebé.
Fruncí el ceño.
—Usted no sabe lo que este —señalé a Jake—, quiera que coma. ¡Técnicamente quiera que coma lo que una vaca! ¡Y yo no soy una vaca!
—¿Por verduras, Jinxx? —Se quejó Jake—. Deja de ser tan marica.
Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas. Jake se tomó el tabique nasal.
—Vale, vamos por helado —sonrió y me levanté de la camilla sin importarme nada.
—¡Vamos, y aprovechamos para ir por otras cosas! —lo jalé del brazo, y Jake le hizo una seña al doctor ‘sálveme’. El doctor rió una vez más.

~Mes 4~

Corrí hacia la entrada —o troté más bien, ya que en mi situación no iba a hacerlo—, cuando la puerta fue abierta.
—¡Me engañas! —grité cuando el dejo las llaves en la mesa, con cara de cansancio.
—Jinxx…
—¡Eres un hijo de puta! —Lo golpeé repetidas veces en el pecho con mis puños cerrados, mientras lloraba como una nena.
—¡Jinxx, mierda! No sé de dónde sacas eso —me miró mal—. He salido a comprar tu jodida comida, pero claro, eso me gano por consentir caprichos.
Lloré más fuerte.
—¿De verdad no me engañas?
—No Jinxx, no —suspiró.
—¿Trajiste la pizza?
—Sí, aunque dudo que te la merezcas —achinó los ojos y yo me limpié las lágrimas.
—¡Dámela!
Jake dejó la caja de pizza en la mesa donde había dejado las llaves hacía no más de unos minutos y empezó a desabrocharse los pantalones. Yo me sonrojé hasta la raíz de mis cabellos. —¡Oh! Hablabas de la pizza —lo golpeé una vez más y él rió.
—¡Jake!
—Pero ¿sabes? podría darte algo más—. Me jaló del cinturón y me acercó a su cuerpo como si fuera atraído por un imán.
—Oh, es malo para el bebé—. Dije a mi defensa.
—No, no lo es, y lo sabes, al contrario, le encantará sentir como te estremeces y el calor de tu cuerpo—Susurró en mi oído y coló sus manos por debajo de mi playera subiéndola dejando mi panza ligeramente abultada al descubierto y colocó una mano ahí.
—Jake.
—Vamos, llegarás al orgasmo y entonces te correrás sobre mi vientre y aquí—señaló mi vientre—, sentirá lo mismo que tú.
—Es como si le follaras… ¡Cerdo!
—¡Jinxx! Hazme caso joder.
—Quizás, pero… —Me solté de su agarré y corrí hasta la caja de la pizza tomándola y sentándome en el sofá con ella sobre las piernas—, primero quiero llenar el buche o me quedaré dormido en plena follada y entonces no sabré que haces con mi cuerpo.
—Jinxx, tu no duermes antes de comer, al contrario, duermes después de comer.
—Oh que lastima— Dije llevándome una rebanada de Pizza a la boca, llena de salsa de tomate y salsa picante—, entonces espera a que despierte.
Jake rodó los ojos y se sentó a verme comer, mientras que yo terminaba una rebanada y comenzaba la otra, chupándome los dedos y reclamando por una malteada.
Comí como una mujer gorda con problemas de comer compulsivamente en un buffet de ‘todo lo que pueda comer por 5 dólares’. Quedé con la boca sucia como un niño pequeño, Jake tomó una servilleta y se acercó a mí limpiándome. Le sonreí.
—Gracias.
—¿Y bien? —acarició uno de mis muslos, mirándome con ganas. Subiendo su mano un poco más en cada caricia. Me recostó en el sofá poco a poco, quedando encima de mí sin cargar su peso, subiendo de nuevo playera. Recorrió mi piel con las yemas de sus dedos robándome uno que otro temblequeo. Joder que había olvidado lo bien que se sentía—. ¿Qué dices?
—Digo que —puse mis manos en sus hombros, empujándolo lejos de mi cuerpo—, quiero una malteada. Jake frunció el ceño.
—Jinxx, no lo hemos hecho en meses, ¡meses! No podré soportarlo más —negué con la cabeza.
Yo quería al igual o incluso más que él, pero mi subconsciente me regañaba con que cuidara el bienestar de nuestro bebé, y eso haría.
—Estoy lleno —Jake bufó molesto y se levantó de encima de un solo movimiento, caminando lejos de mí. Pateó una de las sillas, provocando que está casi se quebrase, yo me asusté. Me encogí el mi lugar y tragué saliva.
—Jake, no quiero que te enojes conmigo —jugué con mis dedos y él viró la mirada hacia mí, observándome serio.
—No lo estoy, estoy de puta madre, ¿no lo ves? —me mordí el labio.
—Será otro día, ¿sí? Lo prometo.
—Sí, claro —dijo al último, para después dejarme solo en la sala. Suspiré y acaricié mi vientre.
—Creo que tu padre es un idiota, bebé —recorrí mi sueva piel con mis manos—. Y yo también. Pero, ¿qué le vamos a hacer, ah?
Me levanté de mi lugar, dispuesto a pedir disculpas otra vez por mis berrinches y mis rechazos, pero culpa mía no era. El embarazo me hacía sentir de esa manera, Jake tenía que entenderlo. Si fuera él quien estuviera en mis zapatos yo lo entendería.

~Mes 5~

Mis andares cada vez se parecían a los de un pato y la mano en la espalda ya era casi sempiterna en su posición. Incluso mi vientre ya era obvio de un embarazo y por ello me la pasaba encerrado en casa viendo T.V. y comiendo como chica deprimida. Casi nunca me levantaba de mi lugar a menos que me fuera obligatorio como ahora.
El timbre sonaba y sonaba como loco, Jake estaba dormido y nada podía levantarlo, así que por ente, estaba yo bajando las escaleras y abriendo un poco la puerta, pues la persona del otro lado, la empujó y la abrió.
—¡Vaya! Han pasado cinco meses y ni tu ni Jake han dado la cara, no desde que Jake marcó por teléfono diciéndonos que estabas embarazado. — Dijo Andy casi tirándome al entrar a la casa.
—¡Y fuimos nosotros quienes venimos a verles! — Recalcó Christian.
Y atrás venia Ashley con una cara de flojera natural, la de siempre pues.
—¡Entiendan chicos, no podemos salir, ¡Hay paparazzi afuera! Y ¿Qué peor que ser ¡YO! El que esta embarazado. Con lo famoso que soy.
—Que no se te suban los humos a la cabeza vaquita.
—¿Vaquita quien? — Reclamé a regañadientes.
—Tú, ¿A caso no te has visto en un espejo? ¡Eres una vaca, joder! Panzona, panzona, eres una perra panzona—. Se burlo Andy, y Christian le siguió el juego.
—Vale, cállense—Dijo Ashley. Quizás era el único que comprendía mi situación, pues tenía una expresión sería—Es una ballena y punto—. Retiraba lo dicho.
—¡No estoy gorda! ¡Que diga, no estoy gordo!
Andy y Christian se soltaron a reír como locos y yo me sonrojé de golpe.
Les di la espalda y el trío de idiotas que continuaban riendo.
—Oh, vale Jinxx no te enojes —Ashley me tomó del hombro—. Incluso te ves más adorable que antes —y jaló una de mis mejillas como si esta fuera de goma.
—Eso es cierto —afirmó Andy, no pudiendo aguantar la risa.
Christian se posicionó en frente de mí y posó sus manos en mi vientre.
—Oh, Dios, pero si es enorme.
—¡Déjenme en paz, hijos de puta! —grité haciendo mi típico berrinche y ellos volvieron a reír.
Quité las manos de Chris de un manotazo.
—Cálmate, ya, bueno. No aguantas nada —se quejó Christian.
Andy lo empujó a un lado, ocupando su lugar enfrente mío y me tomó por los hombros.
—Jinxx, quiero que se llame Andy —alcé una ceja.
—¿Ah?
—Es un gran nombre, a qué sí. —Infló el pecho orgulloso.
—No se llamará así, ¡que horror! —Él frunció el ceño y yo quité sus manos de mis hombros.
Todo esto fue interrumpido por un Jake con unos pantalones de pijama y una playera de oscura pegada a su delgado cuerpo. Ashley y Christian corrieron a darle un abrazo rudo de típicos amigos hombres emocionados.
—Felicidades, macho. Tienes a Jinxx embarazado, anotaste —Chris le golpeó el hombro con cariño y Jake rió.
—Gracias, supongo. ¿Qué hacen acá?
—Encima de que venimos a verte, ¿nos recibes así? No hemos sabido nada de ustedes en meses —respondió Ashley ofendido.
—Oh. —Soltó Jake—. Pues, no ha pasado gran cosa.
—Claro que ha pasado gran cosa —habló Andy señalando mi vientre, yo le golpeé el hombro—. ¡Au!
—¡Jake, diles algo! Me molestan— Lloriqueé tallándome un ojo con el dorso de la mano, y acariciando mi vientre con la otra—, no soy una vaca, ni una ballena.
—Pero estás gordito, debemos admitirlo— Se burlo él también.
Mis ojos se aguaron y mi labio tembló. Las risas de todos se apagaron y Ashley que era el único serio, suspiró.
—Mierda.
—¡Ya lo han hecho llorar!
—Jake detenlo.
—Oh, Jinxx—. Jake se me acercó, en cuanto los chicos comenzaron a gritar—. No llores, solo bromeábamos.
—No bromeen conmigo—. Me senté en el sofá y atrape un cojín poniéndomelo en la cara soltándome a llorar.
—La cagaron—. Reclamó Jake.
—¡Tú también le ofendiste! —. Escuché a Andy.
—Vale, todos somos culpables, pero no debería echarse a llorar.
—Las hormonas lo tienen así—habló Jake—, no es que queramos. Saben que Jinxx siempre ha sido muy llorón—. Intensifiqué mi llanto.
—¡Tonto, lo has hecho llorar más!
—Se le pasará, tiene cambios de humor terribles… —se calló un momento y escuché murmuros, pero no entendía que decían—, Jinxx, ¿Quieres pizza?
Me quité el cojín de la cara y me sequé las lágrimas parándome enfrente de ellos, tratando de sonreír un poco.
—Vale.
—Les dije—. Murmuró Jake.

~Mes 6~

—Ahora, no quiero que te levantes ¿escuchaste? —Me empujó contra la cama.
—¡Pero, Jake! ¡Quiero ir!
—No, yo no quiero, y si te levantas te follo hasta que abortes—. Me quedé callado y me hice chiquito en la cama—. Así está mejor.
—Uhm.
—Voy a ir por nuestras guitarras al estudio y tú no te mueves aquí—. Me palmeo la enorme barriga que tenía y beso mi cabello para luego salir de la habitación.
Me quedé acostado en silencio, hasta que oí la puerta de la entrada cerrarse y el sonido del coche. Casi celebré y con todo el cuidado del mundo, me levanté de la cama.
Estiré mis brazos seguido de acariciar mi vientre, vaya que lo tenía enorme. Caminar en mi estado era la tarea más difícil del mundo, sin mentir. La espalda siempre me dolía y me cansaba con mucha facilidad, pero aún así yo no quería estar todo el tiempo en cama como me obligaba Jake. Me aburría mucho ahí. Caminé fuera de nuestra habitación como un pato y bajé las escaleras con extremo cuidado, parecía un anciano.
Me dirigí a la cocina en busca de algo rico para comer y quitarme el aburrimiento. Sí, comía cada vez que estaba aburrido, y como la mayor parte del tiempo estaba aburrido… Revisé los estantes, sólo encontrándome con comida sana que Jake había comprado para que yo la comiera, y claro no lo había hecho. Por eso permanecía ahí. Bufé molesto, buscando más a fondo y nada. ¡Nada! No había absolutamente nada comestible —para mí— Abrí el refrigerador y me encontré con lo mismo. Nada. Hice berrinche de niño pequeño al quien lo le quieren comprar su juguete favorito y me resigné al final. Después de todo cuando Jake volviera le pediría que me comprara pizza. ¿Pueden creer que la pizza aún no me hartaba?
Giré mi mirada y vi un marcador descansando en la pequeña mesa del comedor, marcador que Jake a veces utilizaba aunque no sabía precisamente para qué. Me encogí de hombros y caminé hasta él, tomándolo con una de mis manos. Alcé un poco mi playera, y empecé a dibujar algo en mi barriga.
Nos dibuje a los tres. A Jake, a mí y a nuestro bebé. No soy un gran dibujante así que todo se basaba en palitos y bolitas. Pero era precioso, y eso no se podía dudar. Con la lengua de fuera y con los ojos entrecerrados, apoyando fuerte el plumón sobre mi mano, dibujé lo mejor que pude a nuestro bebé. La punta del plumón era gruesa, pero con concentración salió perfecto. Casi me aplaudí cuando lo termine.
—Le falta algo…—Me rasqué la cien con el reverso del plumón y pensé, mordiéndome el labio—, ¡Oh! Ya sé.
Coloqué la punta del plumón debajo del dibujó y comencé a escribir “Mi familia”.
La puerta de la entrada se abrió y se cerró tan fuerte que me asuste haciendo que la “L” subiera y rayará a quien era yo en mi dibujo. Me molesté y quería llorar.
—Jinxx.
—¡¡Jake!! —Estaba por bajarme la playera pero Jake ya me estaba viendo con una expresión entre, seria, molesta y divertida. Solo dios sabe como puede él hacer eso— Pensé que tardarías más… ya sabes.
—¿Qué carajo estás haciendo?
—Yo, uhm, nada, ya sabes—. Sonreí de medio lado, pasando el plumón detrás de mi cuerpo.
—Te dije que te quedaras en cama—. Se acercó a mí—. Y ¿Qué carajo es eso? 
—Nada—. Me bajé la playera que era tallas más grandes que la mía, pasé de Jake y caminé al sofá sentándome con las piernas arriba. —Quiero pizza.
—¡Jinxx! Ya basta de pizza.
—¡No! Aprovechemos los cupones que te han dado por regresar casi a diario a la pizzería—Dije feliz—. Quiero pizza.
—Pero si hay cosas en la cocina, demasiadas cosas, ricas, deliciosas y sanas, basta de pizza.
—¡Que no! Pizza, pizza, pizza.
—Creo que nuestro bebé, en vez de ser una marciana combinación de nosotros, saldrá con cara de pizza.
—¿Marciana? Eres un tonto—. Me crucé de brazos por arriba de mi barriga, dejando descansar en ella el peso de ambas, y negué con la cabeza.
—Oh vamos Jinxx, es extraño —lo miré mal.
—Yo sé, pero no hay porque decirle marciana —Jake rodó los ojos.
—Bueno, bueno —se sentó a un lado de mí y acarició mi vientre con cariño, yo desvié la mirada ignorándolo—. No te enojes.
—No estoy enojado.
—Está bien —Jake alzó un poco mi playera para acariciar mi piel con sus dedos, yo lo miré—. ¿Qué es esto?
—¡Nada! —Tomé el filo de mi playera para evitar que la alzara.
—Déjame ver, Jinxx —tironeó y la levantó por completo—. Oh…
Jake observo mi dibujo mal hecho con una ceja alzada, empezó a reír y delineo cada dibujo con su dedo, yo me sonrojé.
—¿Para esto te dejo solo en casa, ah? —rió y continuó delineando los dibujos, para al final sonreír con ternura. Sonrisa que guardaría en mi cabeza para siempre, he dicho. —Yo… sólo estaba aburrido —fue lo único que dije.
—Me doy cuenta —alzó la mirada de mi vientre con tinta y besó dulcemente mis labios.
Nada para intensificar, más bien para transmitir todo lo que sentíamos a través de él. Disfrutando del contacto y de los labios del otro, sintiendo el calor. Sonreí del beso y lo tomé de la nuca, acercándolo un poco más a mí.
—Eres muy lindo, Jinxx —sonreí y besé la punta de mi nariz.
—¿Te sigo gustando? —Jake frunció el entrecejo en una cara de ‘no te entiendo hombre’, yo me sonrojé—. Ya sabes, por como estoy…
—Jinxx, tú siempre me vas a gustar, estés como estés —dejó un besó en mi frente que me hizo cerrar los ojos, disfrutando de éste.
—¿Lo prometes? —pregunté en un murmuro.
—Lo prometo —Jake acarició mi cabello.

~Mes 7~

—No puedo abrazarte—. Pataleé en el suelo, en manera de berrinche.
—No hagas eso—Frunció el ceño y se acercó a mi—, claro que puedes, mira—.Me abrazó por la espalda.
—Pero así no te veo el rostro, y yo quiero verte, y oler tu cuello, amo oler tu cuello.
—¿Mi cuello?
—Huele taaaaaaaaan varonil.
—Oh ¿Ya no tienes los molestos ascos, cierto? —Negué con la cabeza—Eso es genial, ¿puedo traer aromatizantes?
—No Jake, ya no hacen efecto para mi sistema, pero al bebé sí, los ascos solo duran los primeros meses, supongo.
Jake se encogió de hombros y se sentó a mi lado cambiándole a la T.V
—¡Hey! Veía la televisión.
—No, veías novelas y eso es insano.
—¿Insano?
—Por dios Jinxx, es demasiado drama, me enfermas.
—Tú me enfermas más a mi...  — Le enseñé la lengua—, ya sabes, tus dietas, tus cuidados, no puedo hacer nada, ¡Me aburro mucho, Jake!
—Ya gordito, ven aquí—. Antes de que pudiera reclamar el que me llamara gordito, Jake me jaló bruscamente hacía él y me colocó de espaldas sobre su pecho—. No hagas berrinche y no frunzas el ceño—. Coloco dos dedos entre mis cejas y masajeo—. Mejor.
Me recargué en su hombro y cerré los ojos, Jake respiraba pausadamente y escuchaba como su corazón latía. Me emocioné por un momento y sonreí mordiéndome el labio, pues eso mezclado con ambas manos de Jake sobre mi barriga acariciándola. Estaba por quedarme dormido cuando sentí un tirón en mi vientre.
Fruncí el ceño a punto de regañar a Jake por haberme hecho cualquier cosa, pero me sorprendí al abrir los ojos y ver que él bajó la mirada.
—¿Sentiste eso? — Me preguntó.
—¿No fuiste tú? —Negó con la cabeza.
—Nuestro marcianito está dando pataditas—. Dijo con emoción que casi parecía quería abrirme la panza y sacar a mi bebé de ahí.
Y otro tironcito más.
—¡Oh Jake! ¡Nuestro bebé!— Y sin poderlo evitar, me solté a llorar como loco de la emoción y felicidad.
—Jinxx no llores, no ahora —Jake acarició mi vientre con cariño.
—¡Es de felicidad, idiota! —reí y puse mis manos encima de las suyas, prestando atención. Y una vez más un tironcito se hizo presente después de un tiempo. Ambos sonreímos como memos de oreja a oreja. Como si lo que estábamos sintiendo fuera lo mejor del universo, y lo era.
—Joder, joder, joder, joder —murmuró Jake, depositando un beso en mi cabeza—. Jinxx.
—Lo sé —seguí llorando con una gran sonrisa plasmada en mi rostro. Me limpié las lágrimas con ambas manos.
—Será un niño —opinó Jake. Giré mi cabeza para mirarlo.
—¿Por qué lo dices?
—No lo sé, pero lo será —reí.
—Sea lo que sea, lo amamos mucho.
—Mucho —besó mi mejilla y ambos volvimos a prestar atención a mi vientre. Jake acariciándolo con cariño y yo dejándome hacer con las mejillas rosadas. Este momento era de lo más perfecto, y no quería que terminase nunca.
—Jake, te amo —dije sin venir al tema, el se detuvo y me miró. Puse mis manos encima de las suyas.
—Jinxx, te amo más joder —besó mis labios y justo en ese momento otro tironcito más apareció, ambos sonreímos en el beso.
—¿Esta feliz? —pregunté rozando sus labios con los míos.
—Lo está —me beso de nuevo y yo cerré los ojos. Claro que estaba feliz, feliz de que nosotros dos nos quisiéramos tanto. Y de que lo quisiéramos tanto a él.
—Ya quiero que nazca, Jake.
—Y yo, pero todo a su tiempo —asentí. —¿Y cómo lo llamaremos?
—Hmm, no había pensando en eso —Jake dejó los mechones de mi cabello que me cubrían el rostro detrás de mi oído—. No creo que importe mucho.
—¿Qué no? Será el nombre de nuestro hijo o hija, claro que importa —inflé las mejillas.
—Sí bueno, pero es algo que debemos pensarlo bien, no solo porque un nombre suene cool, será el que lleve toda su vida… —Yo le di la razón—. Si es niño quiero que se llame Mark, como mi papá—. Casi me río de lo poco que casi me convence, pero negué con la cabeza y lo besé.
—Ya y si es niña Carolyn como tu mamá.
—Sabes.
—No Jake, ¿Y yo qué? ¿A caso tú te llevas el crédito?
—Pues digamos que sin mí, no te hubieras embarazado—. Infló el pecho y me coqueteo con las cejas.
—Y sin mí, no estarías esperando un hijo o hija—. Lo callé y reí en su cara.
—Primero lo pensamos.
—Me parece bien.
Y otro tironcito más.

~Mes 8~

—¡Hijo de puta!
—¿¡Qué!?
—¿¡Por qué no me lo habías dicho!?
—¡Sí te lo dije! ¿O no fue a ti?
—Pero si serás bestia. ¡Abre la puerta!
—No, me castrarás y me sacarás a mi bebé. ¡Déjame! ¡Vete!
—Joder Jinxx, que soy tu hermana, abre la puta puerta.
—¡Que no!
Y así estábamos. Jake no estaba en casa, de nuevo había ido por pizza para mí. ¡Oh, pizza! Pero entonces llegó la loca de mi hermana a derrumbar la puerta. No sé, como se ha enterado si yo no se lo eh dicho, pero conociéndola, va a castrarme, dejando mis jugos gástricos regados por el suelo.
—¡Yo sé donde guardas las llaves de repuesto!
—¡No! —Abrí la puerta y luego me quedé pensando—. ¡Mentirosa, nosotros no tenemos llaves de repuesto!
—Pero me has abierto—. Me gritó y me tomó del camisón enorme de mujer que llevaba puesto y me arrastró al interior de la casa. Tragué saliva. —¿Por qué no me lo dijiste?
—¡Te lo dije!
Ella me soltó en el sofá y se sentó junto de mí.
—Claro que no, Jinxx. ¡Joder, pude haberte ayudado en muchas cosas! Yo ya pasé por eso —me reclamó y yo rodé los ojos.
—No fue necesario, ya vez —señalé mi vientre—. Estoy de maravilla.
Mi hermana tomó el cuello de mi camisón y me jaló hacia ella, mirándome con sus ojos asesinos que desde que era niño me dieron miedo.
—¿¡Para eso somos hermanos!? —Achinó los ojos, completamente histérica—. ¿Para que me estés ocultando algo tan importante?
—No te lo oculté, pensé que te lo había dicho —dije en mi defensa y ella me soltó, para después suspirar y tratar de tranquilizarse notando mi estado. Acomodó un poco su cabello.
—Bueno, está bien —puso ambas manos sobre mi vientre—. Oh, hola bebé, tienes al padre más hijo de puta del mundo.
—¡Deja de decirle eso a mi bebé! Sólo lo olvidé, cielos… —Ella me miró fijamente. —¿Y mamá? —Casi me ahogué con mi saliva—. Sabes lo sobre protectora es contigo… su ‘bebé’ —hizo comillas con los dedos. Yo le miré con miedo.
—No, joder, no se lo digas.
—¿Entonces cuando se lo dirás, ah? —ella alzó ambas cejas esperando una respuesta que no estaba cien por ciento seguro de dar.
—Hmm, después…
—¿Después cuándo?
—¡A joder contigo, deja de molestarme!
—Sólo he venido a ver como estabas —se cruzó de brazos—. Pero claro, eso me saco por preocuparme por mi hermano.
Ignoré eso ultimo que me dijo y volteé a verla con un poco de odio.
—¿Cómo te has enterado tú?
—¡Haz salido en televisión! ¿Sabes? Por eso eh venido, a mi no me has dicho nada y tú sales el televisión paseándote.
—¿Qué? — Casi me desmayo, pero colocándome una mano en la frente y cerrando los ojos con fuerza, me controlé—. ¿Qué dices? ¿Televisión?
—Era broma. Jake me lo dijo hace unos días. Hombre Jinxx, calmate, realmente te afecta eso del embarazo, te has puesto pálido y respirar horrible.
Estaba hiperventilando y según el doctor dijo que no debía preocuparme de nada. ¿Cómo quería que no me preocupara de nada? Jake hijo de puta.
—Quiero agua.
—¿Se supone que soy tu sirvienta?
—No, pero me has causado un susto de muerte. Tráeme agua.
—Cuando tu le digas a mamá que estás embarazado.
—No, me niego. ¡No le diré, debes apoyarme!
—¿Sabes como se pondrá cuando sepa que estás embarazado?
—Por esa razón, me niego a decirle algo. No, no y no, no le digo. Incluso planeo decirle que… adoptamos un bebé.
—Ya, ¿y si viene de visita?
—Nos jodemos todos.
—Jinxx…
—Por favor, no se lo digas a mamá, soy un mal hijo y me iré al infierno—me tiré al suelo—, pero no soportaré que mamá me odie, me odiará, y si se lo digo igual lo hará por esperar ocho meses para decírselo, no se lo digas por favor.
—¡¡Jinxx!! — Entró Jake a la casa mirándome en el suelo tirado. Y mi hermana en vez de levantarme, se empezó a reír como loca. —¿¡Qué pasó!?
—Mamá—. Murmuré.
—¿Qué? ¿Ha venido? — Negué con la cabeza y mis ojos comenzaron a aguarse. De nuevo. —Tranquilo Jinxx, todo está bien, no va a matarte.
—¿Cómo puedes asegurarlo?
—Bueno —Jake se rascó la nuca y como que lo pensó un momento—, siéntate primero.
Así lo hice, pero me pesqué de su brazo, haciendo que él se sentará conmigo.
—Ella ya lo sabe, Jake también se lo ha dicho antes—. Y mi hermana se echo a reír.
A mí me empezó a temblar el labio inferior, estaba a punta de echarme a llorar de nuevo. Jake me miró con cara de preocupación.
—Jinxx, tranquilo…
—¡Te odio! —lo golpeé los hombros—. ¡No debiste hacerlo!
—Jinxx, joder —tomó mis muñecas—. No te matará. No lo tomó tan mal.
—¿E-en serio?
—Bueno, dijo que me cortaría la polla en cuanto me viera —abrí los ojos de manera exagerada—. ¡Pero de ti no ha dicho nada! Eso es una buena señal, ¿no?
—Oh, tú querido hijo quedará sin padre —se rió mi hermana y Jake volteó a verla serio, haciendo que se callara de una vez—. Oh, tranquilo…
—Jake —lloriqueó—. De seguro me odia. —No, no te odia, Jinxx, es tu madre —me apoyó él. —¡Me odia!
—Oh, por cierto, dijo que iba a venir —interrumpió mi hermana, haciendo que mi corazón latiera a un ritmo acelerado que no era normal, no lo era. —Jinxx, no puede ser tan malo.
—¿¡No!? Jake, mi madre siempre ha renegado de ti, ¡va a matarte! ¡Y de paso va a matarme a mí!
—No, no lo hará —Jake me acarició el cabello tratando inútilmente de tranquilizarme, yo le aparté de un manotazo y él suspiró—. Estará feliz por los dos.
—En eso estoy de acuerdo, mamá es una excelente abuela con Bailey —opinó mi hermana de nuevo, sin que nadie la llamase.
—Además—Jake se aclaró la garganta—, le pedí que no hablara a la casa hasta yo decírtelo, aunque estoy seguro está pegada al teléfono.
—¿A quien más le has dicho?
—Pues a los chicos, tu mamá, tu hermana, mi padre, y mi hermana—. Contó con los dedos—. Nada más, creo.
Asentí con la cabeza y me resigne a que los demás opinaran por sobre mí.

~Mes 9~

Jake y yo estábamos sentados en la cama, viendo una película, en la que una chica fingía estar embarazada para mantener su empleo y mantuvo la mentira durante nueve meses hasta que la descubrieron.
—¿Cómo pudo? — Me abracé a Jake.
—Jinxx, no vayas a llorar—. Me amenazó sobando mi barriga.
—No lo haré, pero imagínate, fingir un embarazo. No es tan hermoso como sentirlo.
—Pero lo hizo por su trabajo.
—Es cruel—. Jake asintió.
Una imagen apareció en la pantalla y era tan graciosa que ambos comenzamos a descojonarnos de la risa descontroladamente, tanto que la barriga comenzó a dolerme. Me fui tranquilizando poco a poco para que ya no doliera y me acomodé mejor de entre las piernas y los brazos de Jake.
Pero no fue así, el dolor cada vez se seguía haciendo más fuerte en mi parte baja y un tirón demasiado fuerte —diferente a las pataditas de nuestro bebé— me hizo apretar los dientes. Jake seguía riéndose y no me hacía caso.
—Jake, Jake— le jalé del pantalón de pijamas para que me volteara a ver, pero estaba tan privado riéndose que poco podía verme. —¡Jake, duele!
—¿Qué cosa? — Dijo entre risas.
—¡El bebé!
Se calló y se me quedó viendo serio. Tan serio como siempre que creí me regañaría.
—¿El bebé? ¿¡De que rayos hablas!?
Solté un alarido de dolor y me encorvé abrazando mi barriga.
—Duele, duele, duele, bebé, me duele.
Jake se paró corriendo de la cama cargándome en sus brazos, tomando las llaves del auto y saliendo corriendo de la casa.
—Aguanta un poco, un poco más.
Negué con la cabeza y me solté a llorar.
El dolor era insoportable, casi parecía que me estuvieran arrancando un trozo de piel en vida. Joder, ¿cómo era posible que las mujeres pudieran tener tantos hijos? ¡Dolía como los mil demonios! Solté varios alaridos de dolor.
Jake me dejó con cuidado en el asiento del auto.
—Vamos Jinxx, respira
—¡Estoy respirando, imbécil! ¡Duele!
—Yo sé, yo sé
—¿¡Qué mierda vas a saber!? —lo interrumpí, llevando mis manos a mi vientre, cerrando los ojos y aguantando el dolor.
Jake suspiró y cerró la puerta para enseguida correr hacia el haciendo piloto y arrancar el auto.

***

Abrí los ojos con dificultad y me removí un poco, el cuerpo me dolía demasiado y estaba verdaderamente exhausto.
Estaba en una habitación del hospital, que estaba vacía, sólo estaba yo ahí, descansando. Cuando habíamos llegado, el doctor nos atendió de inmediato. Jake estuvo conmigo a todo momento, y se lo agradecía.
Siempre pensé que sería como en las telenovelas, que Jake se desmayaría al momento del parto, pero no lo hizo, permaneció siempre con la mirada sería con la que nació y demasiado ansioso por que todo saliera bien. Y salió.
Cuando escuché el llanto de una pequeña criatura empecé a llorar de felicidad, no me lo podía creer. En ese momento empecé a rogar que me lo dieran ya, que lo pusieran entre mis brazos, pero los hijos de puta se lo llevaron sin siquiera dejarme verlo bien. Ambos nos alarmamos por eso, pero en seguida nos tranquilizamos cuando el doctor nos dijo que había nacido muy sano.
Ahora estaba aquí, medio parapléjico y preocupado por mi bebé. La puerta se abrió, haciendo me mirar hacia esa dirección.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó Jake, sonriéndome y escondiendo algo tras de él.
—Con dolor —respondí riendo leve.
Me hice hacia delante —solo un poco— y ladee la cabeza para ver tras de él, pero se giró haciendo que yo no viera nada.
—Au, me han cosido como trapo viejo.
—No, lo han hecho Jinxx, deja de exagerar. ¿A caso preferías el parto natural? —Negué con la cabeza. —Lo vez.
—Y ¿sabes? Estoy feliz de que la panza ya no me sea impedimento para volver a abrazarte pronto… ¿Qué traes?
—Uhm, algo.
—¿Mi bebé? ¿Niña o niño?
—No lo sé. Y nop. Yo ya le eh visto y es un bebé precioso. Pero eh decidido que no voy a decirte hasta que lo descubras tú mismo.
—Por favor, en estos momentos, envidio ser tú.
—No lo hagas—. Movió su brazo y detrás de su espalda sacó un pequeño ramo de rosas blancas y rojas.
—No me eh muerto—. Bromeé y cuando estiro su brazo para dármelas, lo tomé y lo jalé hacia mí y me pasé golpeando la sutura— ¡Ah!
—Tonto, ¿Estás bien?
Asentí con la cabeza y sin esperar a que el dolor se me bajara, lo acerqué a mí besándole con euforia haciendo que las rosas cayeran por mis pies. Ahora me constaba que le amaba más que antes.
Sabía que nuestro amor era taaaaaaan grande y fuerte que nos había dado un hermoso bebé que por cierto me moría de ganas por ver.
Jake y yo, casi no estábamos comiendo la boca y no era para más, hacia nueve meses exactos que no teníamos sexo. Me negaba rotundamente a que me tocara. Jake era muy violento cuando de sexo se trataba, me provocaba hemorragias y a veces no podía ni levantarme de la cama, así que esta vez eran muy notorias las ganas de ambos por tocarnos. Jake estaba medio encorvado hacia mí y yo solo levantaba lo más que podía mi rostro para besarle.
Dos toquidos en la puerta nos hicieron romper el beso y nos giramos hacia la misma dirección con los labios hinchados.
—¿Sí? —. Reí levemente al ver la cara sonrojada de la enfermera ahí.
Sin decir nada, pasó a la habitación con un bultito de mantas entre las manos y yo me emocione.
Jake colocó una mano en mi hombro para que me tranquilizara pues notó mis ganas de querer pararme y salir corriendo.
—Aquí esta su bebé —la enfermera se acercó a mí con los cachetes rojos y me dio con mucho cuidado el pequeño bulto de sabanas rosas, lo tomé con extrema precaución pero sin quitar la emoción que tanto sentía. Lo cargué y le descubrí levemente la carita, cubriéndome la boca con una mano de la emoción que sentía.
—Es… es precioso —murmuré y acaricié con toda la delicadeza del mundo su pequeña carita. Era tan suave y su piel era tan blanca como la mía y la de Jake. Tomó uno de mis dedos con su diminuta mano y yo sonreí de oreja a oreja. Era el bebé más hermoso de todo el jodido universo. Iba a llorar, pero me contuve para que la enfermera —quien seguía ahí— no me mirara. Jake rodeó mis hombros con uno de sus brazos y se sentó en un espacio de la cama a un lado de mí. Me hizo una caricia en el cabello.
—Preciosa —corrigió Jake y yo lo miré. Después me di cuenta que era demasiado obvio por las sabanas rosas y me golpeé mentalmente—. Carolyn.
Reí.
—Sí, sí, claro —lo ignoré y continué prestando mi total atención a mi pequeña, Jake se acerco a mí y ambos la miramos atentamente con una sonrisa. Murmurando cuando la amábamos, lo importante que era en nuestra vida y lo hermosa que era. Aunque está claro que no nos entendía un carajo. Aún así no nos importaba, estábamos demasiado felices. La enfermera nos dio privacidad y salió por la puerta, dejándonos solos.
—Se parece a mí —opiné sonriendo, Jake me miró.
—Aún es muy pequeña para decir a quien se parece —reclamó. —Pero tendrá mis ojos cuando los abra, a que sí —reí y Jake sonrió.
—Ojalá —Jake me besó la mejilla y yo me sonrojé. Ahora no podía faltar más, ya éramos una familia.

El doctor entró con un par de hojas en sus manos y con una sonrisa de oreja a oreja.
—Vaya, ya se las han traído—. Negó con la cabeza y sonrió.
—¿Cuándo podemos irnos? —Pegunté ansioso.
—Pronto. Pero antes debo comentarles algo, pero no teman, no es algo malo, quizás les agrade o podemos impedirlo, como ustedes quieran, es su decisión—. Me acomodé mejor en mi lugar y Jake tomó mi mano libre—. Existen posibilidades de que el joven Ferguson pueda tener unos bebés más. Quizás uno o dos, pero la probabilidad de que eso suceda es grande. Claro que además es riesgoso. Así que si ustedes quieren hacer su familia más grande, podemos recetar pastillas con ácido fólico y hormonas.
—¿El ácido fólico no es para cuando el óvulo es fecundado? — Preguntó Jake. El doctor asintió—. ¿Tan pronto?
—¿Quién dijo que pronto? — Respondí yo.
—En caso de que no quieran más hijos, podríamos realizar operación.
—No, me niego, quiero más.
Jake rió contento, soltó mi mano y el doctor asintió despidiéndose y saliendo por la puerta, cerrándola para mayor privacidad para los dos, o mejor dicho para los tres.
—Los chicos están aquí y pueden pasar—. Dijo Jake y yo asentí, viendo a mi bebé dormir, moviendo la boca como si fuera amamantada. —Por favor que no te de la crisis maternal, es horrible. Cuando le ha dado a Sarah, no dejó de llorar por horas.
—Necesitamos leche de fórmula, ya—. Reclamé y fruncí los labios.
—Por ahora no Jinxx, es peligroso, debemos esperar un poco, le diré a los chicos que pasen—.
Jake salió de la habitación y yo me quedé con mi bebé. Una nena hermosa, tan hermosa. Era la bolita de carne más adorable que mis ojos hayan visto y lo mejor de todo: era mía y de Jake. Comencé a llorar silenciosamente, mientras acariciaba su rostro con las yemas de dedos, tratando de no ser tan brusco, pues su cuerpecito aún era demasiado frágil.
—¡Jinxx!
Me sobresalté y vi a Andy corriendo con los brazos abiertos hacia mí.
—Oh ¿El pequeño Andy está aquí? ¿Ah? ¿Ah? — dijo refiriéndose a mi bebé.
—No, y como te dije no le llamaría Andy si fuera niño.
—¿¡Es niña!? — Gritó CC.
—Cállate bestia, está durmiendo—. Le reclamó Jake que venía con Ashley atrás de él.
—Lo siento.
—Vale—. Dije vacilando.
—¡¡Haberla!! — Corearon los tres y rodearon la cama para ver a la bebé en mis brazos. —¿Cómo se llama? — Hablaron de nuevo.
—No…
—Carolyn— Respondí mirando a Jake. Él se emocionó tanto que quitó a Andy de mi lado y se acercó a susurrarme un suave ‘te amo’ en el oído.
—¡Oh, como la madre de Jake!
—Es hermoso.
—Lo es.
Yo asentí y sonreí besándole los cabellos recién nacidos de su cabecita a mi bebé y tome fuerte la mano de Jake. Él me devolvió el gesto y se sentó aun lado de mi rodeándome por la cintura con su brazo fuerte.
En una cama de hospital y cero romántico y feliz. Pero así comenzaba nuestra nueva vida como familia.
Ahora nos tocaba ser padres por el resto de nuestra vida.


   

    Nota: Por primera vez Rubí y yo escribimos algo sin violaciones a Jinxx y un Mpreg. Fue tan  divertido y lindo. Esperamos tenerles alguna otra cosa pronto. Gracias. Un beso*-*

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