¿Quien?

Hoooly c:

Solo quiero decir que no salió tan... wow(?) y que los dialogos son muy crudos. No lo recomiendo, 

incluso parese algo sadomasoquista(?) y no es la gran cosa. Por cierto, ni yo sé que mierdas escribí. 

Si les gustó comenten acá abajo. No creo volver a escribir un Gandy pues siento que quedó pésimo 

pero ya veremos pues. Besos(?)

Gandy: Gerard Way/Andy Biersack.

Los besos y los abrazos no se hicieron esperar. Ambos cuerpos jadeantes y ligeramente sudados, enredaban sus piernas intentando avanzar con rapidez por el pasillo, chocando con innumerables muebles que se atravesaran en su camino. Un cuerpo chocaba contra la pared y era dominado por el otro, hasta que se ejercía la fuerza suficiente como para cambiar de posición.

Andy empujó el cuerpo sobre él por los hombros, intentando separar sus labios pues el aire en sus pulmones estaba agotándose.

—Mierda. — La voz que salió de su garganta casi le ahogaba, la palabra dicha le quitó todo el airé de los pulmones haciéndole toser bajito. Tomo una nueva bocanada de aire y al instante sintió como era tomando de la nuca para volver a fusionar los labios con los de aquella persona especial.

Colocó sus manos en las caderas de su pareja y tiró de ellas hacia atrás, arrastrando así al cuerpo que le aplastaba contra el borde de una mesa de adorno. La puerta detrás de aquel cuerpo, fue abierta con una mano que así como soltó las caderas para realizar la rápida maniobra, volvió a colocarla en el mismo sitio empujando en dirección hacia la cama.

El pelirrojo sintió que era empujado con demasiada fuerza que de repente se sintió abrumado. Colocó un pie más atrás de lo usual como para seguir retrocediendo pero no lo hizo. Tensó la pierna y con la que tenía más adelante, se impulsó para detener así el cuerpo que le empujaba con desesperación.

—No. — Murmuró y atacó los labios del contrario, girando esta vez, llevando el mando sobre el pelinegro que se dejó hacer de momento.

La palabra sexo estaba grabada en sus frentes con el sudor que comenzaba a aparecer por el calor en ambos cuerpos. La fricción que hacían al hacer chocar las entrepiernas les subió la sangre a las mejillas, provocándole una oleada de bochorno que era necesariamente ser controlada a base de sexo. Y esa sería su primera vez como pareja.

Gerard terminó de empujar aquel delgado cuerpo que tenía en su frente y sin separar los labios tan siquiera para respirar, le recostó en la cama (que más bien pareció un empujón) con urgencia, en donde ambos comenzaban a pelear por mantener uno el control sobre el otro.

Andy tomó la camisa de Gerard y tiró de ella haciendo que los pequeños botones que la mantenían completamente cerrada salieran rodando cayendo entre las sabanas que comenzaban a ser revoloteadas y hacia el suelo llegando hasta chocar contra la pared. Tiró de ella y la quitó aventándola lo más lejos que pudo, intentando concentrarse un poco por la excitación en su cuerpo.

Gerard tomó la playera negra entallada que tenía el pelinegro y tiró de ella hacia arriba quitándola, logrando así separar sus labios unos microsegundos para regresar a ese beso húmedo que le estaba provocando más y más. Con más fuerza de la prevista, logró ponerse sobre el delgado cuerpo que gemía sobre sus labios al provocarle unas fuertes fricciones constantes sobre los pantalones. Acarició el pecho desnudo y nada musculoso de Andy y dejó un par de besos esparcidos por la blanquecina piel apenas con unos cuantos tatuajes.

Las muñecas de Andy eran fuertemente apretadas contra el colchón. La fuerza que intentaba ejercer no hacia ninguna diferencia y pronto se cansó soltando un sonoro suspiro de derrota.

—Joder, ¿quieres soltarme? Me molesta demasiado. — Soltó algo parecido a un gruñido. Pero en realidad la voz le salió tan en susurró que más bien parecía una provocación; una invitación a probarle un poco más.

—Shh. No te muevas. Solo déjame… — Con una mano sostuvo ambas muñecas y la otra se dirigió hacia el botón del pantalón del pelinegro para quitarlo lo más rápido posible. Su mano temblaba descontroladamente y sentía que sería incapaz de lograr su cometido. Sentía que sería capaz de correrse con tan solo verle desnudo. Sacudió la cabeza y se concentró el lo que estaba por hacer—Oh. Esto.

—Suéltame mierda. — Pataleó Andy con fuerza, logrando soltar una de sus muñecas y arañando el antebrazo de Gerard con ganas. — ¡Quítate!

El pelirrojo al sentir la sangre bajar por su brazo, quitó la presión que tenía ejercida sobre las muñecas de Andy y se tumbó a un lado, gruñendo de dolor y a la misma ves fascinado al notar el rojo vivo manchar las sabanas blancas de la cama, por lo que no previó que el pequeño se le montaría encima ahora siendo él quien dominara la situación,

Se acercó a los labios de Gerard y les besó suavemente logrando revivir la calentura que por unos cuantos segundos había sido apagada por una pequeña lucha. Dejando eso de lado, abrió las piernas colocando cada una al lado del cuerpo del pelirrojo a quien le destellaban los ojos por lo que estaba viendo. No era lo que quería, pero sin duda, ese chico sobre él se estaba moviendo muy eróticamente.

—Don’t move. — Gruñó con fuerza Andy colocando una mano sobre el cuello de Gerard para mantenerlo en su lugar. Gerard rodó los ojos y formó un puchero en sus labios que daba a entender que estaba chocado. Andy se ofendió al instante. — Eres irritante.

—Cállate. — Gerard presionó las caderas de Andy intentando levantarle para volverle a recostar. La posición le incomodaba aunque tenía que admitir que era bastante erótica.

El pelinegro viendo las casi no tan claras intenciones del otro, presionó con fuerza su trasero contra la entrepierna de Gerard. Salió un gemido de la boca de ambos y el brillo en los ojos de Andy se intensifico.

Ambos chicos se miraron un par de segundos con el calor saliendo de su piel de forma más descontrolada para luego moverse desesperados, dirigiendo sus manos a sus propios pantalones, desabrochando y jalando con ansias, sacando sus zapatos al mismo paso que la tela que cubría sus pies, quedando así solo en unos delgados bóxers.

Los besos eran más grandes, casi parecía como si devoraran totalmente el rostro de la otra persona. El pelirrojo acarició por encima de la tela al pelinegro quien solo se pudo sostener de los hombros de su pareja para arañar y morder. Los espasmos le hacían curvear los dedos de los pies y la columna vertebral.

Gerard tomó el cintillo de aquella tela que cubría a su pareja y tiró de ella hacia abajo deslizándola con suavidad por la piel blanquecina de Andy quien facilitó la maniobra levantando las piernas. Las manos del menor viajaron al cintillo del contrario y realizó la misma acción solo que con más torpeza. Parecía que tenía el síndrome de Parkinson en ese momento. 

En cuanto ambos de libraron de toda la tela que les cubría el cuerpo, el menor abrió las piernas exageradamente, pasando sus manos por debajo de sus muslos colocándolas ahí,  sosteniendo sus piernas en esa posición y manteniéndolas así, para recibir lo que quería.

El color escarlata en las mejillas de Gerard se intensificó por la vista que tenía, sin embargo eso no estaba en sus planes. Sacudió la cabeza y se tumbó entre las piernas de su pareja sintiendo un calor más abrazador. Le encantaba.

—Hagámoslo ahora. —Murmuró Andy. Ambos asintieron.

Con torpeza realmente exagerada ambos chicos comenzaron a posicionarse de manera que ninguno de los dos estaba conforme. Más de una vez se golpearon o alguna patada fue dada, pero ninguno de los dos estaba bien. El problema radicaba en que ambos abrían las piernas.

Gerard y Andy se quedaron mirando y luego se fulminaron con esos ojos que totalmente lograban intimida a cualquiera.

—Estúpido. — Escupió Andy.

—Creo que no estamos coordinados. Creí que estaban claros nuestros roles. — Dijo Gerard en un tono que pretendía escucharse como sabio.

—Vaya, también me lo creía. — De mala manera, Andy se sonrojó y mordió su labio inferior. Se incorporó apoyándose en sus hombros y miró a la persona arrodillada en la cama a su lado. —Creí que yo sería… — carraspeó y bajó la voz lo más que pudo— ya sabes, el de abajo.

Gerard rodó los ojos y al igual, el blanco de su piel se coloró totalmente dejándole en evidencia.

—Yo también creí que lo sería.

Ambos se quedaron en silencio. La excitación seguía corriendo por sus venas, sin embargo ahora, los chicos se sentían completamente avergonzados e intimidados al exponerse completamente desnudos, asimilando aún que era la primera vez. Andy colocó una almohada en su entrepierna y Gerard jaló disimuladamente las sabanas, dejándolas caer justo donde su miembro se erguía orgulloso.

—Mierda. — Murmuró el pelinegro. «Todo echado a perder» Pensó. — ¿Y…?

—Porqué no mejor, nos turnamos algunas veces, ya sabes algunas tú, algunas yo. Creo que es más dinámico. — Gerard se tocó el puente de la nariz y luego bufó. Lo que acababa de decir se escuchaba completamente tonto e ilógico, sin embargo Andy pareció de acuerdo.

—Sí, creo que eso… puede funcionar, si. Sí.

El silencio que les invadió por un momento fue tan denso que ambos sentían que los hombros les comenzaban a pesar y que ninguna palabra para bromear podría romperlo. Pero eso solo era una fachada.

—¿Está bien si lo intentamos conmigo hoy? — Habló Gerard en un tono muy bajo que pretendía no ser escuchado.

—¿Cómo? — Preguntó Andy sin entender aún las intenciones del otro, pestañeando rápidamente algo extrañado.

—Tu sabes, yo, debajo de ti… oh, esto es vergonzoso. — Murmuró el pelirrojo.

—¿Y por qué tú primero? ¡Yo podría comenzar siendo el de abajo! — Gritó sin reparo alguno Andy con los ojos inyectados de desesperación. — ¡Yo tengo más fachada que tú!

—¿Más fachada de pasivo? ¡Lo creo totalmente! — El entrecejo del pelinegro se arrugó y gruñó en dirección a Gerard.

—¿Me estás llamando muerde almohadas?

—¿Lo ves? Tú te autoetiquetas.

—Jódete.

—Mira, sólo, un rato tú y un rato yo.

—¡Y yo primero! — Gritó Andy abriendo las piernas de nuevo dando la señal para que Gerard se acomodara entre ellas y entrara en él.

—¿Por qué tú primero? ¡Quiero serlo yo! — Gritó de vuelta el pelirrojo.

—¡¡Eres más grande!!

—Y tú más alto.

—¡Volvemos a lo mismo!

Ambos chicos se colocaron frente a frente, mirándose directamente a los ojos en señal de alerta y odio. La sangre hervía dentro de sus cuerpos y las erecciones aún se mantenían erguidas. Era extraño, pero normal entre ellos.

De un momento a otro. El odio quedó atrás, tanto Andy como Gerard bajaron la guardia y se unieron en un cálido beso que les hizo tumbarse de nuevo contra la cama, quedando ambos recostados uno frente del otro.

La fricción de las entrepiernas ardientes era tal, que ninguno pudo controlar el impulso de frotarse con fuerza logrando así correrse sobre el vientre mismo y del contrario.

—Mierda... Uhm. —Murmuró el pelinegro al sentir un espasmo recorrer su cuerpo indicandole que el orgasmo estaba llegando a su punto más alto.

Arañó la piel contraria a la suya, para luego dejarse caer entre las sabanas y enrollarse en ellas, sin importarle si su pareja quería seguir abrazado o no a él.

Gerard observó la escena y sonrió sin podérselo evitar. Al fin y al cabo no es como si les hubiera separado un poco más la discusión de momentos antes. Se tiró bocabajo en la cama y hundió la cara en una almohada comenzando a sentirse completamente cansado y muy tonto.

Ya tendrían alguna oportunidad para volver a discutir por quien sería el pasivo en la segunda, tercera o cuarta ocasión... Si es que lograban llegar a algún acuerdo.